PIONEROS DE SEVILLA

Glucube, una diabetes sin pinchazos

Pioneros de Sevilla / Glucube

Andalucía presenta una de las tasas de diabetes más elevadas de España. La prevalencia de esta enfermedad entre la población adulta es del 15,3%. Esto significa que afecta a casi un millón de personas en la región, según los últimos datos de la Federación de Asociaciones de Diabetes de Andalucía (FADA). Una cifra que ascenderá en los próximos años. Lo cierto es que muchas personas no saben que la padecen. Mucho menos que la desarrollarán en un futuro y que el seguimiento y medición de los niveles de glucosa en sangre formarán parte de su rutina diaria. Las agujas son un elemento indispensable de este ritual. Con un pinchacito en la yema del dedo se puede saber el nivel de azúcar. El problema es que muchas de las personas que padecen esta dolencia tienen que recurrir a este método hasta tres veces al día. Algo que provoca que muchos lo abandonen e incluso lo eviten. Para impedir que esta situación se de, una startup ha creado Glucube, el primer glucómetro en el mundo que hace esta medición sin necesidad de recurrir al temido y desagradable pinchazo.

Se trata de un pequeño aparato en el que el paciente introduce el dedo anular y, a partir de aquí, se sirve de infrarrojos para enviar los datos que recaba a la aplicación del móvil que también han diseñado. El teléfono los pasa a la nube y ahí se aloja el algoritmo que determina el valor de glucosa del individuo. Una valiosa información que devuelve a la app en un proceso que apenas dura un minuto. Toda esta tecnología ha sido desarrollada por el grupo de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Sevilla, en colaboración del servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Virgen Macarena o el servicio de Laboratorios y la UCI del Virgen del Rocío

En estos momentos el dispositivo se vende como tecnología wereable –como los relojes inteligentes que miden el ritmo cardiaco, por ejemplo– pero el objetivo para 2024 es conseguir la certificación de producto sanitario para comercializarlo como tal. Ya cuenta con la aprobación de la Agencia Española del Medicamento y comenzarán a realizar pruebas en el centro de salud de La Algaba en este primer cuatrimestre del año para obtener el sello que expide la Agencia Europea del Medicamento. Además están inmersos en una ronda de inversión. "Estamos muy ilusionados con este proyecto, porque vamos a dar un instrumento para que esta enfermedad sea mucho más leve para aquellas personas que puedan desarrollarla e incluso servirá para prevenirla en algunos casos", indica Pedro Luis Navarro, fundador de Glucube.

Primeros pasos

El director lleva el emprendimiento tecnológico en su ADN. De hecho, en 2016 fundó una empresa centrada en el desarrollo de una aplicación que midiera el oxígeno en sangre para estudiar la apnea del sueño a partir de la detección de los ronquidos. Para ello estaban trabajando codo con codo con el grupo de Ingeniería Biomédica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Hispalense. De hecho, así nació una unión que los llevo a descubrir el proyecto que hoy emprenden. "En ese momento estábamos en el mercado haciendo pruebas en materia de polisomnografía y nos iba bastante bien", recuerda Navarro. Pero hallaron un nuevo método para medir los niveles de glucosa y como "no había recursos para profundizar en ambas materias" se decantaron por el segundo descubrimiento.

En 2019, realizaron las primeras pruebas piloto en el Hospital Universitario Virgen Macarena junto con el equipo de Endocrinología. Aquí se dieron cuenta de que los resultados eran tan favorables como para convertirlo en un dispositivo médico y comenzaron a buscar financiación para comercializar el producto. Un proceso que duró aproximadamente un año y en el que entraron en juego Cofares y algunos business agents.

En continuo aprendizaje

El resultado de esta investigación es un aparato muy fácil de utilizar, porque es totalmente intuitivo. El paciente introduce el dedo anular en el dispositivo y solo debe mantenerse muy quieto y en silencio. Este punto es especialmente importante. "Necesitamos que la medición se haga como cuando uno se toma la tensión. El usuario tiene que estar muy relajado", indica el fundador y apunta "que la curva tiene ser muy estable, porque si se mueve da error". El sistema necesita mucha precisión para que la luz infrarroja sea capaz de medir las moléculas de glucosa en sangre a través del dedo. En apenas 20 segundos, envía esta información a una aplicación que también han diseñado –y que se conecta al aparato de forma automática por bluetooth– y de ahí a la nube, donde se aloja el algoritmo que devuelve el resultado final a la app para que el usuario pueda visualizarlo y registrarlo. El fundador hace hincapié en que para hacer un seguimiento más preciso y personalizado, el usuario ha de introducir en la aplicación su edad, altura, peso y sexo. De hecho, se pone a el mismo como ejemplo e indica que calcula su glucosa antes y después de desayunar –ya que no hay límites de lecturas– para comprobar cómo le afecta un alimento u otro.

El algoritmo que coteja toda la información también es de fabricación sevillana y ha sido entrenado con más de 13.000 muestras de 300 pacientes diferentes. Además está en continuo aprendizaje, es decir, cuantos más datos obtenga mayor exactitud podrá ofrecer. "La gente nos ayuda para que el algoritmo avance", manifiesta. De hecho, cuentan con una comunidad de glucubers a los que ofertan el producto por 175 euros. A cambio, piden que los usuarios realicen 50 "medidas manuales" con Glucube y otras 50 con un glucómetro capilar que ellos mismos facilitan. Indican en su web que estas medidas deben realizarse en un plazo máximo de 30 días desde la recepción del aparato. El objetivo es mejorar y afinar el algoritmo día a día para que el dispositivo alcance la máxima precisión. La otra forma de adquirir el aparato es comprándolo por 299 euros en su web. Un precio al que hay añadir otros 12 euros al mes para utilizar la aplicación.

Uso en los hospitales

Navarro afirma con rotundidad que esta tecnología tiene un destinatario claro: el entorno de los prediabéticos y de los diabéticos de tipo 2 para que puedan controlar su salud sin necesidad de pincharse. Sí que es cierto que "ahora mismo nadie tiene el concepto de tener un glucómetro en casa", admite "y esto mismo es lo que queremos cambiar, porque también ayuda a que la gente no desarrolle determinadas enfermedades que pueden complicar la vejez".

Aunque advierte que los pacientes no deben tomar las mediciones como una referencia para medicarse –ni siquiera cuando sea un dispositivo sanitario–, sí que pueden compartir los históricos con su médico de cabecera a través de la aplicación.

El fundador está al frente de un equipo multidisciplinar –desde ingenieros hasta endocrinos o atención primaria–. Una plantilla que espera aumentar en el próximo año. Además del reto de conseguir el certificado que avala el dispositivo como producto sanitario, tienen otro desafío: lanzar un aparato de medición continua de glucosa para los entornos hospitalarios. "Imagina que 100 pacientes llevan los dedales y se monitorizan las gráficas en una pantalla para todos. Así se puede ver quién está subiendo y quién está bajando para poder intervenir", recalca.

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