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Sevilla

La asociación Jucil defiende la intervención "proporcionada" de los guardias civiles de Mairena

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La asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil) consideró este miércoles que los guardias civiles que redujeron a Carlos Bejarano el pasado 12 de septiembre en Mairena del Aljarafe lo hicieron "en defensa de la vida del padre y de la madre del fallecido". "Ellos fueron precisamente las personas que llamaron en petición de socorro a la Guardia Civil para que intervinieran en garantizar su seguridad ante la actitud de extremada violencia que mostraba su hijo contra ellos en el domicilio familiar", señaló Jucil en un comunicado. Bejarano entró en coma tras ser inmovilizado y murió una semana después en el hospital.

Jucil recuerda que los agentes (a los que asiste su área jurídica) acudieron a la llamada de socorro de los padres a "los que en aquel momento el hijo, después fallecido, golpeaba por hallarse en un estado de gran excitación". "Cuando evalúan la situación, su primer interés es defender la vida de ambos progenitores y para la detención aplican los medios de los que disponen, únicamente sus defensas personales extensibles y sus propios cuerpos", apunta la entidad en su nota de prensa.

La asociación señala que los guardias civiles carecen de otros medios, como pistolas eléctricas táser, lo que hubiera evitado el contacto físico. Esas pistolas de efectos eléctricos las reclama Jucil desde hace años, y tan solo han sido adquiridas 150 unidades que han sido entregadas a los GRS (Grupos de Reserva y Seguridad) y a la Usecic (Unidad de Seguridad Ciudadana) y no a las patrullas ordinarias, como las que intervinieron en el caso de Mairena.

"La verdad, frente a los hechos presentados solo por una parte, es que los guardias también carecían de otra equipación que en este instante aportaría veracidad a los hechos, como son las cámaras unipersonales", que es otra de las  reclamaciones que Jucil plantea desde hace tiempo y a la que desde la Dirección General de la Guardia Civil no se ha dado todavía una respuesta afirmativa.

"Contar con estas grabaciones evitaría que ahora todo se juzgue a través de un único vídeo, del que se  desconoce y será casi imposible probar si el autor ha eliminado partes que pudiera haber considerado inadecuadas, para conservar solo los momentos donde se pretenda reflejar como los que son constitutivos del desenlace de muerte, y presentar estas imágenes como un hecho irrefutable cuando además han sido tomadas precisamente por una de las personas cuya vida habían acudido a defender los dos guardias civiles", añaden los representantes de los agentes

Jucil asegura que asume la defensa de estos compañeros ante "el intento de convertirles en víctimas, primero de un juicio mediático y en los medios de comunicación y posteriormente en investigados ante los tribunales". La entidad considera que los guardias civiles actuaron "de forma proporcionada y adecuada a la actitud extremadamente violenta, tanto hacia ellos como hacia sus familiares directos, que mostraba Carlos Bejarano, quien arrojó en los primeros segundos del incidente un martillo de grandes dimensiones contra uno de los guardias, que pudo esquivar el golpe y lanzó después una llave inglesa de gran tamaño contra el otro, quien también pudo zafarse del arma arrojadiza".

"Ambos se limitaron a ejercer, con la única arma de sus propios cuerpos, la fuerza necesaria para inmovilizar al agresor. Y cuando notaron que se desvanecía, colaboraron de manera activa en su reanimación hasta que  llegaron las asistencias sanitarias". Jucil añade que defiende la verdad y no dejará a ningún compañero solo  ante estos ataques. "Con mejores medios su actuación hubiera sido impecable. Con los que tenían, fue la proporcionada y usaron la fuerza necesaria para proteger la vida de los padres del fallecido", concluye la asociación.

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