Ciudadanos se refuerza con Pablo Díaz

Ayuntamiento de Sevilla

El actual jefe de gabinete tomará posesión mañana de su acta de concejal en la sesión plenaria

Pablo Díaz posa junto a Inés Arrimada.
Pablo Díaz posa junto a Inés Arrimada. / M. G.

El concejal Francisco Moraga dejará de estar sentado sólo en la bancada de la formación naranja en el salón de Plenos desde mañana. Ciudadanos se refuerza de cara a las elecciones locales del último fin de semana de mayo (en la que las encuestas auguran que doblarán sus votos) con Pablo Manuel Díaz Amores, hasta ahora jefe de gabinete del grupo municipal. Esta toma de posesión se producirá 48 horas después de que el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, confirmará a Álvaro Pimentel como candidato a la Alcaldía.

Estos dos nombramientos se producen mes y medio después de que Javier Millán, anterior portavoz y diputado provincial de la formación naranja, fuese recolocado como delegado territorial de la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local; y el edil Javier Moyano dimitiese para volver a su profesión de farmacéutico. El turno corre hasta Pablo Díaz (sexto en las listas) debido a que tanto Inmaculada Monedero como Beatríz Robles abandonasen las filas del partido a comienzos del mandato.

Pablo Díaz es director institucional desde el estreno de Ciudadanos en la Corporación municipal. Este cargo lo compagina con el de vocal del comité de apelación de la Federación Andaluza de Fútbol, donde se reúne una vez por semana para consensuar y redactar resoluciones a los recursos de las sanciones a los clubes de fútbol de Andalucía. Antes de su llegada a la Plaza Nueva, fue titular en el despacho de abogados R&A y estuvo de prácticas en el colegio Portaceli como profesor de economía en Bachillerato.

Licenciado en la Universidad de Sevilla y especialista en Derecho Mercantil, Civil, Administrativo, Concursal y Deportivo, el nuevo concejal de Ciudadanos tuvo su protagonismo en un Pleno extraordinario celebrado hace un año y que estuvo repleto de reproches entre todos los grupos políticos. Un momento de tensión fue su expulsión ordenada por la presidenta Carmen Castreño por tomar la palabra para intervenir en el debate plenario y no callarse aun cuando estaba sentado entre el público.

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