Haze, Albéniz y mucho Triana
El único componente vivo del grupo rockero recibió la ovación más emotiva
Se abrió el telón y delante de las gradas de los galardonados apareció un cantante rapero al que luego los invitados al acto identificaron como Haze, un sevillano nacido en el barrio de Los Pajaritos que ahora triunfa con el hip hop andaluz, una fusión musical con fondos flamencos (en estos tiempos todo es fusión) que sigue la estela creada en los años de la Transición por el grupo Triana. Del rock al hip hop con un poco de música clásica con Sevilla, de Albéniz, cuya interpretación por la Banda Sinfónica Municipal vino a dar un descanso a la presidenta del Pleno, Rosamar Prieto, en plena presentación de los galardonados con la medalla de la ciudad.
El acto fue todo lo ameno que puede ser una ceremonia de estas características. Los discursos no fueron demasiado largos, algo que agradeció un público extrañado por la escasa potencia del aire acondicionado. Los abanicos tuvieron poco descanso. Sólo los segundos que duraban los aplausos. El dedicado a Eduardo Rodríguez, el único componente de Triana que queda vivo, fue el más largo. Y el más emotivo. Su mirada al cielo, dedicándoles la medalla a sus dos compañeros ya fallecidos, trajo recuerdos de una época en la que Sevilla cerraba un capítulo de su historia y empezaba a escribir otro.
La ceremonia de ayer tuvo mucho de recuerdo. En todos los vídeos que presentaban a los galardonados se mencionaban a padres, hijos y nietos. El de Lina se remontaba a la posguerra, en el del sindicalista Francisco Manzano (el único galardonado con polo y sin chaqueta), a la contienda bélica del 36. Un auténtico ejercicio de memoria histórica. Hubo también sus anécdotas. Momentos de tensión cuando al presentar al catedrático Luis Navarro el proyector del vídeo falló y empezó a emitir el reportaje del siguiente galardonado. Tras unos instantes de incertidumbre al fin se pudo ver al catedrático a los pies de su Cristo de la Buena Muerte y con Miguel, uno de sus nietos.
Efusivo fue el abrazo del sindicalista Manzano con Torrijos tras recibir la medalla. Quedaba claro de quién había salido la propuesta para su reconocimiento. Fue la única espontaneidad en un acto marcado por las referencias a la crisis. Además de las realizadas por el alcalde en su discurso también estuvieron presentes en el de Francisco Borja Acosta, quien habló en nombre de todos los galardonados. Comparó la ciudad del tardofranquismo, cuando junto a sus compañeros Eduardo Saborido y Fernando Soto luchó por los derechos de los trabajadores, con la actual. "Hemos cambiado -afirmó- pero esta crisis no debe caer del lado de los más débiles y aún conociendo todas las dificultades no se puede dejar de tener esperanza en el futuro". El mismo mensaje que minutos antes había lanzado Monteseirín. Al final de su intervención una frase de Cernuda sirvió para elogiar la nobleza humana.
El discurso de la consejera de la Presidencia, Mar Moreno, fue quizá el más oficial. Alabó el trabajo desarrollado en Sevilla como ciudad de vanguardia en España. Innovación y tradición. Las dos premisas sobre las que se asienta toda intervención que no va más allá de lo políticamente correcto.
Acabada la ceremonia llegó la foto de familia. Luego vinieron las felicitaciones. En el Casino tocaba un grupo heredero de Triana. Cantos de otros tiempos. En la escalinata los galardonados se fotografiaban con sus familiares y amigos. Entre los invitados hubo quien recordó que el próximo año Monteseirín también entregará las medallas. Será todavía alcalde. En funciones.
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