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El calzado barefoot o también conocido como calzado minimalista o calzado descalzo se refiere al zapato que simula caminar descalzo y que respeta tanto el movimiento natural del pie como su propio desarrollo.
Para ello además, debe cumplir con unas características dependiendo de si es cerrado o abierto y para que nos quede claro, hemos hablado con la podóloga Victoria Hoyos, experta en calzados respetuosos con el pie y nos hace la siguiente distinción.
Los calzados barefoot cerrados se caracterizan por tener una suela fina, de materiales duros y muy flexibles y sin drop que quiere decir que no hay diferencia de grosor en la suela entre la parte del talón y la parte delantera. Además, deben ser flexibles en todas las direcciones para que el pie y sus 28 huesos se muevan con libertad.
Otra de las características importantes que debe tener un calzado barefoot es capacidad suficiente para los dedos. Esto quiere decir que la zona de la puntera debe ser lo suficientemente amplia como para que los dedos puedan entrar y moverse libremente. Por otra parte, el calzado minimalista no debe tener contrafuertes, ni elementos anatómicos en su plantilla interna.
Por lo que respecta al calzado abierto o de verano, debe traer de fábrica unas cinchas reguladoras en la parte del talón y la zona del empeine para que el pie quede ajustado completamente, de tal forma que pie y zapato sean una "sola pieza".
El calzado barefoot es completamente saludable para el pie. A diferencia del calzado tradicional, además de las características anteriormente mencionadas, es que el calzado minimalista no tiene amortiguación, pero tampoco la necesita porque el pie tiene su propia capacidad de amortiguación.
"Nuestro pie es una máquina perfecta y está diseñada para trabajar sin ningún tipo de ayuda, pero al vivir en sociedad y realizar actividades específicas, lo hemos ido calzando con diferentes tipos de calzado que han podido ir deteriorando su funcionalidad", asegura la podóloga.
"Antiguamente había una creencia (y sigue habiendo profesionales que lo dicen)", continúa, "las mujeres debían llevar siempre de 2 a 3 cm de tacón para que no les doliera la espalda, y mi pregunta es… ¿no es válido para los hombres?".
El calzado minimalista puede traer muchos beneficios para nuestra salud podológica: ayuda a fortalecer el pie y todos sus músculos, a mejorar la postura, ayuda a que los dedos vuelvan a su posición natural (más derechos). Sin embargo, hay algunas situaciones en las que la podóloga no recomendaría utilizar un calzado barefoot:
1. En actividades específicas (fútbol, basket, ski…) o trabajos que requieran de calzado específico (calzado de seguridad por ejemplo)
2. Personas que tengan neuropatía, es decir, aquellas personas carentes de sensibilidad en el pie o pacientes diabéticos (ya que el calzado minimalista va a hacer que sientas el terreno que tienes debajo y la temperatura y si te haces alguna rozadura o ampolla no lo vas a notar)
3. Pacientes que tengan alguna lesión previa y no lo hayan consultado con su podólogo
4. Personas que no hayan realizado una buena transición
Lo más importante para iniciarse en el mundo del calzado barefoot es consultar con un especialista ya que con el auge de este calzado en las redes sociales, sobre todo si lo fomentan personas sin formación, "existe un incremento de lesiones a nivel podológico generadas por no haber hecho una buena transición".
La podóloga asegura que a diario acuden a su consulta pacientes que quieren iniciarse en el cambio a un calzado más respetuoso con el pie y nos explica las pautas que siguen para llevar a cabo esa transición, sobre todo si te has llevado muchos años usando un calzado convencional:
- Valoramos la funcionalidad de ese pie, su pisada y su musculatura, además de realizar un estudio postural completo de miembro inferior y columna
- Realizamos una propuesta de tratamiento que generalmente consiste en ejercicios de entrenamiento para ese pie/pierna/ cadera… lo que requiera cada paciente
- Comenzamos progresivamente el cambio de calzado
El proceso de transición lo que pretende es asegurar que la persona disfrute con el cambio y sus pies no sufran. En su cuenta de instagram (@hoyospodologia) publica un vídeo donde explica algunos ejercicios para preparar el pie para el cambio de calzado.
Por otra parte, también cuenta este medio la podóloga que "existen en el mercado muchos grados de calzado minimalista (si se le puede catalogar por grados) unos que son 100% minimalistas y otros que sirven como calzado de transición que tendrán un porcentaje menor de minimalismo", concluye Hoyos.
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