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A las puertas de las comidas navideñas: descifrando las intolerancias alimentarias

A las puertas de las comidas navideñas: descifrando las intolerancias alimentarias

A las puertas de las comidas navideñas: descifrando las intolerancias alimentarias

La intolerancia alimentaria ocurre cuando el cuerpo no puede procesar adecuadamente un alimento o uno de sus componentes, comúnmente debido a déficits enzimáticos. Este fenómeno se diferencia de las alergias alimentarias en que no implica una respuesta del sistema inmunitario. Como señala María Maestre Tamaral, dietista-nutricionista clínica en el Hospital Digital de Quironsalud, “el cuerpo no responde de ningún modo a la intolerancia, ni se adapta, ni produce reacciones de rechazo, pero el alimento no se procesa bien”.

En la última década, los especialistas han observado un aumento notable en las intolerancias alimentarias, que puede llegar a afectar en la actualidad, aproximadamente al 20% de la población en algún momento de sus vidas.

Los síntomas más comunes incluyen gases, malestar, diarrea, vómitos, dolor abdominal, acné y eczemas. Los síntomas más comunes incluyen gases, malestar, diarrea, vómitos, dolor abdominal, acné y eczemas.

Los síntomas más comunes incluyen gases, malestar, diarrea, vómitos, dolor abdominal, acné y eczemas.

Síntomas sutiles

Identificar los síntomas de las intolerancias alimentarias puede ser desafiante, ya que son sutiles y varían significativamente entre individuos. Los más comunes incluyen gases, malestar, diarrea, vómitos, dolor abdominal, acné y eczemas. La solución más efectiva y directa es la eliminación del alimento causante.

Hay varios tipos bastante comunes de intolerancias alimentarias. Una de ellas, quizá la más conocida, es la intolerancia a la lactosa, que se da cuando el cuerpo no produce suficiente lactasa, la enzima necesaria para descomponer la lactosa, el azúcar principal de la leche y sus derivados. Otro tipo muy conocido es la celiaquía, que técnicamente es una enfermedad autoinmune y no una intolerancia, pero implica una reacción severa al gluten, una proteína presente en el trigo, el centeno y la cebada.

Es conocida también la intolerancia a la sacarosa, que ocurre por la falta de sacarasa, la enzima que metaboliza la sacarosa, un azúcar común en frutas y vegetales.

La intolerancia a la fructosa, frecuente en muchos alimentos, no solo frutas, puede presentarse por malabsorción o como una intolerancia hereditaria.

Cabe destacar también, entre las más destacadas, la intolerancia a la histamina: Causada por un déficit de la enzima DAO, necesaria para eliminar la histamina del cuerpo.

Una de las intolerancas más comunes y conocidas es a la lactosa Una de las intolerancas más comunes y conocidas es a la lactosa

Una de las intolerancas más comunes y conocidas es a la lactosa

Nutrigenética y bienestar

La salud digestiva es una parte crucial de nuestro bienestar general, y patologías como las intolerancias alimentarias pueden tener un impacto significativo. Muchas de estas condiciones pueden prevenirse o manejarse efectivamente a través de la nutrigenética, un campo emergente que estudia cómo la genética influye en la respuesta del cuerpo a diferentes alimentos.

María Maestre Tamaral, nutricionista en Quirónsalud María Maestre Tamaral, nutricionista en Quirónsalud

María Maestre Tamaral, nutricionista en Quirónsalud

La nutricionista María Maestre Tamaral apunta con relación a la importancia de esta disciplina: “El impacto de las intolerancias alimentarias va más allá de la incomodidad física; afecta también la vida social y emocional de quienes las padecen. La necesidad de evitar ciertos alimentos puede llevar a situaciones incómodas en reuniones sociales y puede generar sentimientos de aislamiento o frustración”.

A medida que avanzamos en nuestro entendimiento de estas condiciones, también lo hacemos en las estrategias para su manejo. La investigación en este campo está en constante evolución, buscando nuevas formas de tratamiento y prevención. Estos avances no solo mejoran la calidad de vida de los afectados, sino que también amplían nuestro conocimiento sobre la salud digestiva en general.

La educación y la concienciación son fundamentales en la gestión de las intolerancias alimentarias. Es vital que tanto los individuos afectados como el público en general estén informados sobre cómo reconocer, tratar y convivir con estas condiciones. La sociedad en su conjunto debe ser consciente de estas necesidades dietéticas para facilitar un entorno más inclusivo y comprensivo.

Así pues, a las puertas de las muchas y abundantes comidas navideñas, las intolerancias alimentarias representan un complejo desafío de salud pública que requiere una comprensión cuidadosa y un enfoque multidisciplinar. Con la ciencia avanzando a pasos agigantados, aumenta nuestra capacidad para enfrentar estos desafíos y mejorar la calidad de vida de quienes sufren de estas condiciones.