El Palquillo

Puro San Julián: El altar de Quinario del Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta de Sevilla

Altar de Quinario de la Hermandad de la Hiniesta

Altar de Quinario de la Hermandad de la Hiniesta / Francisco Javier Montiel

La Parroquia de San Julián es una reliquia. Por lo que enseña, lo que oculta, lo que indica, lo que simboliza. Es un mártir que se sobrepone a su propio castigo. Una fortaleza renacida de la quiebra que se ha ganado a pulso escribir un capítulo de la historia social, religiosa y antropológica de nuestra ciudad. Enclavada en un espacio estratégico y significativo, su relación con la Hermandad de la Hiniesta es absolutamente indiscutible. Desde mosén Per de Tous hasta Rodríguez Ojeda; desde la gloria hasta la penitencia, de los capirotes primeros que se vieron en Sevilla hasta el sol azul del Domingo de Ramos en la piedra cansada de sus muros. 

El Cristo de la Buena Muerte preside el altar de Quinario El Cristo de la Buena Muerte preside el altar de Quinario

El Cristo de la Buena Muerte preside el altar de Quinario / Francisco Javier Montiel

La cofradía de la Hiniesta celebra en estos días su Quinario, que habrá de culminar en la Función Principal del domingo. Es otro de los ritos que marcan la transición entre el invierno y la primavera, entre las tinieblas y las flores. Colmatando una escalinata de luciérnagas naranjas, el Cristo de la Buena Muerte se yergue sobre todos estos puntos de luz que tan bien se ajustan a las oquedades gótico-mudéjares de la antigua Puerta de Córdoba. María Magdalena entrega a los cielos oscuros un gesto de espera tierna. La delicadísima dolorosa de la Hiniesta, capital para comprender tantas cosas de lo que hoy somos, viste de hebrea, una vestimenta nacida del ingenio de Rodríguez Ojeda para sortear estrecheces económicas en unos tiempos (principios del siglo XX) en que los ajuares de las dolorosas apenas ocupaban espacio en los roperos. La práctica, que vino a potenciar esa identificación de María como peregrina al Calvario y seguidora de Cristo, cada vez se nos adelanta más en el tiempo, agrietando el sentido de la liturgia. 

La Virgen de la Hiniesta vestida de hebrea para el Quinario La Virgen de la Hiniesta vestida de hebrea para el Quinario

La Virgen de la Hiniesta vestida de hebrea para el Quinario / Francisco Javier Montiel

Este sábado, el Crucificado de Lastrucci hará regresar a su barrio a todas las familias que se fueron allende la muralla para abrir un nuevo portón, para descerrajar esas callejas que solo saben a Hiniesta y para despertar los verdes ajardinados de Santa Paula. A la vuelta de la esquina, febrero. 

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