El Evangelio de la Alegría
El mundo es nuestro
El costalero interino. Microrrelatos de Semana Santa
Planificaron el atraco al detalle. Entrarían justo cuando la cofradía transcurriera por delante de la sucursal. Con la banda de la cruz de guía, nadie oiría las pequeñas detonaciones en la caja fuerte. Luego, el botín bajo el esparto y la túnica de nazareno. Integrarse en un tramo de la cofradía. Y unos minutos más tarde, salirse de la fila para confundirse con la multitud. Pero no contaron con la tozudez de aquel diputado canastilla, que no les iba a dejar abandonar el tramo si no le entregaban la papeleta de sitio.
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