Real Betis

Un año de Setién

  • El cántabro celebra su primer aniversario al frente del banquillo bético con un buen puñado de aciertos y algunas sombras

  • Los triunfos en el Bernabéu y en el Pizjuán, para el recuerdo

Un año de Setién

Un año de Setién

Un año después de su llegada, el beticismo vuelve a disfrutar. Hace 366 días, el Betis presentaba a Quique Setién en sociedad como su nuevo entrenador, y con su llegada, la directiva veía sastisfecho un viejo anhelo. "Soy perfectamente consciente de la responsabilidad que asumo, de adónde vengo", resolvía el preparador tras su aventura en Las Palmas. El cántabro, en una temporada, ha devuelto la ilusión a una afición tan entregada como alicaída durante los últimos años, tras mamporros de todos los colores. Y ahora, gracias al dúo Setién&Serra, vuelve a dibujar una sonrisa en su rostro tras innumerables temporadas de sinsabores.

"Hemos logrado en una temporada lo que pensábamos lograr en tres", comentó el cántabro al sellar matemáticamente el pase a competiciones europeas la próxima semana tras la victoria ante el Málaga. Una campaña en la que la entidad, por fin, ha dado un paso para estar a la altura de la afición y en la que el cántabro se ha convertido en protagonista.

Muchas luces, alguna sombra con el mando de Quique Setién para, en definitiva, sacar una buena nota en su primer curso al frente del primer equipo verdiblanco. Desde la apuesta por la cantera, como nota positiva, hasta la eliminación copera como uno de los grandes puntos negros de este primer año.

Llegar, ver y convencer. Cuando alguien llega a un lugar, tratar de implantar sus ideas y motivar al resto es una tarea complicada. Pero Quique Setién ha sido capaz de suscribir todas estos matices con su discurso desde el seno del vestuario. El cántabro ha sabido guiar, cual pastor a sus ovejas, a sus jugadores por el camino deseado. Y el buen rollo en el equipo se nota y se contagia.

Ahora todos van a una. Son una piña, una familia. Están a muerte con el entrenador. Se empeñan en demostrarlo en cada declaración, en cada publicación de los medios propios del club a través de las redes sociales. Éste es un gran mérito que tiene como autor a Quique Setién y a su equipo. El cántabro ha sido capaz de generar una única conciencia y esa unidad se plasma sobre el césped.

Buena muestra también ha sido la conexión que ha sabido forjar con Joaquín. El portuense es un peso pesado dentro del vestuario y el cántabro ha sabido sacarle el jugo para que, a sus 36 años -el próximo mes de julio serán 37-, parezca vivir una segunda juventud. Y, claro, cuando en el vestuario ven esos guiños, esa estrecha y cálida relación, terminan por contagiarse de esta ola positiva que inunda los pasillos de la ciudad deportiva y el Benito Villamarín. No es para menos.

A nadie se le escapa que Joaquín es un futbolista que rinde a la perfección. También lo es Sergio León. Ambas son apuestas segudas. Su bagaje en Primera División es reconocido e, incluso, en el caso del primero, también fuera de nuestras fronteras. En cambio, cuando se habla de Fabián, la cosa cambia. Y es que el palaciego ha sido uno de los máximos exponentes de la confianza depositada por Setién en la cantera. El talentoso jugador, que debutó de la mano de Merino, regresó de su cesión en Elche como un futbolista hecho. Y por eso el cántabro decidió otorgarle la batuta del equipo en el verano.

Tampoco le tembló el pulso a Setién cuando tuvo que recurrir al Betis Deportivo de José Juan Romero para paliar las carencias, por lesión o sanción, de una plantilla demasiado corta. Desde la pretemporada, el cántabro demostró que la cantera es un pilar en su idea de fútbol. Y por eso, hasta 15 jugadores tuvieron minutos en los partidos preparatorios para la nueva temporada. No todos convencieron al equipo técnico, y sólo Narváez -que acabó cedido en el Córdoba en el mercado invernal- y Júnior, que se quedaron con el primer equipo pese a tener ficha del filial, contaron en primera instancia.

Pero la temporada es larga, tiene muchos partidos y las urgencias aparecieron. Entonces, a estos dos, se le sumaron Redru, cedido ahora en el Elche y que debutó en Copa del Rey con el primer equipo verdiblanco; Francis, que suplió con creces la ausencia de Barragán y ganó la partida a Rafa Navarro; Loren, máximo artillero del Grupo IV de Segunda División B pese a estar prácticamente toda la segunda vuelta con el primer equipo y ser capaz de anotar siete goles, o Pedro, que estuvo bajo los palos tras las lesiones de Adán y Dani Giménez.

Un cabezazo de Sanabria en el minuto 94 de partido enmudecía el Santiago Bernabéu. Un gol que servía como rúbrica a una bella jugada de más de 40 toques y una veintena de pases que acababa con un testarazo imparable para Keylor Navas. Fiel a su estilo, el Betis de Quique Setién fue capaz de vencer en el coliseo madridista a un equipo envuelto en dudas en ese momento, sí, pero cuyo presupuesto casi roza los 700 millones de euros. Además, el equipo de Zidane fue incapaz de perforar la portería defendida entonces por Adán y dejó el récord blanco de partidos viendo puerta en 73, igualando al equipo de Pelé.

No fue la única victoria reseñable, de mérito, que el cuadro verdiblanco ha logrado en esta primera temporada con Quique Setién a los mandos. Otra llegó en enero, el Día de Reyes, con el derbi frente al Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Allí, el equipo del cántabro demostró su pegada y logró, por primera vez, endosar una manita a su rival que muchos aficionados todavía se jactan en recordar. Y no es para menos. El debut liguero a Vincenzo Montella en el banquillo sevillista se le atragantó.

Como si de una pesadilla se tratara, en la noche de Halloween el beticismo vivió uno de los peores tragos de la temporada. Era la vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, y el equipo entrenado por Quique Setién tenía todo de cara para sentenciar el pase a la siguiente ronda. Pero lo que debía ser alegría se tornó en desesperación. El cuadro cadista asaltó el Benito Villamarín (3-5) y dejaba muy tocado a Setién, cuya cabeza comenzaron a pedir algunos sectores tanto de la afición como de la prensa.

Hasta la llegada de Bartra, el Betis era un auténtico coladero atrás. Sólo lo salvaba su espectacular pegada. Hablamos de la jornada 21, para entonces, el equipo entrenado por Quique Setién era el tercero más goleado de la temporada con 44 goles en contra, sólo por delante de Deportivo (46) y Las Palmas (50), que han terminado descendiendo. La incorporación del central catalán, que llegó también tras la lesión de Feddal, supuso un paso adelante del equipo en esta faceta. Bartra se convirtió en capitán general de la defensa, elevó el nivel de sus compañeros y los béticos sólo encajaron 17 goles en los mismos partidos.

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