El conductor de Tablada dice que ni bebió ni recuerda el accidente
Tribunales
La Policía confirma en el juicio que el acusado cuadruplicaba la tasa de alcohol, que se saltó dos semáforos y que circulaba a una velocidad de 100 kilómetros por hora.
Javier Suárez Rodríguez, el joven que se enfrenta a una posible condena de cinco años de prisión por el accidente que tuvo lugar en la madrugada del 30 de octubre en la avenida de Juan Pablo II, en el que murió una pareja de novios, alegó ayer en el juicio que no recuerda nada del siniestro y aseguró que sólo tomó "alguna cerveza" la tarde previa, pero los policías locales que investigaron el caso ratificaron que cuadruplicaba la tasa de alcoholemia y que el conductor se saltó dos semáforos a gran velocidad antes del impacto.
Javier Suárez, que está en libertad provisional desde julio pasado, dijo en el juicio celebrado en el juzgado de lo Penal número 8 de Sevilla que no recuerda nada del accidente, ya que, según relató, después de haber estado en Sevilla la tarde del 29 de octubre, regresó a su domicilio en Coria del Río, sobre las 20:30 o las 21:00, donde cenó con su familia, pero a partir de ese momento "no recuerda" nada de lo que hizo después.
El acusado precisó que, desde la cena, sólo recuerda vagamente que se vio "tumbado en el suelo" y siendo asistido en la ambulancia, así como en el hospital. Manuel Parrilla, abogado de la acusación particular, que representa a las familias de las víctimas -Rosa María Real Calero y Ángel Antonio Marrero Jiménez-, criticó el "olvido generalizado" sobre los hechos por parte del acusado, al que preguntó si había ingerido vino durante la cena. "Mi padre no me habría dejado salir de casa" si hubiera bebido, contestó el joven, que añadió que no sabe cómo pudo arrojar una tasa de 2,11 gramos del alcohol por litro de sangre, que cuadruplicaba la permitida. Sobre la pérdida de memoria, Javier Suárez dijo que llegó incluso a hacer una consulta al psicólogo de la prisión, que le explicó que era una "cuestión de tiempo" que pudiera recordarlo.
Frente a la versión del acusado, tanto los testigos presenciales del siniestro como los agentes de la Policía Local pusieron de manifiesto que el acusado no circulaba de forma adecuada. En concreto, dos testigos presenciales confirmaron que el semáforo que vinculaba al vehículo de las víctimas se hallaba en verde y que el Volkswagen Golf del acusado circulaba a gran velocidad antes del impacto. "El coche pasó en un segundo o así, frenó pero era ya muy tarde", aseguró uno de los testigos que rindieron testimonio en la vista oral.
Otra testigo, A. B. B., que circulaba a escasos metros del vehículo de los fallecidos explicó igualmente que el semáforo se puso en verde para estas personas, que iniciaron su marcha, y el otro coche se saltó su semáforo a una velocidad que no dudó en calcular en "más de 100 kilómetros por hora".
Por su parte, los policías locales insistieron en que no había ninguna huella de frenada previa a la colisión y que el acusado no realizó ninguna maniobra evasiva para evitar el impacto, a pesar de que la visibilidad del cruce era "perfecta" aun siendo de madrugada. Los agentes aseguraron que la velocidad "mínima demostrable" a la que circulaba el acusado era de 98,25 kilómetros por hora y concluyeron que el procesado se saltó dos semáforos en rojo antes de colisionar con el coche de los fallecidos.
Uno de los policías, que participó en la reconstrucción del accidente al objeto de determinar la velocidad -para lo cual reprodujeron la velocidad estimada con un patrullero-, fue muy expresivo a la hora de explicar la magnitud del accidente. "Da miedo pensar" que en el momento de pasar por el semáforo se cruzara en la trayectoria el otro coche, porque la "colisión es bestial".
Otros policías locales, que custodiaron al conductor en el hospital, confirmaron que Javier Suárez les dijo que había tomado "cuatro o cinco copas", un hecho que incluso reflejó en su parte el médico que le asistió, y el agente que llegó en primer lugar al accidente corroboró que "olía claramente a alcohol, presentaba halitosis y decía incoherencias", por lo que concluyó que los síntomas eran diferentes a los de una persona aturdida y evidenciaban el estado de embriaguez.
Al término de la vista oral, en el ejercicio del derecho a última palabra, el acusado reiteró que está "muy arrepentido" y dijo que si pudiera hacer algo por las familias de las víctimas "lo haría".
Los familiares de los dos fallecidos se concentraron en los juzgados antes del inicio del juicio y a la llegada del acusado varias personas lanzaron algunos gritos de "asesino" e insultos. Los familiares portaban pancartas con leyendas del tenor "Código Penal en oferta 2 por 1" o "¿Quién ha escuchado la versión de las víctimas?".
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