De 'no' tener un hermano a tener 934

El contrapunto

El secretario del Carmen Doloroso es un barcelonés hijo de emigrantes en Suiza Heredó de su padre, que creó una peña del Barcelona en Lausana, el gusto por las asociaciones.

Juan Mas, en la portada mudéjar de Ómnium Sanctórum de la que hoy sale el Carmen Doloroso.
Juan Mas, en la portada mudéjar de Ómnium Sanctórum de la que hoy sale el Carmen Doloroso.
Francisco Correal, Sevilla

27 de marzo 2013 - 01:00

NO le dejaron tener un hermano y ahora tiene 934. Los ha contado porque es el secretario de la hermandad del Carmen Doloroso y actualizó todas las papeletas de sitio. Juan Mas Gambau (Barcelona, 1952), hijo de Salvador Mas Maymó y de María Gambau Bosch, podría haber sido barcelonés, pero con 9 años se convirtió en hijo de un emigrante en Suiza. Podía haber sido suizo, como su hermano Javier, como su hijo Mathieu, fruto de su primer matrimonio con una helvética protestante, pero el destino lo convirtió en sevillano.

Llegó el 11 de noviembre de 1991. "Entonces, entre los emigrantes, se hablaba de Andalucía como la California de Europa". Se separó de su esposa y de su país de acogida y su primer suelo de la España reconquistada fue Hinojos. Vuelta de tuerca a una vida trufada hasta entonces de topónimos suizos: Ginebra, Bussigny près-Lausanne, Gaillard, Ecublens, Renens, Boussens...

En su caso, la Semana Santa es una vocación tardía. No fue un niño que le pidiera cera a los nazarenos. Llega a Suiza con 9 años. "Mi madre y mi hermano, seis años más pequeño, se quedaron en Barcelona". Su padre se colocó con su tío Juan en una fábrica en la que hacían las cajas de los relojes Zenit. Su liceo francés, el idioma de la zona, fue la casa de una viuda con dos niñas y un niño de su edad a la que lo llevaba su padre. "Me dejaba los domingos por la noche y me recogía los sábados por la mañana. Mi padre en Ginebra, mi madre en España y yo con la viuda".

Cuando llega el resto de la familia, se van de Ginebra a Bussigny-près Lausanne, en el cantón de Vaud. Su padre sigue con los relojes y su madre trabaja de planchadora. "Con los relojes descubro la técnica del dorado que ahora veo en las cofradías. Yo de niño le he puesto hojas de oro a los péndulos". Se hizo mayor a los 11 años. "Mis padres cogían un tren a las seis de la mañana y no volvían hasta la noche. Me hacía cargo de mi hermano, lo dejaba con una vecina de Madrid, hacía la comida y lo recogía. Yo sustituía a la autoridad y ninguno de los dos tuvimos la sensación de que teníamos un hermano".

La familia se trasladó de Bussigy a Renens y cambiaron la hora. "Cambiamos los relojes por una fábrica de punto. Mi padre trabajaba en la tintorería y mi madre reparaba las medias". Juan Mas Gambau termina los estudios y se coloca en una empresa de montaje con la que hizo trabajos por toda Europa, África del Norte y Japón. "En Japón estuve seis meses en una línea de montaje de Tokio a Hiroshima". Japón, un país de islas, y Suiza, un país sin litoral y con marina mercante. Distintos pero parecidos. "Creo que tienen muchos defectos, pero no se les ven".

Nació en el año bisiesto y olímpico (Juegos de Helsinki) de 1952 y volvió laboralmente a España en el año bisiesto y olímpico de 1992. No pisó la Barcelona de aquel año, su ciudad natal (calle Córcega), porque se pasó ese año trabajando en los accesos de la puerta Cartuja de la Expo 92. "Allí conocí a mi mujer, María del Mar, de Arroyomolinos de León", la madre de María, que nace en 1999 y es la que lo hace hermano del Carmen Doloroso. "Quería salir de nazarena y yo tenía que darle una cultura sevillana. Mi primer contacto con las hermandades había sido a través del economato del Casco Antiguo. Había heredado la afición a las asociaciones de mi padre".

Salvador Mas, su padre, enterrado en Suiza, fundó los centros españoles de Bussigny y Renens, presidió la Asociación de Inválidos y Pensionistas Españoles en Suiza, una peña del Barça en Lausana y hasta una peña quinielística. "De niño me llevó a un partido en el Camp Nou y se me quedó grabada una jugada de Kubala". Juan le echaba una mano en el bar de los españoles de Bussigny y por ahí empezó a menguar su perfil de ciudadano suizo. "Soy suizo por la educación, pero no por la forma de ser". Su hijo es tan suizo que le llamó por teléfono cuando Suiza derrotó a España en el Mundial de Sudáfrica. "Iré este verano porque se casa el 27 de julio". Vio entrar a miles de visitantes en la Expo, "monjas cogiéndose los hábitos para echar a correr y llegar las primeras a la taquilla del Auditorio". Entre 1994 y 2002 trabajó en el mercado inmobiliario y desde hace una década es un parado en la California de Europa de la que le hablaba en Suiza el gaditano Manolo Trigueros. Se ve reflejado en la Suiza del emigrante que retrata Carlos Iglesias en la película Un Franco, 14 pesetas. "Ésa es mi vida. Está hecha en la parte alemana y yo vivía en la parte francesa. Él volvió muy joven a España y el cambio era tremendo".

Se casó con María del Mar el 1 de abril de 1995. "Estaba San Vicente en obras y nos casamos en la capilla de las Esclavas". Su padre falleció hace tres años. Su madre, poco después. "Un 24 de diciembre, en el aniversario de su boda. Me llamó mi hermano desde Suiza. Yo me había ido a pasar las Navidades a Arroyomolinos de León". A sus padres les mostró la magia de la Semana Santa. Nunca fue niño cofrade. Su infancia fue de otra materia. Igual que la jugada de Kubala, nunca se le fue otra imagen de la retina. "La primera vez que llegamos en tren a Suiza. Una valla de alambre y la gente con las manos entre la alambrada, asomados junto al andén para localizar a sus familiares". Los que iban allí buscando al tío Juan de turno.

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