FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Víctor Fernández Salinas. Profesor titular de Geografía de la Hispalense

"Siempre estamos con la Sevilla que se fue y nunca con la que se está yendo"

  • Especializado en el estudio de paisajes, este investigador ha sido elegido recientemente para formar parte del comité ejecutivo de Icomos, la entidad que asesora a la Unesco en patrimonio

Nadie busque en Víctor Fernández Salinas a un académico frío y circunspecto. Más bien, este sevillano de Bami nacido en Málaga y recriado en Asturias (la tierra de su padre) es uno de esos profesores que se identifican con su materia de estudio. El plumilla lo ha visto manejar alguna vez el google map con la pericia de un adolescente a los mandos de su play. Para Fernández Salinas, la cartografía no es una simple impresión de líneas, toponimias y símbolos, sino una tupida red de significados de la que se pueden extraer conclusiones sorprendentes sobre el pasado, el presente y el futuro de un territorio determinado y su población. Llegó a Sevilla hace 30 años, por lo que, como él dice, "ya me toca un cachito de la Torre del Oro". Precisamente, se hizo conocido en los medios de comunicación por ser uno de los principales opositores a la construcción de otra torre: la Pelli. De aquella batalla perdida, aunque se esfuerza en disimularlo, guarda una cierta amargura: "Tenemos la ciudad que queremos". Discípulo de Emilio Murcia y Francisco Quirós, "dos grandes de la Geografía en España", se formó en la Universidad de Oviedo, tierra a la que vuelve cada vez que puede. De hecho, el acento de este profesor de Geografía en la Universidad de Sevilla todavía conserva algo del tono cantarín propio de aquellos lares.

-Geógrafo... No es una vocación muy común. 

-Uno de mis recuerdos más antiguos es mi madre preguntándome por la capital de Grecia... Siempre me han apasionado los atlas, los mapas, viajar. Por eso me he dedicado en especial a la geografía urbana, al análisis de la ciudad, de los planos. Menos mal que cuando era niño no existía el google map, porque no hubiese hecho otra cosa que brujulear por internet.

-Los mapas han ejercido una indudable fascinación durante toda la historia. Recuerdo aquel cuento de Borges en el que unos cartógrafos delirantes hacen un mapa del mismo tamaño que el imperio que quieren representar.

-Ahí está también Saint-Exupéry y el capítulo del geógrafo en El principito... Es verdad que hay una fascinación por los mapas que va más allá de los geógrafos. La construcción del territorio no se hace sólo con procesos físicos, sino también con procesos mentales. Todos esos códigos y símbolos que ponemos en los mapas muchas veces expresan nuestra propia identidad, aunque no seamos conscientes de ello.

-El paisaje nos ata con lazos fuertes... No hablamos sólo de montes, ríos, casas, sino de nuestra propia alma.

-El paisaje como se entiende ahora es, sobre todo, la percepción que se tiene de él, por lo que es normal que las cargas afectivas, simbólicas e identitarias estén muy presentes a la hora de su estudio y valoración.

-En el mapamundi con el que estudiamos en nuestros años escolares Europa aparecía en el centro y el resto del mundo era la periferia, parece que esa imagen ya es difícil de mantener ¿no?

-Sí, ese mapa resumía, además, el espíritu de la Guerra Fría. Si se fija, EEUU y la URSS parecen muy lejanas entre ellas, cada una en un extremo, cuando en realidad sólo había unos 30 kilómetros de distancia entre los dos gigantes. Recuerda que Mafalda, el personaje creado por Quino, usaba muchas veces el mapamundi para hacer reflexiones políticas.

-Ahora ya se ven muchos mapas que ponen al Océano Pacífico en el centro. La representación del mundo comienza a ser chinocéntrica.

-Es lo que nos queda, así que hay que ir haciéndose a la idea.

-Pienso que el hombre que ve cómo arrasan un paisaje urbano o natural muy querido se convierte, de alguna manera, en un mutilado. ¿Qué opina usted?

-Cuando te roban un paisaje querido te roban también parte de tu memoria. El paisaje, igual que el patrimonio, es aquéllo con lo que se identifica la gente, una construcción social que está en la cabeza de las personas, y todo cambio drástico en el mismo tiene repercusiones en las mentes de sus habitantes antes que en el propio territorio. Sin embargo, quisiera hacer una reflexión: usted está hablando de las personas que pierden un paisaje, pero debería pensar también en los paisajes que se quedan sin personas. La principal amenaza de un paisaje no es el impacto de una autovía, sino quedarse sin personas, porque los habitantes son los que lo han hecho, los que lo entienden, los que le dan nombre... Usted y yo podemos disfrutar del paisaje de la Sierra, pero jamás lo entenderemos como alguien que ha vivido allí. La desaparición de un paisaje supone un auténtico empobrecimiento social.

-Centrémonos en el paisaje urbano. Detecto dos grandes épocas de destrucción en España: el Desarrollismo a partir de los años sesenta, que afectó sobre todo a los cascos históricos, y la reciente burbuja inmobiliaria, que ha arrasado nuestro litoral.

-En algunas zonas, la destrucción de las costas también comenzó en los sesenta: el Mar Menor, Torremolinos, la Costa del Sol... Aunque es verdad que durante la Democracia ha habido una importante vuelta de tuerca. La destrucción urbana fue especialmente dura en los años sesenta y setenta. Piense que el año en el que en Sevilla se derribaron más edificios en su centro histórico fue 1978. Después, con los ayuntamientos democráticos, se frenó el proceso.

-En esos momentos tan duros para el patrimonio histórico de Sevilla hubo una voz que se levantó alta y clara en la prensa, la del escritor Joaquín Romero Murube, algo que quizás no se le ha reconocido del todo.

-Eso es cierto. De Romero Murube se conoce mucho su condición de escritor idealista de la ciudad, pero se le ha dado poca relevancia a esa labor de denuncia de destrucción del patrimonio sevillano.

-¿Y toda esta destrucción urbana tiene de algún modo vuelta atrás?

-No, esto no tiene ya vuelta atrás. Si usted coge hoy La arquitectura civil sevillana, de Francisco Collantes de Terán, un libro básico para conocer la ciudad antes de su destrucción, se dará cuenta de la devastación que ésta ha sufrido. Queremos compararnos con las ciudades italianas, pero eso es imposible, porque nuestro casco antiguo es del XIX y del XX, y del siglo XVIII queda ya muy poco exceptuando los palacios y las iglesias. Lo que podemos llamar el grano pequeño del casco histórico ha sufrido muchísimo, incluso hoy en día. Nos hemos contentado con tirar casas del XVIII y el XIX para después imitarlas... Ahí está San Bernardo. Eso sí, es una ciudad agradable y que gusta, pero se ha perdido mucha autenticidad. Cádiz, por ejemplo, aunque es menos monumental que Sevilla, ha conservado unos entornos completos del XVII y XVIII, como ciudad está mucho mejor conservada.

-Una ciudad que se ha ido definitivamente.

-En esta ciudad estamos siempre con lo que se nos fue y nunca con lo que se nos está yendo. Hay que mirar hacia adelante. Hay buenos arquitectos y personas que conocen muy bien el centro histórico en diferentes disciplinas.

-Siempre que se habla de Sevilla se habla de su casco histórico, pero ¿y los barrios, cómo los ve?

-Se nos ha olvidado lo cutre que era la ciudad antes del 92, incluso en el centro histórico. Aunque algunas veces seamos muy críticos con algunas operaciones, como la de la Avenida de la Constitución, es obvio que Sevilla ha mejorado bastante en las últimas décadas. Otra cosa es que muchas de las intervenciones se podrían haber ejecutado mejor si se hubiesen realizado sin las prisas marcadas por los ritmos políticos. No podemos tener siempre un discurso victimista de la ciudad, sino ser conscientes de que Sevilla, al igual que muchas ciudades españolas, ha tenido un proceso de recualificación muy potente en los últimos treinta años.

-A los políticos se les llena la boca con la palabra turismo. ¿Cuáles son sus verdaderos efectos sobre el patrimonio y el paisaje?

-El turismo masivo erosiona mucho la autenticidad de las ciudades. Sevilla, por ejemplo, ha dejado espacios exclusivamente para el turismo a lo largo de todo el siglo XX. Ahí está, por ejemplo, el Barrio de Santa Cruz, un espacio para turistas al que los sevillanos apenas vamos excepto cuando vienen amigos de visita... Es un escenario para no defraudar al turista. El problema es que, en los últimos quince años, esta impostura se ha expandido por lugares como las calles Hernando Colón y García Vinuesa, el Arenal... De forma que en Sevilla tenemos un centro histórico dividido en dos partes: uno de encefalograma plano, el que se sitúa en el sur y que se dedica al turismo y al comercio; y otro que se ubica en el norte y en el que encontramos un mayor dinamismo y efervescencia. La zona de San Luis es la más interesante de la ciudad, con ese polo de actividades creativas que junta las tradicionales como la imaginería con otras más vanguardistas.

-Como nudo de unión entre esos dos cascos que comenta están las muy polémicas setas...

-La ciudad puede metabolizar las setas y, de hecho, ya lo está haciendo. El espacio ha tenido la suerte de que el 15-M lo tomara como su lugar de referencia. En general, insisto, la ciudad puede con ese espacio. No voy a llorar más con las setas. En estos momentos me preocupan otras cosas, como la Torre Pelli y el que ahora debamos pagar otro puente. Tenemos lo que queremos.

-Precisamente, el nuevo puente está provocando un enfrentamiento más político que técnico entre el Ayuntamiento, que lo apoya, y la Junta, que se opone. ¿Cómo lo ve usted?

-Desde el punto de vista de la movilidad está claro que es necesario, como también lo será el reorganizar el tráfico en toda la zona. Lo que me preocupa de este caso, más que la estética del puente, es que seremos los sevillanos los que tendremos que pagarlo.

-La inexistencia de una política de movilidad es quizás uno de los puntos más débiles del actual gobierno municipal... Abolición del Plan Centro, abandono del carril bici...

-Afortunadamente el carril bici estaba ya prácticamente finalizado cuando Zoido llegó a alcalde. Ahora bien, no se está manteniendo ni se están solucionando los puntos negros que se han ido localizando a lo largo de estos años. Pero lo que más me preocupa es lo del Plan Centro, que hubiese sido importante mantenerlo... Vamos en contra del resto del mundo. En general, este gobierno ha tenido muy pocos recursos y no ha podido hacer, como el anterior, obras negativas. El saldo es bastante pobre, Sevilla está muy paradita.

-Salgamos de Sevilla. Usted ha trabajado mucho sobre las carreteras, unas infraestructuras que, paradójicamente, generan y destruyen paisajes.

-El paisaje nunca se aprecia parado, siempre se hace en movimiento, aunque sea con la cabeza. Incluso desde las autovías y las autopistas uno tiene la capacidad de captar los valores del paisaje. Recientemente hemos realizado una guía para la Junta sobre cómo apreciar el paisaje desde las principales vías andaluzas. Eso sí, no niego que hay carreteras que han afectado mucho a los paisajes, pero hay que dar la vuelta a esto y convertirlas en recursos.

-Díganos alguna carretera que usted recomiende para dar un buen paseo en coche y disfrutar del paisaje.

-Una carretera que me fascina es la que une Lora del Río y Carmona, que cruza la campiña entre lomas: Carmona aparece y desaparece del horizonte continuamente. Lo mejor es hacerla en junio con el girasol. También todas las carreteras de Sierra Morena: Constantina, el Cerro del Hierro, San Nicolás, Guadalcanal... Algunas son para perderse. Otra que me gusta mucho es Isla Mayor, una zona muy de moda por la película, sobre todo cuando los arrozales están inundados... Es un espejo, un paisaje alucinante. Si se fija, todas estas carreteras están muy cerca de Sevilla y son unas completas desconocidas.

-Recientemente ha sido elegido miembro del comité ejecutivo del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos, el famoso Icomos, una organización que en su día, con el asunto de la Torre Pelli, fue ninguneada en Sevilla, lo que puso a la ciudad ante el abismo de entrar en la lista negra del Patrimonio Mundial.

-Icomos es a escala mundial la organización más importante para la defensa del patrimonio cultural y asesora en exclusiva a la Unesco en esta materia, según el Convenio del Patrimonio Mundial del 72. Nuestros informes sobre la Pelli fueron muy negativos, pero Zoido supo hacerlo bien, mover influencias políticas y comprometerse a una serie de favores. Nosotros hicimos todo lo que pudimos y me quedé con la conciencia muy tranquila. Finalmente, la ciudad tomó una decisión... Si la realización del rascacielos hubiese supuesto que Betis o Sevilla perdiesen tres puntos entonces habría habido tiros en las calles. El debate fue en los medios de comunicación, no en la calle.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios