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Sevilla

Filomena regala una Sierra Norte de Sevilla vestida de blanco

  • Alanís o Gudalcanal amanecen nevadas y reciben la visita de muchos sevillanos ávidos de los encantos del invierno

Alanís de la Sierra desde la muralla de su castillo.

Alanís de la Sierra desde la muralla de su castillo. / José Ángel García

Y se cumplieron las predicciones. Un manto blanco ha cubierto este domingo, al menos durante unas horas, algunas localidades de la Sierra Morena de Sevilla. La borrasca Filomena, que ha causado verdaderos estragos en otras partes del país, no se olvidó de Sevilla en sus últimos coletazos. Los copos cayeron con intensidad durante toda la madrugada del domingo, dejado estampas bellísimas en Alanís o Guadalcanal. También nevó en otras localidades, como Almadén de la Plata o el Real de la Jara, no cuajando en este caso. Han sido muchas las familias que se han desplazado hasta la sierra para disfrutar de un rato de esparcimiento, aprovechando incluso cualquier descansadero de la carretera para parar y tomar unas fotografías que inmortalizaran el momento.

Al filo de las dos de la tarde era importante el número de vehículos que remontaban los 74 kilómetros de la A-432 que une Cantillana con Guadacanal. Un trayecto que lleva alrededor de una hora y cuarto y que por el volumen de tráfico y el hielo acumulado en algunos de sus últimos tramos se extendía aún más. A este tiempo hay que sumar los 35 kilómetros, traducidos en otros 40 minutos, que se tarda en llegar desde la capital hasta Cantillana. En total, casi dos horas de viaje para disfrutar de un rato en la nieve y probar las nobles viandas de la serranía sevillana.

Pero todos estos que acudían a la hora del almuerzo ya iban tarde para ver la nieve en todo su esplendor. El sol que ya se había hecho fuerte desde el mediodía había derretido la que alfombraba las calles de estas localidades, y había borrado gran parte de la que se acumulaba en las zonas boscosas y de cultivo junto a la carretera.

Un grupo de persona se divierte en un paisaje completamente nevado. Un grupo de persona se divierte en un paisaje completamente nevado.

Un grupo de persona se divierte en un paisaje completamente nevado. / José Ángel García

Los más afortunados fueron los que madrugaron. Desde bien temprano, algunos vecinos de la zona fueron alertando a través de las redes sociales que había nevado con cierta intensidad. A las nueve de la mañana la carretera estaba mucho más despejada. Algunos esperaban encontrar algo de nieve en localidades más cercanas, como El Pedroso, Cazalla o Constantina, pero tendrían que subir un poco más para toparse con el bello paisaje. El verde intenso comenzaba a tamizarse de blanco a pocos kilómetros de Alanís de la Sierra, a 660 metros de altura.

Probablemente haya sido esta la población más agraciada por la nevada provocada por Filomena. Sus casi 1.800 habitantes se han incrementado en varios cientos durante la jornada. Los primeros que llegaron pudieron disfrutar todavía de un cómodo aparcamiento, de la clásica estampa de los coches cubiertos por una capa de 3 o cuatro centímetros., algo que invitaba sin duda a dejar algún mensaje, y de una nieve todavía bastante suelta y sin ensuciar.

Dos niñas hacen un muñeco de nieve. Dos niñas hacen un muñeco de nieve.

Dos niñas hacen un muñeco de nieve. / José Ángel García

Los dos grados de temperatura que marcaba el mercurio a las diez de la mañana no resultaban desagradables por la ausencia de viento, por lo que pasear era una delicia. Algunos residentes observaban curiosos a los turistas asomados a sus puertas. “Esto no es nada, chiquillo, en un rato ya no queda nada”, decía con sapiencia uno de ellos al emocionado visitante. En otras casas todavía permanecían colocadas las protecciones para que la lluvia y la nieve no se colara en el interior.

Muchos de los recién llegados se mezclaban con los residentes en los bares del final de la calle Bancos. De uno de ellos, El bar de Mou, salía una familia de Alcalá del Río después de un buen desayuno. “Hemos venido en dos coches para traer a los niños y que echen un rato jugando con la nieve”, comentaba Lorenzo, cabeza del grupo.

Paisaje nevado de la Sierra Norte de Sevilla Paisaje nevado de la Sierra Norte de Sevilla

Paisaje nevado de la Sierra Norte de Sevilla / José Ángel García

Con la nieve empezando ya a derretirse, un matrimonio se afanaba en hacer un muñeco de nieve para su pequeña hija Celia a las afueras del pueblo. Otros se hacían fotos en la rotonda de la entrada, mientras que la mayoría se aprestaba a recorrer el bello sendero hasta el castillo que desde la cima de un promontorio domina el paisaje de Alanís. De la fortaleza medieval que protegía las fronteras del Reino de Sevilla sólo quedan sus murallas y una torre, pero con eso era más que suficiente para divisar en lontananza toda la belleza que Filomena había esparcido por la sierra. Algunos intentaron llegar en coche hasta casi las mismas puertas de la fortaleza, teniéndose que dar la media vuelta en unas circunstancias un tanto complicadas. La explanada hexagonal formada por la muralla era el escenario perfecto para una batalla de bolas.

Una joven sube hacia el castillo de Alanís. Una joven sube hacia el castillo de Alanís.

Una joven sube hacia el castillo de Alanís. / M. G.

Pero Alanís no fue el único escenario nevado. Filomena también descargó su nieve durante la madrugada en Guadalcanal, todavía más al norte. La carretera entre ambos municipios estaba jalonada por numerosos vehículos apostados en cualquier salida o recoveco que permitiera a sus ocupantes hacerse unas fotografías. En la propia localidad, la nieve era más escasa que en Alanís, también el sol era más intenso, pero los visitantes pudieron disfrutar de la hermosura del cerro La Capitana, el más alto de la provincia, o de la bucólica estampa de la vía del tren que une Sevilla con Mérida completamente nevada. Fueron los regalos de reyes tardíos de Filomena. A partir de este lunes, la nieve dejará paso a un intenso frío.

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