Fresco el decisivo golazo de Sergio Canales a la sombra de la Alhambra inicia el Betis su andadura continental frente a un clásico que tiene en su palmarés una Copa de Europa. Llega el Celtic, el equipo de los católicos de Glasgow, el que con su uniforme rayado en verdiblanco inspiró a un bético para que su equipo adoptase esos colores. Punto de partida para una Europa League que el Betis inicia con el reparo que le abruma por los antecedentes.

Gran gala en Heliópolis, pues el visitante es de esos equipos de la Vieja Europa con mejor pasado que presente, pero un pasado tan brillante que hace que su cartel prevalezca. La cima de su historia la alcanzó en 1967 en Lisboa derrotando al Inter de Helenio Herrera en la final de la Copa de Europa, siendo aún el único equipo escocés en lograrla. Más fresca en la memoria, aquella final de Copa de la UEFA 2003 con el Oporto de Mourinho en el estadio sevillano de la Cartuja.

Actualmente ocupa la quinta plaza en la Scottish Premiership, que encabeza su gran rival, el Rangers, el equipo de los anglicanos de Glasgow. Y con esas credenciales comparecerá esta tarde en Heliópolis para contender con un Betis que recobró mucha carga anímica con el gol de Canales sobre la última campana de Los Cármenes. La emoción está servida y la incógnita que nos coge más cercana es la de cómo gestionará Pellegrini la ardua labor de dosificar al plantel.

La carga de partidos que viene es un problema que el chileno ha de ir resolviendo. Ya ver cómo retiraba de la pelea a Fekir en Granada o cómo eximió a Canales de una hora de fútbol son datos que mueven a pensar que esta tarde también habrá cartas en la bocamanga. Sea como sea, partidazo con una carga emocional fuerte el de esta tarde al final de la Palmera y con la inquietud que siempre rodea el universo Betis cuando de compartir lo doméstico con lo europeo se trata.