Una era disruptiva en Hematología

Tratamientos

Se cumplen tres años de la llegada de las CAR-T, las terapias celulares que han cambiado el rumbo de los linfomas y cuyas indicaciones se ampliarán en el futuro

La técnica permite extraer los linfocitos T del propio paciente y modificarlos genéticamente para que puedan combatir a las células cancerosas.
La técnica permite extraer los linfocitos T del propio paciente y modificarlos genéticamente para que puedan combatir a las células cancerosas. / Archivo

Las terapias CAR-T se han convertido en el referente de la medicina personalizada y están transformando el abordaje y el pronóstico de muchas enfermedades oncohematológicas, como la leucemia linfoblástica aguda y algunos tipos de linfoma de células B. Se trata de un tratamiento de administración única creado individualmente para cada paciente que implica un proceso de fabricación de alta complejidad. En esta técnica, los linfocitos T se extraen del paciente mediante un proceso llamado leucaféresis y después son modificados genéticamente fuera del organismo para que, al ser refundidos en la sangre del paciente, sean capaces de reconocer y destruir las células cancerosas.

Para el doctor José Antonio Pérez Simón, jefe de Servicio de Hematología del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, la palabra que define este avance es disruptivo, “absolutamente innovador desde el punto de vista del tratamiento, de la técnica, del potencial del tratamiento a futuro y cuanto ha impactado en el pronóstico de los pacientes para los que ya se utiliza”, explica.

Las indicaciones actuales abarcan la leucemia linfoblástica aguda en pacientes de hasta 25 años, que además hayan recaído o sean refractarios a varias líneas previas de tratamiento y determinados tipos de linfomas de células B en pacientes que hayan recaído en dos líneas de tratamiento y un trasplante autólogo previo.

Respecto a la primera indicación, el doctor Pérez Simón explica que “hasta ahora en estos pacientes las expectativas de supervivencia fuera del trasplante eran muy limitadas, por debajo del 10% a partir de los seis meses, incluso con trasplante los resultados eran desfavorables”. “En esta población, la terapia CAR-T consigue remisión completa en cerca del 80% de los pacientes con una respuesta mantenida en el tiempo más allá de tres años. A a partir de ese momento pueden seguir produciéndose recaídas, pero serían pocas, en torno al 60%”, subraya.

Otra indicación principal es el linfoma difuso de células grandes en pacientes que hayan recaído en dos líneas de tratamiento y un trasplante autólogo previo. “La mediana de supervivencia libre de enfermedad está en torno a los seis meses y llega a tres años para entre un 10% o 15%. Con la terapia CAR-T se consiguen unas respuestas globales de entorno al 80% de las cuales remisiones completas estarían en torno al 60%. De los pacientes que alcanzan respuesta, la mantiene en el tiempo en torno al 45 o 55%”, aclara el experto.

El doctor Pérez Simón es especialista en Hematología e investigador.
El doctor Pérez Simón es especialista en Hematología e investigador. / Archivo

A nivel organizativo existe una red de decisión a nivel autonómico, que eleva las propuestas al Comité del Ministerio de Sanidad, encargado de dar luz verde al uso de esta terapia y que, en plazo muy breve, si la decisión es positiva se deriva al paciente a uno de los centros que el ministerio tiene identificado como centros CAR-T. “En Andalucía cada centro a través de la Unidad de Trasplante dirige la propuesta al comité autonómico que hace una evaluación preliminar. Si es positiva, se eleva al comité de expertos del ministerio que contesta en un plazo de 72 horas”, afirma el doctor Pérez Simón.

Uno de los aspectos técnicos a destacar es la criopreservación. “En algunos casos la criopreservación se hace antes de enviar los linfocitos. En otros casos, las células se envían sin congelar y solo es a la vuelta cuando nos llegan criopreservadas. Es un procedimiento que permite conservar las células durante mucho tiempo. Es un proceso complejo y muy controlado que permite mantener las células en tanques de nitrógeno líquido y hacerlas viables durante mucho tiempo y transportables”, aclara. La criopreservación ofrece la posibilidad de realizar la leucaféresis en cualquier momento, en el momento idóneo para el paciente, y aporta una mayor comodidad y flexibilidad tanto para el paciente como para el hospital al reducir las complicaciones logísticas.

Por otro lado, el doctor subraya que durante la pandemia no se ha bajado la actividad de la terapia CAR-T gracias al esfuerzo y sacrificio de profesionales y pacientes. En 2020 se trataron 34 pacientes y el pasado año 33. “Estos pacientes no se han visto afectados por la pandemia en cuanto al acceso a la terapia”, indica.

Una apuesta por la innovación transformadora

El primer CAR-T se aplicó en Estados Unidos en un ensayo desarrollado por Novartis. En España llegó a la cartera del SNS en 2018. José Marcilla, director general de Novartis Oncology, afirma que “apostamos por la innovación transformadora y hace tres años pudimos hacer realidad la llegada de la primera terapia CAR-T para el tratamiento de dos neoplasias malignas y con altas tasas de recaída. En este tiempo hemos avanzado de la mano de profesionales, de pacientes y de todo el ecosistema sanitario para seguir impulsando la implantación de las terapias avanzadas en nuestro país y lograr que las personas que lo necesiten puedan beneficiarse de ellas”.

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