1-1 Betis- Espanyol

Crónica de una sentencia anticipada

  • Con un gol en el descuento, el Betis arranca un punto final que no le vale para alentar sus opciones de volver a Europa

  • El grito de “¡Quique, vete ya!” fue lo único que ganó en un dividido Benito Villamarín

Darder se levanta para celebrar el 0-1 ante la desesperación bética.

Darder se levanta para celebrar el 0-1 ante la desesperación bética. / Antonio Pizarro

Fue bonito mientras duró. O mientras tocó. El romance del beticismo con Quique Setién, el hombre que tan guapo puso al Betis entre la segunda mitad de la pasada campaña y la primera de la actual, toca a su fin con la despedida virtual del sueño europeo. De nada sirvió ese arreón de orgullo final de sus jugadores, que rescató ante el Espanyol un empate que se antoja inservible para volver a visar el pasaporte en este mayo que entra. La fantástica volea de Feddal al techo de la portería de Diego López en el minuto 94 vino a hacer justicia con el juego, porque el Betis no mereció perder ni de lejos, pero deja al séptimo, el Athletic, a seis puntos más el average con nueve ya sólo por litigar. No es definitivo, pero a ver quién es el bético que cree en la empresa. Sonó a sentencia.

Otra sentencia había bajado desde los graderíos del Benito Villamarín, de nuevo semivacíos. Las tres derrotas seguidas, coronadas por el esperpento ante el Levante, había agotado la paciencia de muchos. Unos prefirieron quedarse en casa en esta calurosa noche de lunes, pero otros acudieron al final de la Avenida de la Palmera sin el ánimo para bromas. Y aunque no son ni serán pocos los béticos que jamás le retiren su aliento al escudo de las trece barras, los actores saltaron al prado heliopolitano con el ambiente cargado de un extraño aparato eléctrico. Y eso que no flotaba una sola nube.

Canales tuvo en sus botas rebajar la tensión muy pronto, a los dos minutos. Jesé, en su única acción positiva quizás, adelantó a Lo Celso, el argentino metió la bota justo en la línea de fondo y Canales chutó a portería, pero el joven lateral Pedrosa la sacó.

Un gol inicial, sin romper a sudar aún, quizás hubiera llevado el partido por otros derroteros más mansos. Pero de nuevo volvió a cobrar forma ese Betis artificioso y romo. Setién volvió a dejar en el banco a Tello. Volvió a ubicar como punta de lanza al discutido Jesé. Y por supuesto, dejó unas horas antes fuera de la convocatoria a Sergio León. En una concesión a la sorpresa, prescindió de Francis y le dio el carril derecho a Joaquín.

Al portuense se le escapó Pedrosa por el rincón pasado el cuarto de hora, pero Feddal se anticipó de forma providencial a Borja Iglesias. El marroquí fue el mejor de la defensa de nuevo. Y encima, evitó la derrota con su golazo.

El fútbol no deja de hacer irónicos guiños y uno de ellos llegó en la jugada que terminó de desatar la caja de los truenos en el Benito Villamarín. Corría el minuto 37 y Sergio Canales, el alumno aventajado de Quique Setién, el jugador que más y mejor le ha respondido durante la temporada, sin duda el refuerzo más exitoso de Lorenzo Serra en verano –y en invierno, por supuesto–, encendió la mecha de forma involuntaria al confiar demasiado en la calidad de su pie izquierdo. Quiso elevar la pelota por encima del espigado Borja Iglesias dentro del área de Joel para sacar la pelota jugada desde atrás, como siempre en este Betis, pero Guardado no pudo recibir el cuero. Dibujó una parábola muy corta Canales y Borja cortó la pelota, dribló a Joel y chutó a portería. Mandi la salvó bajo el larguero con el hombro, pero el VAR no tuvo que actuar ya que Darder no perdonó en el rechace con un latigazo al techo de la portería.

Ese 0-1 cayó poco antes de que la grada de Gol Sur recuperara parte de su animación habitual con el ingreso del sector que decidió protestar con la ausencia. Y la entrada de las banderolas verdiblancas no sirvió más que para soliviantar más al personal. Parte de la afición cargaba contra Setién, parte cargaba contra la que cargaba contra Setién, parte cargaba contra los que protestaron negándole el apoyo inicial al equipo y otra parte mostraba su innegociable respaldo a las trece barras, al menos mientras el partido estuviera vivo. Así se marchó el Betis al intermedio. Con el plebiscito ardiendo y el Benito Villamarín como una grillera.

Tras el paso por la caseta, los rayados en verdiblanco encerraron de forma gradual al Espanyol en su área. Tuvieron los barceloneses el 0-2 en el minuto 56, con una contra que condujo Marc Roca y acabó en un tiro cruzado de Melendo que Joel Robles desvió a córner con las yemas de los dedos.

Ya no asustaron más de rojo, a los que se le encendió la luz de reserva demasiado pronto. Wu Lei y Facundo Ferreyra, lejos de obrar como revulsivos, quedaron aislados arriba.

Feddal celebra el tanto del empate. Feddal celebra el tanto del empate.

Feddal celebra el tanto del empate. / Antonio Pizarro

¿Y el Betis? Joaquín apareció por fin desde su esquina predilecta con el apoyo de Mandi, que dio medio gol a Canales, quien evidenció que tiene la cabeza para crear fútbol del más exquisito. Su testarazo fue muy desviado.

Por el cántabro entró Loren en el 66, y nueve antes ya había ingresado Tello por Jesé. El marbellí tuvo un tiro franco, pero no encontró ángulo (81’) y el catalán dispuso de una falta parecida a la que aprovechó en Cornellà para acercar el triunfo bético, pero esta vez chutó a las manos de Diego López (69’). El acoso bético, acentuado con Lainez abierto a la derecha, halló el merecido premio en el misil de Feddal. Pero ya sólo hubo tiempo para que el grito de "¡Quique, vete ya!" le pusiera notas de triste balada a lo que un día fue poderoso allegro.

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