Muchas son las teorías populares que surgen y que llevan circulando durante muchas décadas acerca de por qué los mosquitos pican más a determinadas personas que a otras. Teorías basadas en la "sangre dulce", el olor o el brillo de la piel incluso. Ahora la ciencia ha querido arrojar luz sobre este asunto y un grupo de investigadores de la Universidad de Pretoria ya ha publicado los primeros resultados sobre su estudio, relacionado con los compuestos químicos que más atraen a estos insectos. 

Esta investigación nace para encontrar una solución al problema de la malaria en muchos países del mundo, en los cuales estos mosquitos trasmiten esta enfermedad de manera masiva y sin control. Estudiar qué los atrae no solo podría detener la malaria, sino otras enfermedades mortales y trasmitidos por estos insectos como el dengue o la Zika.

Estudio de los diferentes compuestos químicos cutáneos

Este estudio, aún en fase de pruebas, puede resultar muy útil en un futuro para controlar la expansión de estos insectos así como de las enfermedades que transmiten. Mediante el estudio de los comportamientos de los mosquitos podremos saber cómo atraerlos y cómo repelerlos, de manera que se puedan desarrollar nuevos mecanismos que eviten su picadura, lo que conllevaría una reducción muy considerable de las enfermedades trasmitidas por dichas picaduras. 

Para empezar, los investigadores de la Universidad de Pretoria empezaron intentando responder la pregunta correspondiente a si hay alguna diferencia química en las pieles de las personas. De manera efectiva, el equipo de investigación logró la detección de diferentes sustancias químicas en dichas superficies cutáneas.

Con este descubrimiento se optó por dos procedimientos. El primero consistía en descubrir cuáles de estos compuestos químicos descubiertos eran los que atraían más a los mosquitos, de forma que pudieran ser utilizados como cebos químicos para la eliminación de estos insectos. La segunda vía de actuación se basó en la acción contraria: averiguar cuál de los compuestos atraen de manera casi inexistente a los mosquitos, para conseguir elaborar potentes repelentes. 

Para el primer caso, se descubrió que la razón principal para que los mosquitos prefieran a determinadas personas eran unos semioquímicos desconocidos. Hasta el momento se han conseguido realizar estudios con más de 500 compuestos cutáneos, pero la complejidad de la piel humana dificulta llegar a una conclusión definitiva por lo que el grupo de estudio sigue realizando pruebas y análisis.

Los expertos compararon muestras de todos los voluntarios de las pruebas para lograr averiguar también si los insectos preferían algunas zonas del cuerpo antes que otras. Gracias a este método se ha logrado detectar 31 compuestos nuevos desconocidos hasta el momento y presentes en la superficie cutánea. Del mismo modo, se han identificado 20 compuestos más desconocidos que influyen en la picadura final del mosquito.