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Personas sin hogar Sevilla

La odisea de 'Cara de Pez'

  • Un ingeniero agrónomo encuentra en un charco en Los Bermejales un cuadro pintado por Paul Hudicourt, un haitiano que vivió siete años en la calle y al que ahora ha devuelto la obra

José Antonio Macías, de pie, entrega el cuadro a Paul Hudicourt.

José Antonio Macías, de pie, entrega el cuadro a Paul Hudicourt. / Juan Carlos Muñoz

La tarde del 18 de diciembre de 2019, a un ingeniero agrónomo llamado José Antonio Macías Caballero le llamó la atención, al salir de su trabajo en Los Bermejales, algo que había en un charco. Se acercó y vio que era una pintura. Le gustó mucho, tanto que lo recogió, lo enrolló como pudo para que nadie le dijera nada en el autobús en el que tenía que montarse y se lo llevó a su casa.

Los tonos rojizos y los peces enroscados que aparecían en en ella le hicieron pensar que era obra de un pintor caribeño. No se equivocaba. El cuadro llevaba una firma, Paul Hudicourt, y un año, 2003. Macías introdujo el nombre del autor en Google y le apareció un reportaje de este periódico publicado un mes antes, el 17 de noviembre de 2019. Se titulaba Los que salieron de la calle y contaba las historias de varias personas sin hogar que estaban en una experiencia piloto de los servicios sociales del Ayuntamiento de Sevilla, en una iniciativa que se conoce con el nombre inglés de housing first que consiste en realojar a los sin techo directamente en un piso sin pasar por los albergues u otros centros de acogida previos.

Paul Hudicourt es un ciudadano haitiano de 50 años que pasó siete viviendo en las calles de Sevilla y al que los servicios sociales municipales consiguieron sacar de la calle. Ahora reside en una vivienda de la zona norte de la ciudad, está perfectamente integrado en su barrio y el año pasado recibió uno de los premios del Ayuntamiento de Sevilla otorga en el marco de la semana de las personas sin hogar. Se dedica a pintar imanes para neveras que quiere vender en algún puesto o mercadillo, en un proyecto que aún está por definir. Los servicios sociales, a través de la empresa Arimarcos UTE, se encargan de atenderlo.

El cuadro de Paul Hudicourt, bautizado ya como 'Cara de pez' El cuadro de Paul Hudicourt, bautizado ya como 'Cara de pez'

El cuadro de Paul Hudicourt, bautizado ya como 'Cara de pez' / Juan Carlos Muñoz

Al ingeniero agrónomo le conmovió la historia. Pensó en lo que debería llevar vivido aquel hombre y que su cuadro venía a simbolizar de algún modo su odisea. Un tipo que llegó a Sevilla desde Haití, que trabajó en un principio como limpiador de piscinas y se integró bien, que estuvo tocando el bongo en un conjunto musical pero que llegó un día en que perdió el trabajo y todo se torció. No pudo pagar el alquiler y terminó en la calle, donde pasó siete años. Vivía de lo que la gente le daba y solía dormir en unos soportales. No tiene familia en España y sólo le queda un hermano en la República Dominicana.

El cuadro estaba empapado y bastante deteriorado en algunas partes. Tenía el bastidor roto. José Antonio Macías intentó arreglarlo, pero finalmente lo llevó a la calle Feria, a la tienda de enmarcaciones de Marcelo Culasso. Allí se le colocó un marco azul a juego con el tono de las líneas del cuadro. El ingeniero intentó localizar al autor, sin demasiado éxito. Llamó al 010, que lo redirigió a las dependencias municipales de la calle Santander, donde nadie le dijo cómo podía contactar con Paul Hudicourt. El 8 de enero decidió escribir un email a quien esto firma, el periodista que había escrito el reportaje sobre las personas sin hogar.

La firma del pintor. La firma del pintor.

La firma del pintor. / Juan Carlos Muñoz

Dejó todos sus datos y, con ellos, el periodista contactó con el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Sevilla y este departamento con los servicios sociales. Finalmente, el pasado miércoles, a las cinco de la tarde, José Antonio Macías Caballero entregó la obra a su autor, Paul Hudicourt, que se quedó un rato mirándola y se mostró muy contento por el detalle del ingeniero.

Paul pintó el cuadro en la República Dominicana, lo que hace aún más larga su odisea. Lo tenía en un taller que compartía con un socio en Los Bermejales y probablemente estuvo en alguna casa y los dueños se deshicieron de él después de alguna reforma. Ahora el cuadro, con los restos de humedad en la parte trasera que podrían ser una especie de cicatrices, está de nuevo con su autor. Faltaba ponerle un título. Paul pidió unos días para pensarlo. El periodista le dio tres días. El viernes por la mañana ya había nombre: Cara de pez.

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