Más de cuatro décadas de polémicas

No han faltado los enfrentamientos políticos o controversias ambientales.

M. Ruesga

25 de marzo 2015 - 05:03

El pantano de Los Melonares irrumpió con fuerza en la campaña electoral de las andaluzas en 2004. La presencia del ex vicepresidente Javier Arenas y la ex ministra Elvira Rodríguez para colocar su primera piedra desató una polémica sobre el carácter electoralista del acto, al que no acudió ningún cargo público socialista ni tres alcaldes de municipios afectados por la premura con que se organizó. Éstos se encontraban casi a la misma hora a las puertas de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) adonde habían sido citados para reunirse con el presidente en ese momento (Manuel Vizcaíno), desplazado en ese momento al lugar donde se desarrollaba el simbólico pistoletazo de salida de las obras.

Esto es sólo un ejemplo de los 43 años envueltos en continuas polémicas. Y no sólo fueron controversias políticas. Las más importante han tenido lugar en materia ambiental, que incluso llegaron a copar las páginas de los principales periódicos a nivel mundial. La construcción del embalse se comenzó a maquinar en 1972, pero se cuestionó una década después por las entonces incipientes autoridades ambientales andaluzas, y por las de la Unión Europea, en la que España acababa de ingresar, ya que se ubica en una de las zonas de mayor valor ambiental de Sierra Morena. La oposición a este proyecto estuvo a punto de paralizarlo en 1989, cuando la Junta de Andalucía protegió legalmente esta zona como Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla para preservar especies en peligro crítico de extinción como el lince, el águila imperial ibérica o la cigüeña negra. Todo cambio gracias a la dura sequía que asoló Andalucía entre 1991 y 1995, que estuvo a punto de forzar evacuaciones masivas en Sevilla por falta de agua potable, lo que reactivó la necesidad de construir este embalse para garantizar el abastecimiento al poco más del millón de residentes del área metropolitana.

Al final, Bruselas y el Gobierno central acordaron construir Melonares, pero con la condición de que los 186 hectómetros cúbicos de agua del río Viar que puede almacenar se destinasen, exclusivamente, al consumo humano y nunca a actividades económicas. Además, se obligó a implementar severas medidas de corrección y de compensación ambientales que elevaron el coste final de la obra a más de 110 millones de euros y consolidaron a Melonares como el primer embalse de Europa cuyo coste ecológico superó al de su propia construcción. No sólo esto. La construcción del embalse ha dejado hasta víctimas mortales. En marzo de 2011, un buzo de 26 años falleció cuando se encontraba haciendo reparaciones en las compuertas de la presa. El joven pertenecía a una empresa contratada por la Agencia Andaluza del Agua para efectuar tareas de mantenimiento y reparaciones.

Los defensores del pantano de Los Melonares aseguran que es un ejemplo de construcción sostenible; los detractores censuran el derroche económico y denuncian que la infraestructura ha asolado un valioso ecosistema.

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