Los bares de Sevilla lanzan un SOS
Los precios apenas han subido mientras tienen que soportar incrementos de entre un 205 y un 50% en sus suministros de energía o alimentos
Hay locales que han recibido facturas de la luz con un coste de más de 10.000 euros
Los bares de Sevilla pararán para protestar por la gran subida del precio de la luz
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Llueve sobre mojado. Cuando todavía muchos establecimientos no se han recuperado de la grave crisis provocada por el Covid-19, ahora se enfrentan a una insoportable subida del coste de la luz, los alimentos, o las hipotecas que les ha puesto de nuevo contra las cuerdas. Todo ello sin un colchón suficiente para hacerle frente, ya que la mayoría de las reservas se gastaron durante la pandemia. Los locales han pasado a multiplicar por dos y por tres el precio de sus suministros de energía; mientras que algunas de las materias primas con las que trabajan han subido de media un 30%. La hostelería sevillana escenificará este martes una protesta debido a esta complicada situación sin precedentes y que se agravará todavía más más cuando pasen los meses del otoño y el periodo de Navidad, que se presumen buenos, y llegue el duro invierno. En el verano ya se habían destruido más de 1.400 empleos y un total de cien negocios se cerraron o traspasaron.
La hostelería afronta un momento muy delicado. Sin visos de mejora a corto plazo. Un crisis que es difícil de encarar puesto que con la oscilación de los precios no se pueden hacer previsiones. Lo único que queda es aguantar como sea. Hasta que se pueda. Es cierto que los establecimientos han registrado buenos números en los dos últimos meses tras un verano un tanto calamitoso por el calor, que llevó a perder incluso el servicio de cenas. Pero esta aparente bonanza no deja de ser un espejismo. Los locales están llenos, pero las ganancias, cuando las hay, cada vez son menores y a duras penas se pueden pagar facturas y mantener plantillas. Los hosteleros se enfrentan a un complicado dilema: subir los precios en la misma medida en la que para ellos se incrementa la energía o la cesta de la compra, o mantenerlos y seguir con los locales llenos y facturando, asumiendo todos los sobrecostes.
De esta imparable subida de precios no se libra nadie. Ni el bar más pequeño ni el que cuenta con grandes salones. Uno de los locales más populares del centro de Sevilla, La Flor de mi Viña, en la calle José de Velilla, ha tenido que hacer frente en octubre a facturas de luz por más de diez mil euros. Se trata de una situación insólita, ya que le han llegado de golpe un total de diez cargos. A la propia del mes corriente se le han sumado otras con fechas anteriores de una media de 800 euros cada una. “No sabemos a qué se deben, porque las facturas de cada mes ya se pagaron en tiempo y forma. Y lo peor es que nadie nos explica porqué nos llegan ahora. Por mucho que llames o vayas a la oficina de la empresa de suministro es imposible que te atiendan. No hay quien pueda hacer frente a una factura de más de diez mil euros en un mes. Ya no es sólo cómo ha subido el suministro. Es que mandan todo esto de golpe sin explicación alguna”, explica Bibiano Hijón.
Los hermanos Hijón, propietarios de este bar, denuncian la situación rocambolesca que atraviesan. Una de esas facturas atrasadas que acaban de recibir está a nombre de su padre, fallecido hace más de treinta años. Algo inaudito que no les había pasado antes. Este último recibo asciende a la cantidad de 2.226 euros y abarca un periodo de algo más de dos meses, del 30 de julio al cinco de octubre. “Nosotros no hemos cambiado las tarifas ni nada para que nos llegue ahora todo esto de golpe. De hecho, cuando vienen comerciales de las empresas de energía para hacernos ofertas nos reconocen que tenemos un buen plan”, añade Hijón. Todas las facturas, para agravar más la situación, tenían prácticamente la misma fecha de cobro.
En Sevilla Este hay otro local que ha sufrido un episodio muy parecido. Se llama 41020 y uno de sus responsables es Pepe Miguela. El establecimiento lleva menos de dos años abierto. Recientemente han recibido una abultada factura de luz que supera los seis mil euros: “Han llegado los cargos del mes y de varios anteriores. Por un problema con la distribuidora no se habían cobrado”. Tras muchas gestiones, este hostelero ha conseguido que se le fraccionen los abonos.
Miguela, que es empleado de notaria pero que tenía inquietud por abrir un negocio de hostelería, advierte que sus costes se han duplicado o triplicado desde hace unos meses. Si antes pagaba unos 300 euros al mes por la luz, ahora ha pasado a 900. A ello hay que sumarle el precio disparado de los alquileres –el bar y un almacén– o los propios alimentos. “Es insostenible. No tenemos una mala facturación para ser un establecimiento de barrio, pero al final no salen las cuentas”, lamenta.
Además de la luz y el gas, el precio del barril de cerveza se ha incrementado una barbaridad. Ahora cuesta 165 euros tras la subida de 15 euros de mitad de año. Pese a ello, mantiene la cerveza a 1,50 euros. Un precio que no les sale a cuenta. “Aquí los que ganan dinero son los dueños de los locales, el de la luz, el de la cerveza... Nosotros hemos mantenido los precios. Para recuperar algo tendría que subir prácticamente un tercio el precio de todos los productos. Pero si tuviéramos el precio de las tapas a cinco euros la gente dejaría de venir. Tampoco podemos dejar de dar un buen servicio”. Tras casi dos años de apertura, se cumplirán el 5 de enero, y mucho trabajo y sacrificio Miguela no descartaría un traspaso del bar si le llegara alguna oferta.
El bar Blanco Cerrillo es otro de los clásicos del centro. Son legión los sevillanos que acuden a diario reclamados por el tradicional adobo que hace las delicias de propios y extraños. Durante el último mes han tenido que pagar una factura de luz que supera los 1.900 euros, entre el local del bar y el almacén cercano. Antes pagaban unos 700 u 800. “La situación es insostenible. Ha subido todo. Los alquileres, los productos azucarados, la lata de caballa ha pasado de 11 a 15 euros, la garrafa de aceite costaba 25 y pasó a 45, aunque ha llegado a estar a 80 euros, la cerveza...” explica Pepe Blanco, el propietario. Pese a ello, y a que tienen una plantilla de 15 trabajadores entre los tres locales, no han subido el precio de la carta. La cerveza está a 1,60 y la tapa de adobo, a 2,30 euros.
En el barrio de San Lorenzo, la abacería que regenta Ramón López de Tejada ha tenido que subir una media de un 10% los precios para hacer frente a los sobrecostes que sufren, que en algunos casos ha llegado hasta el 50%. “No hemos tenido más remedio, tanto por el precio de la luz como de todos los suministros y de la mercancía que vendemos y elaboramos. Ha subido el precio de todo. Desde la lejía o el abrillantador a la carne”, señala.
Este establecimiento tiene una clientela tremendamente fiel, como demuestra que de año en año se reserven mesas para la Navidad o para otras épocas destacada del año, por lo que el propietario reconoce que los clientes han asumido con naturalidad un incrementos de precios que afecta a todos: “La gente lo tiene muy asumido. Nosotros no hemos bajado las cantidades de los platos. Hemos subido el precio de media un 10%, en algunas cosas hasta un 20%, pero a nosotros nos cuesta de media un 30% más y la carne hasta un 50%. Intentamos que el cliente se vea afectado en menor medida. Nuestro margen es menor, pero ya vendrán tiempos mejores”. Un ejemplo de subida es el de los menús de Navidad. Si antes el más barato se situaba en 33 o 35 euros, ahora no baja de 40.
El sevillano mantiene el hábito de salir a comer o cenar. Los turistas llegan a mansalva a la ciudad para disfrutar de su gastronomía, entre otras bondades. Pero el gasto medio ha bajado de manera importante. Si antes la consumición media era de unos 25 euros por persona, ahora es de 15 o 18 euros. La Asociación de Hostelería de Sevilla y Provincia (AHS) anunció esta semana que se sumará al paro parcial convocado por la patronal nacional por el "incremento abusivo" de los precios de luz y gas. La propuesta consistirá en un cierre de los establecimientos en la capital andaluza durante cinco minutos en señal de protesta. Además, se leerá el mismo manifiesto en cada una de las provincias españolas que secunden la huelga. La situación es insostenible.
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