Las obras de restauración y consolidación de la Giralda de Sevilla han finalizado tras siete años de trabajos, motivo por el cual este lunes ha comenzado la retirada del andamiaje colocado en su cara norte, la última en la que se ha intervenido, según han informado a Efe fuentes del Arzobispado.

Las obras fueron aprobadas para su ejecución el 8 de febrero de 2017 por la Comisión Provincial de Patrimonio tras detectarse problemas de degradación de cantos de cornisas y antepechos de balcones, así como el mal estado general de los paños de sebka, que ocasionan la acumulación de depósitos de polvo en las partes horizontales. También se observó la mala conservación de columnas y algunos capiteles.

Ante tales patologías, se planteó la consolidación de todos los paramentos de la torre, unas obras que se iniciaron en la fachada oeste, la que mira hacia el interior de la Catedral y la que menos interfiere con las celebraciones litúrgicas que se desarrollan en el ámbito urbano. Esta intervención estaba programada para haber sido realizada con antelación, pero la crisis sanitaria por la pandemia del Covid obligó a retrasarla.

Mínimo impacto visual

Los trabajos se han sufragado con los ingresos de las visitas culturales a la Catedral, el monumento de la provincia sevillana que atrae a más turistas. El andamio dispuesto respondía a un diseño especial para abarcar su gran altura. Se han desplegado durante las obras tan solo por una cara de la torre, con el fin de mantener la visión de las otras tres caras restantes. Por tanto, el impacto visual de la restauración ha resultado mínimo en un enclave tan significativo.

Esta intervención no será la última en la Giralda, puesto que el Cabildo, dentro de su programa de mantenimiento preventivo, tiene previsto actuar tanto en el interior del monumento como en su remate renacentista.