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Los Invisibles: Yoko Tamura

“Matilde Coral me enseñó que no se mueven los dedos, sino las muñecas”

  • Vino a Sevilla becada por el Gobierno japónes. Abrió su propia academia en Tokio y bailará ante el embajador de su país en el Museo de Baile de Cristina Hoyos

Yoko Tamura, entre las estatuas de Caracol y la Niña de los Peines.

Yoko Tamura, entre las estatuas de Caracol y la Niña de los Peines. / Juan Carlos Muñoz

CRISTINA Hoyos la adoptó como ahijada artística. Yoko Tamura (Tokio, 1978) está en Sevilla con una beca del Gobierno japonés para perfeccionar el baile flamenco. Sacó entrada para 16 espectáculos de la Bienal.

–¿Esa beca es una prueba de la importancia que su país le da al flamenco?

–La beca es del Ministerio de Cultura del Gobierno y es un aliciente a los artistas japoneses jóvenes para que lleven arte de otros países a Japón. A otra chica y a mí nos becaron a Sevilla, a una de ballet clásico a París. Es para todas las artes y todas las músicas, la latina por ejemplo.

–¿La Bienal es como un master?

–Vine en octubre del año pasado y vuelvo a Japón el 3 de octubre de este año. Justo cuando termina la Bienal. Ha sido casualidad.

–¿Verá algunos espectáculos?

–Saqué las entradas en abril. Veré un total (consulta su agenda) de 16 espectáculos. El 14 de septiembre no iré, porque tengo una actuación en Badajoz.

–¿Vivió la previa de la Bienal?

–He participado en un Flashmob, un video con mucha gente de la calle, una coreografía de promoción. Allí conocí a Matilde Coral. Me presenté como Yoko Tamura, bailaora japonesa.Cuando me vio, me dio una lección sobre la marcha: no se mueven los dedos, se mueven las muñecas. Es una maestra nacida para ser maestra.

–¿Qué le atrae más de la Bienal?

–Me interesa mucho lo de Farruquito y el espectáculo de David Lagos. EnJapón muy buenos bailaores y guitarristas, pero cantaores menos. Será el idioma o lo complicado que es transmitir los sentimientos. En Japón hacen falta buenos cantaores.

–¿Cómo surge su vocación?

–Mi padre era policía y jugaba al fútbol y mi madre trabajaba en unas oficinas. Desde pequeña siempre me ha gustado bailar. bailaba todo, era una chica graciosa que había baile clásico, danza-jazz, hip hop.Un día vi en televisión una publicidad del Ballet Nacional de España, una mujer con un vestido rojo que daba vueltas. Yo no sabía lo que era la danza española ni el flamenco, pero le dije a mi madre que quería aprender eso. Una de sus mejores amigas era profesora de flamenco. Fujiko Nakai, mi primera maestra.

–¿Y después?

–Estuve en la escuela de Antonio Alonso, una estrella del ballet nacional que tenía una academia en Tokio, y de allí a la escuela de Yoko Komatsubara.

–Su tocaya llevó a todos los grandes del flamenco a su país.

–Aprendí muchísimo con ella. Llevó a muchos maestros a dar cursillos: Antonio Canales, Currillo de Bormujos, Maribel Gallardo, Isabel Bayón.

–¿Se ve el ambiente olímpico?

–En Tokio hay mucha ilusión.

–Cristina Hoyos pregonó con su baile los de Barcelona 92...

–La vi por televisión. A Cristina la conocí en 2011. Fue con Juan Antonio, su marido, de jurado a un concurso de baile en Japón donde conseguí el primer premio. Aquí me cuidan mucho, como si fueran mis padres.

–¿Pasó de la teoría a la práctica?

–En Japón monté mi propia escuela, tengo casi treinta alumnos. Jesús Ortega, discípulo de Cristina Hoyos, es mi pareja artística. Con él montamos el espectáculo Kizuna, una historia de vínculos entre España y Japón que estrenamos en mi país, con una gira por varias ciudades. El día 7 lo presentamos en el Museo de Baile Flamenco de Cristina Hoyos, está invitado el embajador de Japón. Y el 14 en Badajoz.

–¿Ha sido provechosa la beca?

–He aprendido que el baile flamenco viene de la vida, de la vida normal, de la calle, no sólo es escuela. A mis alumnos les digo eso, que en el baile no hay solo técnica, que hay que sentir, sacar lo que está dentro del cuerpo.

–¿Quién llevó la semilla, Marco Polo, los jesuitas...?

–Dicen que fue la compañía de Pilar López.

–¿Otras aficiones?

–Juego al golf, como mi marido.

–¿Sabe que el Betis fichó a un futbolista japonés?

–A Inui, claro. No lo conozco. Pero di un buen salto con el gol que le marcó a Bélgica en el Mundial.

–¿Por qué el cine japonés no trató el flamenco con la sensibilidad de Imamura o Kurosawa?

–No tenemos un Carlos Saura.

–¿Además de bailar?

–He hecho algo que no puedo hacer en Japón por falta de tiempo. Todos los fines de semana me iba a una playa: La Antilla, Isla Cristina, Nerja, La Victoria...

–Nos presentó en la Feria Cristina Hoyos. ¿Baila sevillanas?

–Me enseñó mi primera maestra, la amiga de mi madre. Me encantan las sevillanas y la manzanilla.

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