Depósitos de peces y cultivos sin apenas suelo. Son los constituyentes clave del conocido como el milagro de los peces, un proyecto del grupo de investigación de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica (Etsia) de la Universidad de Sevilla (US), que ahora se exportará a Colombia con la finalidad de garantizar el autoconsumo y la alimentación saludable de zonas desfavorecidas de este país. La iniciativa ya se puso en marcha hace algunos años en el Polígono Sur de la capital andaluza y este otoño da el salto internacional de la mano del profesor universitario Luis Pérez Urrestarazu. 

Más allá de la referencia bíblica, el proyecto obedece al nombre científico de sistema acuapónico, ya que mezcla la acuicultura (actividad consistente en producir y engordar organismos acuáticos en su medio) con la hidroponía, esto es, los cultivos que requieren de escasa extensión de suelo, como son los propios de la huerta (tomates y lechugas, por poner dos ejemplos conocidos).

El grupo de investigación de la Etsia lleva trabajando en la iniciativa Aquacol desde hace diez años. Como su denominación indica, consiste en el máximo aprovechamiento del agua a través de su recicurlación constante, lo que evita el gasto de este bien limitado (especialmente en zonas secas y en épocas de sequía como la actual) y el empleo de fertilizantes. Para ello, se activan dos subsistemas. 

Tilapias y verduras

El estanque para los peces y los cultivos sin apenas uso de suelo.

Por un lado, unos depósitos de peces donde se cría la especie denominada tilapia, muy común en aguas dulces, el líquido elemento que sirve luego para los cultivos hortícolas. A ello se añade que los desechos liberados por los peces son transformados por bacterias para producir nutrientes, los cuales aprovecharán las plantas como fertilizante natural.

El ciclo no acaba aquí, sino que vuelve de nuevo a los depósitos de tilapias, ya que esas bacterias logran cambiar los nitritos del agua a nitratos, con lo cual no representan ningún tipo de peligro para los peces, que pueden seguir criándose en estos estanques sin necesidad de emplear más agua. 

El proyecto, cuyo importe asciende a 582.100 euros, está financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) dentro de las acciones de innovación. En dicha iniciativa, además de los investigadores de la Etsia, participan técnicos especialistas de la Oficina de Cooperación al Desarrollo de la Hispalense. En el consorcio también intervienen la Fundación Ayesa y la Asociación para el Desarrollo de la Acuaponía en Colombia (Adacol).

Aquacol se presentó a principios de octubre a entidades locales, regionales y nacionales de ese país. Finalmente, serán tres asociaciones de productores de la región de Cauca las que se beneficien de la iniciativa. Dicha zona, una de las más deprimidas de América, se encuentra en la frontera con Ecuador. La capital es Popayán. En esta ocasión se emplearán entre cinco o seis depósitos de peces, con 4.000 litros de agua en total. El proyecto tiene un periodo de duración de 18 meses (año y medio). Transcurrido este tiempo, las tres entidades podrán seguir haciendo uso de dicho sistema, mediante la venta de los productos cultivados. 

Los tres ejes de desarrollo

El profesor de la US Luis Pérez dirige este proyecto para Colombia.

Luis Pérez indica que Aquacol consta de tres ejes de desarrollo: la instalación, monotorización y formación tanto a los usuarios como a los futuros formadores. "Queremos que, una vez puestos en marcha, estos sistemas sirvan para autofinanciarse", refiere el profesor de la US. 

El proyecto ya se puso en marcha hace algunos años en el IES Joaquín Romero Murube, un centro de enseñanzas medias del Polígono Sur de Sevilla. Los sistemas de aprovechamiento familiar que se instalaron entonces lograron criar unos 60 kilos de pescado y 350 kilos de vegetales de 22 especies distintas. Se prevé que estas cifras se multipliquen hasta por cinco en la experiencia colombiana, donde la iniciativa se llevará a cabo en tres localizaciones diferentes, que ocuparán cada una alrededor de 200 metros cuadrados.

Gracias al milagro de los peces, además de un sistema de autoabastecimiento propio, se fomentará en las familias de esta región una dieta saludable, a base de pescado y productos hortícolas, alimentos poco frecuentes en dichos hogares.