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La Virgen del Rocío con una corona del Rosario de Montesión recreando una antigua estampa

La Virgen del Rocío luciendo la corona de la Virgen del Rosario

La Virgen del Rocío luciendo la corona de la Virgen del Rosario

En la vieja plaza de López Pintado continúan tachando días en su particular espera hasta julio de 2025. Los cofrades de la Redención compaginan su labor cultual diaria (Pentecostés hace nada, sin ir más lejos) con la preparación espiritual y logística de cara a la coronación canónica de su titular, la Virgen del Rocío, a través de numerosos actos de diversa índole. Por ejemplo, en la tarde de este viernes la banda de cornetas del Cristo de la Sangre ofreció un concierto de marchas procesionales enmarcadas en el ciclo musical de la propia coronación. 

El apartado estético y visual, que es el que ahora nos ocupa, igualmente asume un papel de relevancia en la preparación para tan magno acontecimiento. Tal y como ha ocurrido en ocasiones anteriores, la Virgen del Rocío luce en estos días una corona perteneciente a la Virgen del Rosario, de la hermandad de Montesión. Se trata de la misma pieza que portaba la dolorosa de Santiago en sus primeros cultos hace ya setenta años, y que fue cedida por la corporación de la calle Feria cuando aún la cofradía del Lunes Santo, recién fundada, apenas contaba con enseres. Es una corona de elegantísimo diseño, ejecutada al menos en 1926, fecha en que ya conservamos fotografías de la Virgen del Rosario con ella puesta sobre sus sienes. 

Se repite así una estampa que hemos visto meses atrás, cuando la Virgen del Rocío ha portado coronas de la Virgen de los Dolores, de San Vicente, o de la Virgen de las Tristezas de Vera-Cruz, corporaciones que también cedieron antaño sus preseas en señal de fraternidad y comunión. 

La hermandad de la Redención vio aprobadas sus primeras reglas en junio de 1955 por mediación del cardenal José María Bueno Monreal. Semanas después la corporación se dirigió al imaginero Antonio Castillo Lastrucci para encomendarle la tarea de tallar una imagen de dolorosa, María Santísima del Rocío, que fue posteriormente retocada y modificada por Francisco Buiza. La Virgen se entregó a la hermandad en octubre de 1955 y estuvo expuesta en la casa rectoral de Santa María la Blanca, siendo bendecida por el cardenal José María Bueno Monreal el 4 de diciembre, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada. Los padrinos de la bendición fueron el gobernador civil Alfonso Ortiz y Meléndez Valdés y su esposa. Al acto acudieron treinta y tres hermandades penitenciales de Sevilla.

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