Saima Hilal, doctora: "La brecha de edad cerebral puede ser un biomarcador útil para determinar el riesgo de deterioro cognitivo de una persona"

Investigación y Tecnología

Las personas con factores de riesgo como hipertensión, diabetes o colesterol alto podrían experimentar un envejecimiento cerebral acelerado, según un estudio

Ejercicios para retrasar el deterioro cognitivo y estimular el crecimiento de nuevas células cerebrales

Edad cerebral
Edad cerebral / Canva

El envejecimiento es un proceso natural que afecta a todos los órganos del cuerpo, pero cuando se trata del cerebro, las señales pueden ser más sutiles y difíciles de detectar a simple vista. A medida que la población mundial envejece, el interés por identificar métodos precisos para predecir y prevenir el deterioro cognitivo ha crecido exponencialmente. En este contexto, la neurociencia está abriendo una nueva puerta gracias a los avances tecnológicos: la llamada brecha de edad cerebral. Este término, aún poco conocido fuera del ámbito médico, se refiere a la diferencia entre la edad cronológica de una persona y la edad que aparenta su cerebro según técnicas de neuroimagen y modelos de inteligencia artificial.

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur y publicado en la revista Neurology, ha puesto en evidencia el papel potencialmente crucial de esta brecha como biomarcador para predecir el deterioro cognitivo. En particular, sugiere que las personas con factores de riesgo como hipertensión, diabetes o colesterol alto podrían experimentar un envejecimiento cerebral acelerado, lo cual influiría directamente en su rendimiento cognitivo. La novedad es que ahora, mediante escáneres cerebrales avanzados y aprendizaje automático, es posible estimar si un cerebro "aparenta" más edad de la que tiene, incluso antes de que aparezcan los síntomas. Esta información podría ser clave para detectar a tiempo problemas neurológicos, tomar decisiones médicas personalizadas y retrasar la aparición de trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer.

"Un 34% de la relación entre los factores de riesgo y el deterioro en la función ejecutiva se podía atribuir a una mayor brecha de edad cerebral"

Un nuevo enfoque para entender el deterioro cognitivo

Durante décadas, los científicos han buscado comprender por qué algunas personas con factores de riesgo desarrollan deterioro cognitivo mientras que otras no. Las respuestas han sido hasta ahora parciales, pero este nuevo estudio aporta una perspectiva innovadora. A través de la comparación entre la edad real de los participantes y la edad estimada de sus cerebros, calculada mediante algoritmos de inteligencia artificial entrenados con imágenes cerebrales, se ha podido establecer una conexión directa entre el envejecimiento cerebral acelerado y el rendimiento cognitivo.

El estudio, que analizó a 1.437 personas sin demencia con una media de edad de 66 años, observó que aquellos con una mayor brecha de edad cerebral (es decir, cuyos cerebros aparentaban ser más viejos que su edad cronológica) tendían a tener peores resultados en pruebas cognitivas. Estas pruebas incluían habilidades clave como la memoria, la velocidad de procesamiento visual y la capacidad de construir mentalmente imágenes o resolver tareas complejas. La relación fue particularmente significativa en personas con enfermedad cerebrovascular, lo que sugiere que la salud de los vasos sanguíneos del cerebro influye directamente en la velocidad de su envejecimiento.

Además, los investigadores pudieron cuantificar en qué medida esta brecha explicaba la relación entre los factores de riesgo y el deterioro cognitivo. Por ejemplo, descubrieron que hasta un 34% de la relación entre los factores de riesgo y el deterioro en la función ejecutiva se podía atribuir a una mayor brecha de edad cerebral. Estos resultados abren la puerta a un enfoque más individualizado en la prevención del deterioro cognitivo, que tenga en cuenta no solo el historial clínico, sino también el estado biológico del cerebro.

"El descubrimiento de la brecha de edad cerebral como biomarcador representa un avance importante"

Tecnología, prevención y límites del estudio

La utilidad de esta nueva herramienta reside en su capacidad para ofrecer una visión anticipada del estado cerebral de una persona, algo especialmente relevante cuando aún no han aparecido síntomas evidentes. Gracias a los escáneres cerebrales de alta resolución y los modelos predictivos desarrollados mediante inteligencia artificial, es posible analizar patrones en el volumen cerebral, la presencia de microhemorragias o infartos cerebrales, y otras señales asociadas al envejecimiento neurológico. Estas mediciones permiten estimar una edad biológica cerebral, que puede diferir significativamente de la edad cronológica de una persona.

Si bien este avance representa un paso importante hacia la medicina personalizada, los investigadores también advierten de algunas limitaciones. El estudio se centró exclusivamente en personas del sudeste asiático, por lo que sus resultados aún deben ser validados en otras poblaciones con características genéticas y ambientales distintas. Además, aunque se identificaron claramente los factores de riesgo más clásicos, como el tabaquismo, la hipertensión o el colesterol alto, no se pudo estudiar la influencia de variables como la dieta, el ejercicio o los genes relacionados con enfermedades neurodegenerativas debido a la falta de datos disponibles.

A pesar de estas limitaciones, el descubrimiento de la brecha de edad cerebral como biomarcador representa un avance importante. Esta herramienta no solo puede ayudar a detectar a las personas en riesgo antes de que experimenten una pérdida significativa de memoria o habilidades cognitivas, sino que también puede guiar a médicos y pacientes en la adopción de medidas preventivas más eficaces. Por ejemplo, si un escáner cerebral revela que el cerebro de un paciente aparenta ser significativamente mayor que su edad, se podría intervenir antes, reforzando hábitos saludables y ajustando tratamientos para minimizar riesgos.

En conclusión, la brecha de edad cerebral podría convertirse en un indicador clínico de gran valor para evaluar la salud mental a largo plazo. Su integración en los programas de evaluación cognitiva puede marcar un antes y un después en la forma en que abordamos el envejecimiento cerebral. Aunque aún queda mucho por investigar, los resultados de este estudio nos acercan un poco más a la posibilidad de anticiparnos al deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.

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