Real Betis

Alavés - Betis: Sin ir de verdad es imposible siempre (1-0)

  • El Betis dice adiós a la Copa en una doble demostración de impotencia en Vitoria, donde nunca se adaptó al tipo de fútbol que propone el Alavés y donde salió con cuchillos sin punta

  • El Betis tira la Copa en Mendizorroza 

Pezzella se lamenta tras el gol del Alavés.

Pezzella se lamenta tras el gol del Alavés. / L. Rico / Efe

El Betis no fue de verdad en Mendizorroza y sale despedido de la Copa del Rey al primer duelo con un rival medio sólido. Si ya siempre fue un torneo traicionero para aquellos que no van con todo, con la fórmula Rubiales es materialmente imposible. El equipo de Manuel Pellegrini no tuvo opción nunca ante un rival más fuerte y con un modelo con el que va a muerte. Jugar bien al fútbol requiere dominar todo tipo de situaciones, contrarrestar los estilos que propone el adversario y eso nunca lo hizo el Betis en Vitoria.

Ahora hablaremos de la falta de vigor que el chileno planteó en el pasillo central y la decisión de salir con cuchillos sin filo, pero lo primero es lo primero. El Betis sucumbió a un tipo de juego que está lejos de su modelo, pero el fútbol es el fútbol. García Plaza llevó el choque a lo que claramente le interesaba a los suyos: constantes duelos individuales, superioridad numérica en las bandas, transiciones al canto para estar en pocos segundos de un área a otra con balones aéreos, segundas jugadas, estar atentos a las caídas, el contrabalón, estar siempre cerca del rival antes de recibir... Ese fútbol no lo vio nunca un Betis que entregó las bandas –la derecha con Ruibal y Rodri fue una verbena para Javi López y Luis Rioja– y también el pasillo central, donde no hubo chicha con Altimira y un Marc Roca que vio pronto una amarilla que pesa como si fuera naranja en este tipo de fútbol.

Para rematar, Isco y Assane formaron un dúo de convidados de piedra. El malagueño nunca podía recibir con comodidad atosigado siempre por el de azul más cercano y así perdió el balón del gol que manda a casa a los béticos. Y el joven senegalés, con el que Pellegrini buscó explotar los espacios, demostró que no domina los registros de un delantero, convirtiendo, por tanto, una opción interesante en la banda con su potencia en un cero a la izquierda entre dos centrales de colmillo como Tenaglia y Rubén Duarte.Y además es que el guión se vio claro muy rápido. Para el Betis era clave mantenerse de pie en un arranque que se esperaba intenso por parte de los babazorros. Bajo esa llovizna clásica del norte que cala y cala, el partido fue muy pronto tirando a desagradable para los que acostumbran a disfrutar del estilo Pellegrini. Pero una vez que los verdiblancos se sacudieron el arreón inicial de los vitorianos, tampoco supieron imponer su ritmo en una primera parte más bien aburrida con dos equipos estudiándose más que otra cosa y con la premisa de mandar el balón cuanto más lejos de su propia área mejor.

El chileno había dispuesto además un equipo híbrido, con un centro del campo endeblito, con toque en tres cuartos y un Assane Diao fuera de sitio que dejaba en evidencia la situación actual de Borja Iglesias. Aunque la primera la tuvo el Betis en las botas de Ayoze, que en uno de esos balones largos que tanto se iban repetir se vio solo ante Owono, el heterodoxo portero alavesista.

Pero eso sería justo antes de los minutos más potentes de los locales, que estrellaron un remate al poste de Tenaglia en el saque trabajado de un córner sacado en corto para el centro de Luis Rioja. El extremo sevillano fue el más incisivo del Alavés en una banda que generó peligro con las incorporaciones de Javi López, indetectable tanto para Rodri como para Ruibal. Ejecutó un disparo bajo y cruzado que también inquietó al sistema defensivo de un Betis que se fue sacudiendo ese acoso de los de García Plaza aunque sin soltarse en ataque.

No era para fiarse. Las salidas de balón eran con ataques directos, saltando líneas a la mínima que fuera necesario tratando de buscar la velocidad al espacio de Assane. El senagalés e Isco trataron de buscar las cosquillas a la zaga local, sobre todo el malagueño en un pase largo de Altimira que acabó abortado por Benavidez ante la poca fe de su conducción hasta llegar al área escorado desde la izquierda.Pero entre el frío de la noche alavesa, la llovizna y el fútbol siempre difícil de contrarrestar del Alavés, el Betis no estaba cómodo en un duelo de constantes transiciones aéreas y sprints de área a área, con el peligro que conllevan. Así, Mendy tuvo que sacar un centro-chut con veneno de Javi López, última opción blanquiazul en una primera mitad que acabó con Ayoze a punto de aprovechar un peligroso bote en el área ante Sola y Owono.

En el descanso, y en ese fútbol de continua fricción, Pellegrini vio claro que debía sacar a Marc Roca del campo, aunque Carvalho no arregló mucho. El Alavés, además, había visto ya el filón en la superioridad numérica que generaban Sola y Javi López en sus subidas desde los laterales.

Estaba al caer la breva y llegó en un intento de salir del Betis. Este fútbol requiere lo que requiere y un balón a Isco de espaldas era una bomba. El resto era lo que ya se había visto. Esta vez Rioja por la derecha, una serie de rechaces –todos para los de azul– y el disparo colocado de Benavidez, quien tras recuperar mil balones también se pegó el gustazo de ponerla de lujo, acabó con un Betis ya sentenciado pese a los intentos en vano. Ayoze fue quien estuvo más cerca en un disparo cruzado que sacó Owono, pero sin pólvora ningún cohete explota. El Betis dice adiós a la Copa y lo peor es la sensación de que no fue de verdad.

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