"A Sevilla le hacen daño los que destacan y dejan de esforzarse"
Son y están
Una brillante trayectoria como investigador y gestor universitario le ha llevado a participar desde 2008 en la expansión mundial de Abengoa, asesorando a su presidente, Felipe Benjumea, en el desarrollo tecnológico. Vive cerca de la Alfalfa, trabaja en Palmas Altas y no para de viajar. Tres dimensiones para conocer bien Sevilla
ES Premio Nacional de Investigación por el conjunto de sus aportaciones a la protección de edificios y embalses ante los seísmos por el estudio de la proyección de las ondas sobre los suelos. Fue director de la Escuela Superior de Ingenieros, donde sigue dando clases a tiempo parcial, y su equipo de colaboradores analiza ahora cómo afectan a los terrenos las vibraciones de los trenes de alta velocidad. Y continúan controlando el estado del Giraldillo (con sensores conectados con un ordenador situado en el cuerpo más alto de la Giralda), en cuya restauración participó para cambiarle el armazón y dotarle de unas sujeciones de acero que deben soportar el paso de muchos siglos.
Pocos sevillanos tienen en su curriculum un bagaje tan equilibrado entre la ciencia, la técnica, la gestión, la política y la empresa: vicerrector de la Hispalense (con Javier Pérez Royo de rector), secretario general de Universidades en la Junta de Andalucía (con Francisco Vallejo) y ahora con un puesto de relevancia en la multinacional sevillana Abengoa, empeñada en ser líder mundial en energías no contaminantes.
-¿Cómo fue el fichaje?
-Al terminar la legislatura 2004-2008 y acabar mi etapa en la Consejería de Innovación, me llamó Felipe Benjumea para entrar en el organigrama con funciones de asesor tecnológico del presidente, amén de representarle en ciertos actos, y como coordinador de todo el programa de I+D en Abengoa. La gran transformación de esta empresa la obliga a depender de su capacidad para investigar. Yo respondo a ese perfil de incorporaciones. Me dijo Felipe Benjumea: "Ven, que te vas a divertir mucho". Y acertó, participo en un proyecto empresarial apasionante. Nos conocemos desde 1995. Propuse desde la Hispalense que la ciudad le debía un homenaje a su padre, Javier Benjumea Puigcerver, fundador de Abengoa. De ahí salió su investidura como honoris causa.
-¿Cómo es de multinacional el trabajo diario en Abengoa?
-Al menos hago un viaje al mes por América. Procuro, en cuatro días, aprovechar el tiempo de tal manera que dos noches las pase viajando en aviones. Por ejemplo, combinando México, San Luis y Denver. Por Europa, las combinaciones suelen ser entre Alemania, Suecia y Francia. Quien da ejemplo a todos es el presidente de Abengoa. Si yo me paso unas 20 noches al año en aviones, él lo hace 80 noches al año en viajes intercontinentales. Cuando estoy en San Luis, suelo acostarme a las 6 de la tarde y me levanto a las 3 de la madrugada, que son las 10 de la mañana en España. Me conecto al ordenador y empiezo a trabajar y hacer contactos con Sevilla, con España. Y a las 7 de la madrugada, hora norteamericana, empiezo a trabajar en persona con mis interlocutores allí.
-¿Siente que en Sevilla ustedes están en otra galaxia?
-Abengoa no es una empresa donde baste decir bonitas palabras sobre innovación. Los valores que predominan son el esfuerzo, el rigor y el trabajo. Aquí se comparte el esfuerzo desde la alta dirección y eso se respira a diario, genera un gran compromiso de su plantilla en pos de los objetivos. Está muy alejada de esa mentalidad que existe en Sevilla entre ciertos profesionales a los que les van bien las cosas: Yo ya con esto vivo bien y no hace esforzarme más. Quienes aplican solamente un esfuerzo relativo no construyen ni sociedad ni ciudad ni país. Le hacen mucho daño a Sevilla. Se aferran a un discutible concepto de lo que entienden por calidad de vida. Quienes tienen la oportunidad de conducir los trenes del desarrollo y no lo hacen, acaban perjudicando a quienes van en los demás vagones. Sobre todo a los más débiles, que acaban en el paro.
-Sevilla tiene dificultades para entender bien la proporcionalidad entre tradición y modernidad.
-Sevilla tiene sus raíces y tradiciones, que están muy bien, igual que me gusta estar un domingo en la Alfalfa tomando una cerveza con los amigos. Pero nadie debe vivir solamente mirando hacia sus raíces, porque entonces no crece. No hay árbol que haga eso. Quienes están volcados todo el año hacia las tradiciones también se comunican con el Messenger, utilizan Google y se entretienen con la Play. Es decir, se abren al mundo como consumidores de lo que otros crean y producen. Sevilla tiene que vivir el presente sin permanecer mirándose a sí misma como único referente, debe estar abierta al mundo y compararse, y competir con sus propias creaciones. De lo contrario está condenada a ser una mera consumidora empobrecida con altos niveles de paro, jugando en la segunda o tercera división mundial. En medicina, hay veces que la diferencia entre ser medicamento o ser veneno está en la dosis. En Sevilla hay exceso de dosis en vivir hacia las raíces, y escasa dosis de vivir en relación con el resto del mundo.
-¿Es posible el juego limpio en la competencia con los gigantes del sector petrolero o eléctrico?
-La fuerza del sector petrolero es inmensa y evidente en el panorama geopolítico internacional. Todo da lugar a mucha inestabilidad, influencias, lobbies y presiones. Y Abengoa entra en la industria energética como un pez que crece en un mar de tiburones. También ha estado en manos de muy pocas empresas la generación de energía eléctrica en España. Y, para cumplirse el objetivo del Gobierno de generar en 2020 mediante renovables el 40% de la energía que se consume, eso obliga a repartir la tarta entre muchos más productores, y genera recelos en quienes defienden sus legítimos intereses.
-Dé un ejemplo de negocio creado a partir de tecnología creada por investigadores andaluces.
-La central solar de torre es un ejemplo de éxito de la investigación andaluza. En la Plataforma Solar de Almería se desarrolló y la primera comercial de todo el mundo es la que Abengoa ha construido en Sanlúcar la Mayor y cuya producción ya se consume a través de Red Eléctrica Española. En ese éxito ha contribuido la Escuela de Ingenieros de Sevilla, hay muchos profesores y alumnos que participan en estos proyectos. En ese tema la Universidad de Sevilla sí sabe ser una cantera de profesionales.
-¿El sistema de compraventa de derechos de emisión de CO2 está ayudando a la reconversión energética o es un método tipo que todo cambie para que nada cambie?
-Hasta ahora no es un mercado grande. Pero ponerle precio a las emisiones es la única manera, en la actualidad, de controlar la producción de contaminación y de reducirla. Se trata de mecanismos asumidos en cada municipio para sostener la obtención de recursos naturales y la recogida de basuras. Eso está implícito en el recibo de Emasesa y en la tasa de basuras. Sin embargo, a nivel mundial, aún no hay mecanismos para imponer esas obligaciones. La Cumbre de Copenhague se quedó en declaraciones y poco más.
-¿Llegará el día en que deje de estar subvencionada la producción de energías renovables?
-Todas las fuentes de energía están subvencionadas. En 2003, en Gran Bretaña, por cada libra a las renovables, se daban siete libras a la producción de energía mediante combustibles fósiles. En 2007, en Estados Unidos, el 70 por ciento de las subvenciones en el sector iban a las petroleras. En España, la reconversión de Hunosa es una subvención al sector del carbón. En su caso, paliar un sector en decadencia. Y la moratoria nuclear la llevamos muchos años pagando en los recibos de la luz.
-¿Invertir en renovables será rentable económicamente o sólo políticamente correcto?
-Si se mira sólo el coste real dela producción en cada fuente energética, cada vez cuesta menos producir la de renovables, y cada vez más la de combustibles fósiles. Ambas curvas acabarán por cruzarse en un periodo indeterminado de aquí a los próximos 10 a 25 años. Cuando ello ocurra, España se habrá garantizado un nivel mucho mayor de independencia a todos los niveles. Antes tenía una dependencia energética del 81 por ciento respecto al petróleo, materia prima extranjera, y ello históricamente ha desequilibrado nuestra balanza de pagos. Y los países hegemónicos en la producción de petróleo (Rusia, Arabia Saudí, Venezuela,…) no son regímenes homologables a los occidentales y, como ya se ha visto en el caso de Rusia con el gas, son capaces de suspender el abastecimiento sin cortarse un pelo. Invertir en el I+D de las renovables es favorecer el ahorro y el empleo en el futuro, también así se garantizan las pensiones dentro de 20 años.
-¿Llegó la hora de que Sevilla también mire a África como territorio donde sustentar su desarrollo?
-Europa tiene en el Norte de África dos grandes iniciativas en marcha. La estrategia Euromediterránea que lidera Sarkozy desde Francia, y el proyecto Desertec que impulsa la Alemania de Merkel. En ambas está Abengoa como actor o como observador activo. Ahora somos la única empresa europea que está construyendo centrales solares en el Norte de África, una en Argelia y otra en Marruecos. Y tenemos capacidad para instalar grandes redes de alta tensión, como la que estamos realizando en Brasil, con una línea de 2.000 kilómetros de longitud en corriente continua.
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