Medio Ambiente

El Puerto de Sevilla convertirá los sedimentos de dragado del río en ladrillos para la Avenida de las Razas

Labores de dragado en la desembocadura del Guadalquivir, en Doñana.

Labores de dragado en la desembocadura del Guadalquivir, en Doñana. / D. S.

El Puerto de Sevilla está tramitando un convenio de investigación con una empresa ecológica de Málaga, Todobarro, especializada en la producción de cerámica y ladrillos, con el fin de estudiar la elaboración de ladrillos con parte de los sedimentos del dragado de mantenimiento que se realiza en el río Guadalquivir.

"Nos gustaría que esos ladrillos los pudiéramos usar en la rehabilitación de las naves de la Avenida de Las Razas y en los pavimentos de toda esa zona, que forman parte del proyecto de Distrito Urbano Portuario, para convertirla desde un punto de vista climático en muy sostenible". Así lo ha revelado el presidente del Puerto de Sevilla, Rafael Carmona, en una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha recordado que esta línea de "trabajo con la naturaleza" (working for nature) se abrió desde el momento en que la APS confirmó que abandonaba la idea de un dragado excepcional tras los informes y estudios realizados por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El Puerto ha iniciado ya la campaña del dragado de mantenimiento de la canal de navegación, que llegará hasta el próximo 1 de octubre. "Como estimación" y en virtud a los "análisis de los dragados realizados desde 1985 en el Puerto de Sevilla", la extracción "mínima" será de 300.000 metros cúbicos y un "volumen máximo de 400.000 metros cúbicos", explicaba la APS en una nota de prensa.

Carreteras y fertilizantes

Parte de estos sedimentos son depositados en la zona conocida como Antesclusa, a la altura del término municipal de Coria del Río (Sevilla). Una parte de ellos son destinados a la construcción de carreteras; otra a la mejora de los campos, a modo de fertilizante; y la "parte fina" de estos sedimentos, las arcillas, es la que el Puerto, de la mano de la Fundación Innovarcilla, está estudiando que tenga una segunda vida en forma de "ladrillos del Guadalquivir".

No es ésta la única "fórmula novedosa e innovadora" que tiene encima de la mesa el Puerto para darle salida a los sedimentos del Guadalquivir. "Se están haciendo aglomerados con este sedimento, una especie de ladrillos también, con los que queremos ver si pueden servir para proteger las márgenes, especialmente en la zona de los arrozales, donde se ha perdido mucha tierra" como consecuencia de las lluvias, los desembalses y el propio río vivo, explica Carmona.

En principio, los tramos que se dragan son los conocidos como Broa, Sanlúcar, Salinas, Puntalete, El Yeso, La Gola, Tarfia, La Mata, La Lisa, Olivillos, Boca Sur Isleta, Coria del Río-Isleta, Las Huertas Antesclusa. La APS propone e identifica cinco recintos para el vertido de lo dragado: Recinto Marino, La Horcada, Butano, Relleno Antesclusa y playas, "incluso Doñana". De hecho, la APS ha concluido la rehabilitación de la playa de Bajo de Guía, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), y ha dado comienzo al depósito de arenas en las playas del espacio natural de Doñana.

Las playas de Doñana

"Estamos regenerando dos tramos de playas en Doñana, en total casi 800 metros de la margen que se había perdido por la erosión natural de la desembocadura del río", comentaba el presidente de la APS en una visita reciente al Parque Nacional de Doñana donde la empresa Dravosa está realizando estos trabajos. En concreto, se trata de dos zonas de playa, una de 300 y otra de 500 metros, respectivamente, donde están depositándose los sedimentos.

"Apostamos por la economía circular. Además, esta reutilización no sólo se destina a la regeneración de playas, también se aprovecha el material dragado para la creación de humedales en el entorno del estuario", ha recalcado Carmona. Un proyecto que recibió el reconocimiento de la Junta de Andalucía a través de la concesión del Premio de Medio Ambiente de 2020. Los trabajos de mantenimiento han comenzado en la zona más próxima a la desembocadura y está previsto que el volumen de sedimentos esté en torno a los 400.000 metros cúbicos. Los tramos cercanos a la esclusa son los que concentran mayor cantidad, debido a la propia hidrodinámica de la ría.

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