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"Agüitas", la imagen de Álvarez Duarte en la recuperada Cruz de Mayo del Museo

La imagen es propiedad de la hermandad desde hace unos años

La imagen es propiedad de la hermandad desde hace unos años / Víctor M. Espinosa

Una entrañable procesión que esconde todo un tesoro. La hermandad del Museo ha recuperado, tras una década de ausencia, su particular cruz de mayo, una procesión destinada de manera especial a los niños de la corporación, y que emula el formato tradicional que observamos prácticamente a diario en nuestras calles durante este mes: un cortejo breve, el pasito con la cruz y algún acompañamiento musical.

La réplica de la Virgen de las Aguas, de Álvarez Duarte La réplica de la Virgen de las Aguas, de Álvarez Duarte

La réplica de la Virgen de las Aguas, de Álvarez Duarte / Víctor M. Espinosa

 

La procesión, que se celebró el pasado sábado, ha captado la atención de los cofrades por una razón singular. A los pies de la cruz paso de los más mayores figuraba una reproducción, a pequeña escala, de la Virgen de las Aguas, la titular de la corporación, y que se ha venido a apodar cariñosamente como "Agüitas". La imagen resulta ser, ni más ni menos, que una obra de Luis Álvarez Duarte, afamado e insigne imaginero de cuyo nacimiento se conmemoran en estos días los tres cuartos de siglo. 

Esta réplica de la dolorosa fue un regalo del propio Duarte a Antonio Rincón, bordador sevillano que confeccionó, entre otras obras, el antiguo palio de la Virgen de Guadalupe. Al fallecer, sus familiares directos la heredaron y posteriormente la donaron a la hermandad del Museo, donde hoy se conserva con su propio ajuar de cultos e incluso diademas. 

La "Agüitas" procesionó, como decimos, sobre un paso más reducido que el primitivo, y que ha sido cedido por Vera-Cruz. El cortejo salió desde las dependencias que posee la corporación en la calle Goles en dirección a la capilla, donde se unió al paso de los más pequeños, que había salido desde la casa hermandad. Una vez unificados ambos cortejos, regresaron conjuntamente por San Vicente a la calle Goles. El acompañamiento musical corrió a cargo de una representación de músicos de la Banda de cornetas del Cristo de la Sangre, de San Benito. Una cruz de mayo que bien merece la pena conocer y que enriquece, más aún, la magia y la pureza de estos particulares cortejos. 

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