¿Cómo evitar la incontinencia urinaria en verano?

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Incontinencia urinaria
Incontinencia urinaria / Freepik

Muchos de nosotros esperábamos con ganas la llegada del verano. Días de playa, piscina y actividades al aire libre que pueden estropearse por ciertos problemas de salud como es la incontinencia urinaria. Es un problema que nos genera inseguridades e, incluso, vergüenza y eso hace que no lo compartamos con otras personas, pero lo cierto es que es más normal de lo que parece y le sucede a personas de cualquier edad. En verano, las altas temperaturas, los cambios de rutina y el aumento en la ingesta de líquidos hacen que nuestra vejiga trabaje de forma diferente, lo que puede traducirse en más urgencia, escapes inesperados o mayor incomodidad.

Como nos explica Aurora Araujo Narváez, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y vicepresidenta del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España, el calor no solo incrementa la sudoración, sino que puede alterar el equilibrio hídrico del cuerpo, generando un aumento paradójico en la producción de orina. Además, tendemos a hidratarnos más, lo cual es saludable, pero también supone un mayor desafío cuando tenemos una vejiga sensible. Si a eso sumamos el contacto con el agua fría y el aumento en la actividad física, tenemos un cóctel perfecto para que los síntomas se acentúen. Por suerte, hay mucho que podemos hacer para cuidarnos y seguir disfrutando del verano con tranquilidad.

Factores que debemos tener en cuenta durante el verano

Durante esta estación, nuestro estilo de vida cambia notablemente, y con él, también lo hace el funcionamiento de nuestro cuerpo. Empezamos a beber más agua para evitar la deshidratación, lo que es fundamental, pero también debemos tener presente que esta mayor ingesta de líquidos incrementa la presión sobre la vejiga. Si sufrimos incontinencia o tenemos el suelo pélvico debilitado, algo que puede ocurrirnos tras un parto, con la edad o incluso por el estrés, es posible que notemos más urgencia o pérdidas involuntarias en momentos inesperados.

Al entrar al mar o a la piscina, por ejemplo, podemos experimentar ese impulso repentino de orinar. Esto se debe a lo que se conoce como "micción refleja", una reacción involuntaria provocada por el contraste térmico. Además, el agua clorada de las piscinas puede alterar nuestra flora genital, haciéndonos más propensos a infecciones urinarias o vaginales, que, a su vez, empeoran los síntomas de la incontinencia. Por eso, debemos prestar especial atención a cómo nos sentimos, cómo reacciona nuestro cuerpo y qué señales nos envía.

No debemos olvidar que en verano también solemos movernos más: corremos, nadamos, jugamos con los niños, probamos deportes que no practicamos el resto del año. Todos estos movimientos, si bien son beneficiosos, pueden impactar negativamente en un suelo pélvico que no está suficientemente fortalecido. Y si dejamos el bañador mojado durante horas, la humedad constante puede favorecer la aparición de infecciones. En este contexto, es fundamental que aprendamos a conocer nuestro cuerpo, a escuchar sus necesidades y a adoptar pequeñas rutinas que pueden marcar una gran diferencia.

Estrategias prácticas para disfrutar del verano sin preocupaciones

La buena noticia es que cuidar de nuestro suelo pélvico y controlar los síntomas de la incontinencia es posible si incorporamos ciertas medidas preventivas a nuestra rutina veraniega. Por ejemplo, vaciar la vejiga antes de meternos al agua es un gesto sencillo pero muy eficaz para evitar escapes en el momento del contacto con el agua fría, además de optar por productos absorbentes diseñados para ambientes acuáticos, como bañadores especiales o toallas específicas, que nos ofrecen una mayor seguridad, sin limitar nuestra libertad de movimiento.

Al hidratarnos, debemos hacerlo con inteligencia. El agua es siempre la mejor opción, mientras que bebidas como el café, el alcohol o los refrescos muy fríos pueden tener un efecto diurético que conviene evitar si queremos mantener el control de nuestra vejiga. Por otra parte, ¿sabías que la ropa influye más de lo que pensamos? Los tejidos transpirables como el algodón o el lino ayudan a mantener la zona seca y libre de irritaciones, además es muy recomendable cambiarnos el bañador húmedo tan pronto como podamos.

No podemos dejar de mencionar la importancia del ejercicio. Si queremos fortalecer nuestro suelo pélvico, actividades como la natación, el aquagym o incluso el pilates acuático son aliadas ideales. Y si decidimos hacer ejercicios de Kegel, es clave que los aprendamos correctamente de la mano de un fisioterapeuta especializado, para asegurarnos de que activamos la musculatura adecuada y no generamos tensiones innecesarias. También es beneficioso mantener una rutina para ir al baño cada 3 o 4 horas, incluso aunque no tengamos urgencia, ya que eso ayuda a entrenar nuestra vejiga.

En definitiva, el verano no tiene por qué ser una época difícil si padecemos incontinencia urinaria. Al contrario, puede ser una oportunidad para conocernos mejor, establecer nuevos hábitos saludables y disfrutar de todo lo que nos ofrece esta estación sin temor ni vergüenza. Si en algún momento detectamos señales como escapes al toser o reír, sensación de presión en la zona vaginal o molestias al hacer ejercicio o durante las relaciones sexuales, lo más adecuado es acudir a un fisioterapeuta del suelo pélvico. Porque cuanto antes actuemos, más fácil será recuperar el bienestar. Y todos, los que ya vivimos con esta condición y quienes podrían desarrollarla, nos beneficiamos de hablar con naturalidad y sin tabúes sobre una realidad que, en algún momento, puede tocarnos de cerca.

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