Salud y mujer
Mujer y tabaco: una asignatura pendiente
Un infarto de miocardio puede manifestarse con diferentes síntomas que incluyen dolor o presión en el pecho, sensación de malestar general, fatiga, mareos, náuseas, sudoración o falta de aire, entre otros. La persona afectada podría experimentar una multitud o solo un par de estos síntomas, con una intensidad leve o fuerte, dando lugar a diversas manifestaciones de la enfermedad. Algunas de estas manifestaciones pueden ser menos características y, como consecuencia, más difíciles a reconocer por parte de los pacientes o el personal sanitario. La evidencia científica demuestra que las mujeres tienen más probabilidad de experimentar combinaciones de síntomas menos características, y que esto influye en el proceso diagnóstico y las consecuencias de la enfermedad.
El síndrome coronario agudo es el término que agrupa las diversas condiciones caracterizadas por la obstrucción de las arterias coronarias y que da lugar a lo que la población conoce como 'infarto del corazón'. Es una de las principales causas de mortalidad, morbilidad y coste sanitario en España. Según el Instituto Nacional de Estadística, las enfermedades isquémicas del corazón causaron en 2022 más de 29.000 muertes en nuestro país, 38% de estas en mujeres. La mortalidad por este tipo de enfermedades ha disminuido de forma significativa durante las últimas décadas, aunque en menor medida en las mujeres que en los hombres.
El dolor de pecho o la presión en el pecho es el síntoma más común de un síndrome coronario, dándose en más del 80% de los casos en ambos sexos. Sin embargo, los estudios demuestran que las mujeres tienen menos probabilidad de experimentarlo que los hombres. Ellas tienen más probabilidad de sufrir otros síntomas más diversos y no relacionados con el dolor en el pecho, como dolor entre los hombros, náuseas, vómitos, o dificultad para respirar, y son más propensas a atribuir estos síntomas a otras afecciones no relacionadas con el corazón, como el reflujo gastroesofágico, el estrés o la ansiedad. No se deberían subestimar esos síntomas en las mujeres. En parte debido a estas atribuciones erróneas, las mujeres tienden a esperar más tiempo para buscar atención médica. Esto puede tener un impacto negativo en su pronóstico, porque las demoras en recibir tratamiento disminuyen la probabilidad de sobrevivir y aumentan el riesgo de complicaciones.
Comparado con los hombres que presentan un síndrome coronario, las mujeres tienden a ser más mayores, tienen más comorbilidades y una menor probabilidad de recibir tratamiento, según lo establecido en las guías clínicas. Todos estos factores contribuyen a que el pronóstico de un síndrome coronario sea peor en las mujeres que en los hombres.
Existen diferencias de sexo también en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovasculares como son el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol, la obesidad o el sedentarismo. Hay ciertos factores biológicos relacionados con la anatomía y la función coronaria que son propios de la mujer y existen factores de riesgo cardiovasculares estrictamente femeninos como la menopausia, la preeclampsia, la diabetes gestacional o el parto prematuro. Todas estas diferencias y los mecanismos que los generan forman un campo de estudio activo que busca entender y mejorar los resultados cardiovasculares de las mujeres.
La mejor estrategia en la lucha frente a los síndromes coronarios, tanto para hombres como para mujeres, sigue siendo la prevención: no fumar, realizar actividad física de forma regular, mantener un peso saludable y seguir una dieta sana son algunos de los consejos más importantes de la Sociedad Española de Cardiología.
Para reducir la prevalencia y el impacto de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres hay que seguir potenciando la la concienciación, educación y prevención. Por otro lado, la igualdad de género en la atención médica y la promoción de un enfoque integral son otros aspectos fundamentales. Queda mucho por hacer para ofrecer una atención cardiovascular equitativa a las mujeres, porque las enfermedades cardiovasculares siguen siendo percibidas, tanto por la sociedad como por la medicina, como enfermedades de hombres.
La Dra. María José Sánchez Pérez es profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública y directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA).
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