Edu, el perro de la Guardia Civil que ha recibido una mención honorífica
Es un pastor alemán de ocho años, especializado en la búsqueda de cebos envenenados, tóxicos y cadáveres de animales
Tiene su base en Sevilla y ha esclarecido cientos de casos de envenenamientos por toda Andalucía
La Guardia Civil saca pecho de su lucha contra el narco en el día de la Patrona
La Guardia Civil distinguió este miércoles la labor del perro Edu, un pastor alemán especializado en la detección de venenos y tóxicos que ha recibido una mención honorífica durante el acto de celebración del día de la Virgen del Pilar, Patrona del Cuerpo, que ha tenido lugar en Sevilla. El perro ha participado en cientos de servicios por toda Andalucía y esclarecido numerosos delitos de maltrato animal y contra el medio ambiente.
Edu tiene ocho años y tiene su base en Sevilla, donde trabaja junto con su guía, el guardia Andrés Roblas, con el que atiende servicios en toda Andalucía. Su labor es la búsqueda de cebos envenenados, sustancias tóxicas y cadáveres de animales, por lo que suele trabajar a requerimiento del Seprona.
"Me lo entregaron con un año y medio, y yo he ido formándolo hasta alcanzar el nivel de operatividad que tiene ahora". Procede de una compra que hizo la Guardia Civil. "Tenía ciertas cualidades e instinto, pero partimos de cero para adiestrarlos en diferentes especialidades", explicó el guía.
El perro no tiene edad de jubilación, sino que estará trabajando hasta que sus facultades se lo permitan. El guía destacó el "gran vínculo" que se crea con el animal, con el que pasa muchas horas. "Y más yo, que trabajo con los Seprona de toda Andalucía y los operativos duran varios días, en los que estoy permanentemente con él. Son varios días al mes, más el entrenamiento diario en la base y los desplazamientos".
El guía aseguró que Edu "ha hecho muchísimos servicios" y puso el ejemplo de un caso en la provincia de Cádiz que hubiera sido imposible de resolver sin la ayuda del can. "Alguien se dedicaba a poner carne con veneno y había matado bastantes animales en la zona. En el registro de una nave de un sospechoso, no había evidencias de que estuviera allí almacenado el tóxico que buscábamos, pero él marcó dos botes que estaban vacíos. En las tapas había solamente unos granos, que se llevaron al laboratorio, donde se analizaron junto con la sustancia que había aparecido en los cebos, y dio una coincidencia del 100% en todos los valores. Así, se pudo imputar al sospechoso".
Cuando detecta la sustancia, Edu se pone a ladrar. El guía lo adiestró en un principio en pasivo, es decir, quedándose quieto, pero aseguró que no le convencía este método porque muchas veces la zona de rastreo es en el monte, en amplias extensiones de terreno, por lo que en ocasiones no veía al perro. Así que optó por que ladrara.
Edu no busca cadáveres humanos, sino de animales envenenados. Otros animales sí se forman para el rastreo de cuerpos humanos. Una vez jubilado, Edu se quedará con su guía, que tiene más perros y ahora se dispone a formar un cachorro de un mes y medio.
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