La Catedral de Sevilla, refugio climático en días de infierno

El templo metropolitano mantiene una temperatura media en verano de 25 grados

Existe muy poca diferencia térmica entre sus distintas estancias

Turistas al límite en plena alerta roja en Sevilla: "Es como estar dentro de un horno"

Las altas bóvedas góticas de la Catedral de Sevilla.
Las altas bóvedas góticas de la Catedral de Sevilla. / Antonio Pizarro

Mucho se ha hablado estos días -polémica política incluida- de la escasez de refugios climáticos en Sevilla cuando el calor aprieta. Una deficiencia palpable en este meridiano de agosto, con alerta roja por temperaturas de 44 grados. En tales jornadas, cuando apenas existe diferencia entre las máximas y las mínimas, muchos sevillanos, a la hora de salir de casa, se piensan dos veces si realmente merece la pena. La única opción es acudir a algún establecimiento climatizado. Posibilidad relacionada siempre con el ocio: bares, centros comerciales o espacios culturales (en muchos de los cuales cesa la actividad en verano).

Pues bien, el mayor templo que existe en la ciudad ofrece también tal posibilidad, la de -además de servir de cobijo de las almas- convertirse en refugio para el clima cuando las calles son un auténtico infierno. La propia página web de la Catedral de Sevilla lo confirma. La temperatura media de esta montaña hueca es de 25 grados, una diferencia de casi 20 puntos con las máximas que se registran en esta ola de calor. La humedad oscila entre el 40% y el 60%.

La medición de tales valores se consigue a través de una veintena de sensores instalados en distintas zonas del principal templo de la archidiócesis. "Si bien es cierto que la temperatura sube en verano, la Catedral tiene unas condiciones ambientales muy estables, algo que redunda de manera positiva en la buena conservación de sus elementos", refiere la citada página web.

El "efecto cueva"

A ello se añade otro factor positivo, apenas hay cambios de temperaturas entre las numerosas estancias que conforman este monumento de primer nivel. El motivo de ello es el "efecto cueva" de su construcción. Tales condiciones, además de suponer un refugio climático para fieles y turistas, contribuye a mejorar el mantenimiento de todos los elementos que la componen, tanto los arquitectónicos como los bienes muebles. Ventaja muy beneficiosa para la madera (al evitar los ataques biológicos) y las pinturas.

Eso sí, aunque sean días de calor, el Cabildo Catedral mantiene unas normas sobre el decoro que han de guardar quienes accedan al templo metropolitano. Tanto para el turismo como para los cultos. Así, por ejemplo, en estas fechas en las que se celebra la novena a la Virgen de los Reyes, no se permite la entrada en bañador ni con los hombros descubiertos. Vestimentas que, hasta no hace mucho, eran habituales entre los visitantes.

La Catedral, además, mantiene una oferta cultural bastante intensa para los meses estivales. Al margen de la visita habitual al templo y su tesoro, a última hora de la tarde comienzan los recorridos nocturnos por las cubiertas, que ofrecen unas bellas vistas de la ciudad.

Así que ya sabe, si un día encuentra abierta alguna puerta de la Catedral (fuera del uso turístico), no dude en entrar. Además de orar, encontrará descanso a la sombra, rodeado de belleza y lo más importante, a 25 grados. Refugio climático con siglos de historia.

Otros templos para aliviar el calor

Al margen del templo metropolitano, otras iglesias de Sevilla se convierten en cobijo ante las altas temperaturas. Tal es el caso de la real parroquia de Santa Ana, la catedral trianera, con su altas bóvedas de piedra que mandó construir Alfonso X El Sabio. La corriente de aire que se crea entre sus dos puertas laterales, a la altura del coro, favorece esta refrigeración natural. Una característica a tener en cuenta a la hora de buscar sitio donde sentarse en esta iglesia del antiguo arrabal.

También bastante fresca resulta la parroquia de la Magdalena, una joya del barroco donde las altas bóvedas mitigan el fuego que impera en las calles, especialmente en horas vespertinas. Un alivio térmico que se disfruta, de igual modo, en la iglesia del Salvador, cuya visita siempre resulta recomendable.

Otros templos que no cuentan con tantos siglos de historia pero que se convierten en oasis de frescor en esta época del año son dos basílicas donde se veneran a referentes devocionales de la capital andaluza: la del Gran Poder y la Macarena. Ambas cuentan con climatización mecánica, que permite mantenerlas en idéntica temperatura todo el año. Refugios para el alma y el cuerpo cuando Sevilla se asimila al infierno.

stats