El soldado Alberto Linero ha afirmado este miércoles que no es cierto que le dieran un destino que él rechazara, sino que estaba "pendiente de destino" y que "ha llegado antes la no renovación" de su contrato, que termina en septiembre.

Defensa afirma que la no renovación se debe a que las evaluaciones sobre su servicio han sido desfavorables, pero el soldado desmiente estos datos. Así, afirma haber estado en Madrid, antes que en Morón, y que allí todos los resultados de sus evaluaciones eran buenos. Achaca la decisión de no renovar su contrato a su matrimonio con otro militar.

Linero ha dicho que su situación ha sido distinta en la base de Morón. Afirma haber recibido "amenazas telefónicas y agresiones" y, aunque no ha dado nombres. Sí ha mencionado a "un teniente coronel y un capitan". Además, ha dicho que estos tratos le llevaron a tomar una gran cantidad de fármacos y que la UVI tuvo que sacarlo de su casa "inconsciente".

El soldado lleva sin trabajar desde octubre de 2008, cuando sufrió un accidente. Aunque no fue nada grave, estuvo 15 días de baja por un dolor en el pecho. Al incorporarse al trabajo tras esa baja, afirma que le ordenaron que se "quitara el uniforme" porque le habían abierto un "expediente médico" y que, "al mismo tiempo" que los médicos le calificaban como apto, le requirieron "un tribunal médico", que también afirmó que estaba capacitado para el trabajo.

"Estaban buscando otras condiciciones para quitarme de en medio", ha dicho Linero, haciendo referencia a los sucesivos expedientes. Además, ha confirmado que ha recurrido esos expedientes, pero dice que no puede hacer lo mismo con la no renovación hasta que cumpla su contrato.

Ha hecho referencia a algunos de los tratos que denuncia y, así, afirma que su ex marido y él eran "grabados" mientras desayunaban en el comedor. También dice haber recibido proposiciones para hacer "una felación", a lo que contesta: "Que sea gay no implica que me gusten todos los hombres".

Linero ha dicho que ha puesto varias denuncias en la Guardia Civil por agresiones y amenazas y que los agentes han tenido que ir a su casa a "tomar huellas".

También dice haber hablado con Pedro Cerolo, quien le dijo que era conveniente que esa situación "no trascendiera a la prensa porque iba a ser un escándalo".