Prohibiendo espero

Calle Rioja

La prohibición de fumar en los bares puede mermar una fuente consuetudinaria de ingresos que asocia este vicio con la tertulia, la copa y la sobremesa

03 de enero 2011 - 05:03

LA cola de los calentitos de la Macarena da la vuelta al quiosco de prensa. Cambio de cilindrada. Del cigarrillo al churro. Bajo el arco de la Macarena, a dos pasos del busto de Rodríguez Ojeda, sobresale el potente veguero del que da cuenta José Martínez. "Tengo 67 años y desde los 18 siempre me fumo un puro por la mañana y otro por la tarde". Tres hijos, tres nietos, entre triángulos de afectos se multiplica en el cultivo de las amistades. Es presidente de la tertulia Macarenos del Atrio. "En las tertulias el tabaco es fundamental. Con las tertulias viene la sobremesa, que es lo que deja dinero en las tabernas. Para los hosteleros, esta norma va a ser la ruina".

La gente seguirá fumando, dice el fumador de puros. "Lo harán clandestinamente, como en la ley seca de Estados Unidos en los años 20". A este macareno sólo le podría prohibir que fumara su esposa, de Triana. "Lo único que me tiene prohibido ella es que adelgace, porque se ha acostumbrado a mi cuerpo". El tabaco es el fetiche de estos tertulianos, que entonan la versión posmoderna del disuélvanse. "Se disuelve la reunión", dice un compañero de Martínez. Hacen el inventario de los bares que frecuentan: Casa Manolo, Tendido Once, Umbrete, Casa Mariano.

El cardenal Ilundain prohibió las saetas y el cardenal Segura el baile agarrado. Ahora llegan nuevas pragmáticas. "La clientela aquí lo lleva fatal". José Heredia es camarero del bar El Rinconcillo de la Feria. El dueño ha repartido por todos sitios el cartel: "Queda prohibido fumar a partir del 2 de enero de 2011 dentro del bar". "Han entrado menos clientes que otros domingos, y el que se tomaba tres copas, se ha tomado una y se ha ido". "Lo peor de esta norma es que me voy a resfriar, porque hay que salir a la calle para echar humo", dice un cliente, Juan Alberto Fragoso, jubilado de Correos. "Los fumadores estamos esperando que llegue marzo. Los veladores se van a rifar más que las sillas de Semana Santa". Antonio Palomino, vicepresidente de la Asociación Hostelera de Sevilla, dice que en Sevilla la nueva ley antitabaco repercutirá menos que en otras ciudades por la cantidad de "bares con terrazas", según declara a Europa Press. La nueva ley producirá unas pérdidas cercanas a un 10% en los ingresos y convertirá, añade Palomino, a los hoteleros en "policías" ante el cliente.

Es un bar pequeño, pero clásico de la calle Feria. Clientes de toda la vida se turnan en el ritual de ocupar una mesa en el exterior para fumar un cigarrito. "Yo fumo casi tres paquetes todos los días. Me da igual que lo diga la ministra o lo diga mi padre". José Espina, 65 años, no sabe si su padre era fumador "porque no lo llegué a conocer". El nombre de la ministra acaba de leerlo en el periódico "y se me ha olvidado". Por la calle pasa un coche fúnebre plagado de coronas. Hay formas mejores para dejar de fumar.

De las 23 mesas del restaurante El Jueves, cinco eran de fumadores. Un recinto para la nicotina (el pecado sublimado) al final del local. Al fondo hay sitio. Un empleado quita los carteles que distinguían la zona de fumadores. Tós por igual, valientes. "Aquí dentro no se puede fumar, aunque sea una incongruencia". Lo dice el joven dependiente del estanco de Feria esquina con Relator, expendiduría número 58. Nadie prohíbe acertar una primitiva o la bonoloto. Miles de cigarrillos en zona de no fumadores. "No sólo por la prohibición, es que estamos en zona de trabajo".

Es un regalo ideal para estas fiestas del tabaco restringido. La maqueta se titula El humo del deseo. Poemas de María Dolores García Muñiz, música de Jorge Prádanos y la voz de El Pechuga. El humo del deseo es la undécima y última canción, con arreglos y guitarras de Andrés Herrera El Pájaro, que era el guitarrista de Silvio. Carlos Wamba, profesor de Lengua y Literatura, encontró en la librería La Extravagante de la Alameda la joya de un fumador. Un libro de caricaturas de G.K. Chesterton. "Si el PP prohíbe la mitad de las cosas que está prohibiendo el Gobierno de Zapatero, paralizan el país", dice Wamba.

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