Retahílas

Torrijas de Cuaresma con amigo musulmán

  • El maestro Araujo presidió el ritual de las torrijas de su paisano Pepe el panadero l Faruk Hadgibegic fue la sorpresa en el bar Guadiana en una mañana de vísperas de casi todo

El once inicial de periodistas convocados por Araujo y Pepe el Panadero en el bar Guadiana.

El once inicial de periodistas convocados por Araujo y Pepe el Panadero en el bar Guadiana. / Juan Carlos Vázquez

EN la puerta del Guadiana, Antonio Molina Flores saluda a un amigo. La víspera, en la Biblioteca Infanta Elena, presentó la última novela de Enrique Vila-Matas. Se titula Una bruma insensata y está ambientada en la Barcelona de finales de octubre de 2017, cuando la declaración de independencia y la fuga de Puigdemont y sus adláteres. Tres días narrados por quien pasó por Sevilla y regresó a Barcelona el Viernes de Dolores. Molina Flores se llevó a la presentación a algunos de sus alumnos del master de Arte de Espectáculos Vivos.Tres días en Barcelona o tres días en Sevilla, ciudad a la que Vila-Matas se trajo al personaje de Doctor Pasavento. Como Sevilla es en sí misma un género literario, es muy difícil novelar lo que en ella sucede. Tres días. Viernes de Dolores, Sábado de Pasión (y derbi) y domingo de Ramos. El 14 de abril cumple años Pepe Galindo, el panadero de la calle Feria. Hace más de un cuarto de siglo, hablan de 1992 o 1993, tuvo un gesto que se hizo tradición. De testigo, Pepe Quero, actor de Los Ulen.

En La Cámara de los Balones, cuando en Radio Sevilla estaban José Vicente Dorado, Sonsoles Ferrín y Valentín García, José Antonio Sánchez Araujo improvisó una saeta madrileña dedicada al gran Valentín, el resucitado de las ondas. Pepe, el panadero de la calle Feria, envió a los estudios de la calle González Abreu una bandeja de torrijas. Un año después, el viaje fue a la inversa y se inició lo que el maestro Araujo llama “peregrinación”. Convirtiendo a San Bruno, que ya lo es de los cartujos –metáfora de la concentración y la vigilia de un derbi– en “patrono de los pestiños y las torrijas”.

Ayer fueron apareciendo, cada cual con costumbres muy propias de estas épocas. Los ojos del bar Guadiana no dejaban ver todavía a los contertulios del desayuno. Araujo visitaba la tienda de artículos musicales de Tejera, que regenta el director de la banda; Florencio Ordóñez entraba en la parroquia de Ómnium Sanctórum, con sus titulares ya preparados para las salidas del Martes y el Miércoles Santo. Manuel Aguilar aprovechaba para comprar manteca colorá en el mercado de la Feria. Las torrijas ya estaban en el bar Guadiana, donde aguardaban José y Carlos Barquín, padre e hijo. Este Guadiana primo del Guadalquivir, nombre árabe del Betis, no desemboca en Ayamonte. Torrijas en formato chico y grande, la cuadratura del círculo con miel y con vino. Productos excelsos.

En el currículum de los concentrados, muchos derbis en su talega. Unos pactos de la Moncloa de la radio donde había periodistas de la Ser (los tres mencionados), de la Cope (Víctor Fernández), de Canal Sur (Paco Cepeda), amén de colaboradores como Javier León, empresario del cambio de divisas, al que definen de “polemista y poliédrico”, el gran Romo con su silla gestatoria de Nova Roma, Eladio de León, arquitecto, autor de los museos del Rocío y de la Macarena, el segundo más visitado de la ciudad, Juan Ruiz, ex hermano mayor de la Macarena, Nacho Ansó, director del NH Collection de Plaza de Armas (iniciales de Nervión y Heliópolis, la neutralidad perfecta).

Sánchez Araujo ha radiado muchos derbis. Empezó en 1961, el año de la riada del Tamarguillo, en Radio Nuestra Señora del Águila, en Alcalá de Guadaíra, su patria chica y la del panadero, ese pan que aparece en el título de las Memorias de Antonio Rodríguez Almodóvar. Cuando las emisoras parroquiales fueron confiscadas y empezaron a ser sindicales, pasó a La Voz del Guadalquivir. Se fue a la mili en el Estado Mayor del Aire, sección de Prensa, calle San Vicente, donde coincidió con Rogelio Sosa, que acababa de volver al Betis de la Ponferradina. “A mí me tocó hacer notas sobre la bomba de Palomares”. El mítico baño de Fraga Iribarne con menos glamour que el de Ursula Andress.

Un musulmán por la puerta de la antigua mezquita que hubo en Ómnium Sanctórum. Llega al ritual de la torrija Faruk Hadgibegic, memoria del derbi, enamorado de Sevilla y sus tradiciones. Fue el último capitán de la selección de Yugoslavia (apartada de la Eurocopa de 1992, propició el triunfo de Dinamarca) y el primero de la de Bosnia. Se suma a la reunión Juan Romero Pérez, fotógrafo taurino, a ocho días de que empiece la temporada en la Maestranza. La calle Feria era un ir y venir por las iglesias: Ómnium Sanctórum, Montesión, San Juan de la Palma. Con titulares que salen el Domingo de Ramos, Martes Santo, Miércoles Santo y Jueves Santo. Una bruma sensata donde el incienso se mezcla con la dama de noche. Nadie diría que estamos en campaña electoral.

Hoy es derbi de Pasión y mañana Domingo de Ramos. Cumplen años la Segunda República y el panadero de la calle Feria. También Antonio Falcón, que siempre que va con Gualberto traen alguna historia de la Semana Santa. Falcón fue testigo una Madrugada, a pie de calle, en la plaza del Duque, de una saeta que le cantó Juan Peña el Lebrijano a la Esperanza de Triana. Gualberto estaba con Antoñito Smash y con Silvio viendo pasar a San Bernardo por el puente. “No se puede comparar la amargura de tu pena, el color de tu piel morena...”, le cantó de improviso el rockero Silvio al Cristo de la Salud. Amago de saeta al que puso fin con una catilinaria: “¡Malditos romanos!”. Teología de Asterix en Judea y Galilea.

Tres días. La ciudad es la novela que abre sus páginas al visitante y guarda resquicios para el misterio. Casi nada está escrito.

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