"Me drogaron en una discoteca del centro de Sevilla"

María, una joven sevillana de 26 años, relata la intoxicación que sufrió en un local de la calle Amor de Dios el sábado 29 de enero

En el hospital dio positivo por dos tipos de estupefacientes, más la sospecha de que pudo consumir GHB o la droga del violador

La Policía detecta la circulación de la droga de las violaciones en el centro de Sevilla

María, este lunes, en la Alameda de Hércules.
María, este lunes, en la Alameda de Hércules. / Juan Carlos Vázquez

María es una joven sevillana que celebraba su vigésimo sexto cumpleaños la madrugada del 29 de enero en una discoteca de la calle Amor de Dios, en el centro de Sevilla. Se pidió una copa, le dio dos sorbos y comenzó a sentirse mal. Estuvo cerca de sufrir un paro cardiaco. Le costaba respirar y el corazón se le aceleró por encima de las 160 pulsaciones. Apenas recuerda nada. La llevaron al hospital Virgen Macarena, donde le hicieron unos análisis y dio positivo en dos tipos de drogas: anfetaminas y MDA.

Detrás de estas siglas se esconden un fármaco conocido como la píldora del amor, un derivado del MDMA o éxtasis, estimulante y alucinógeno, que potencia la sensación de bienestar, la calidez, la empatía con los demás y la extroversión. Aunque no quedaron restos, le dijeron que posiblemente también la hubieran drogado con GHB, la conocida como droga del violador, un potente depresor del sistema nervioso de la que la Policía informó el pasado mes de noviembre, después de que se detectara en bares del centro de Sevilla. La Alameda de Hércules, Plaza de Armas y el entorno del Guadalquivir fueron algunas de las zonas en las que se descubrió.

De hecho, María apenas recuerda nada de lo que pasó desde que bebió de su copa hasta que se despertó en el hospital. Le han dicho que una de sus reacciones fue morderse a sí misma y a las personas que la atendían, como si hubiera tomado lo que llaman droga caníbal. Todavía son visibles sus heridas en el labio.

Días después de lo ocurrido, se encuentra bien físicamente, aunque no tanto psicológicamente. Quiere contar lo que le sucedió para que haya más control en la noche sevillana y para que no vuelva a pasar. Su caso está siendo investigado por la Policía Nacional, ante la cual presentó una denuncia una vez que recibió el alta médica. Ahora sufre ansiedad y miedo.

"No podía respirar, pensé que me moría. El corazón iba a tope y no podía mantenerme en pie"

Aquella noche comenzó sobre las once. Se tomó una primera copa en un bar de la Alameda y, sobre las doce y media de la noche, decidió entrar con su novio y su grupo de amigos, en una discoteca cercana. Fueron pronto porque suele haber cola y querían evitarla, y para que después no les cobraran más. "Sobre las doce y media o una ya estábamos dentro. No me pedí todavía la consumisión que venía con la entrada, porque yo soy una persona que pesa poco más de 40 kilos, y un poco de alcohol me afecta mucho. Ya había tomado antes una copa en el otro bar, así que esperé hasta las cuatro, más o menos, para pedir la consumición", relata María.

"Estábamos en una zona que es como un reservado, pero que con el covid ya no es un reservado real. Decidimos coger ese sitio para dejar los chaquetones y las copas. Fui a esa zona a darle dos buches a la copa. Desde entonces no recuerdo nada. Y todo lo anterior sí, desde que entré hasta las cuatro no paré de bailer. Le dí dos sorbos a la copa y me quedé sentada. Mi pareja, que estaba enfrente, me vio, y pensó que aquello no era normal. Me preguntó si estaba bien, y yo no respondía. No hablaba".

Entre el novio y una amiga la sacaron fuera del local. "Lo que diga a partir de ahora es porque me lo han contado. Yo no recuerdo nada, salvo que pensaba que me iba a morir y empezaron a venirme imágenes de la infancia y que le dije a mi pareja que cuidara de mi perra. Empezaron a darme taquicardias. El corazón iba a tope. No me podía mantener en pie. Dos amigos me cogieron por los brazos porque me caía. Empecé a intentar respirar. Lo único que yo decía era 'ambulancia, ambulancia".

"En el hospital estaba ida. Lo mordía todo, me metía las manos en la boca y tiraba de la mandíbula hacia abajo"

Los amigos llamaron a la ambulancia, pero ésta tardó una hora aproximadamente en llegar. "Fuera había dos furgones de la Policía Local con los policías cruzados de brazos, mirando. Mis amigos les pedían por favor que hicieran algo, pero la respuesta de los policías fue 'súbase la mascarilla'. Supongo que pensaban que era la típica borrachera". Luego, en comisaría, le dieron una explicación surrealista y nada convincente para esta inacción: "nos dijeron, muy amablemente, eso sí, que en esos casos no tienen por qué hacer nada porque si tratan de reanimar a una persona y ésta muere, la familia puede pedir responsabilidades y denunciar a los policías".

Por fin llegó la ambulancia. "Mi novio había pedido una con soporte vital, pero la que vino sólo traía una camilla y una silla". Llegó al hospital Virgen Macarena y la atendieron. Allí había dos chicas que habían llegado con síntomas similares, que habían estado esa noche en la misma discoteca. Le hicieron un análisis de orina, que dio positivos en anfetaminas y MDA. Aunque no sale en los análisis, lo que provoca la taquicardia y la pérdida de conocimiento es el GHB.

Su siguiente recuerdo es en el hospital. Le dieron el alta sobre las diez de la mañana del sábado 29. "Le dijeron a mi pareja que me vigilara cuando durmiese, y que me despertara cada dos horas. No quería comer nada, tenía mucha fatiga. Al levantarme, ya en casa, me dio otro ataque porque seguía teniendo droga en la sangre. Pero me calmó mi perra. Físicamente estaba muy floja, porque por lo visto en el hospital lo que yo hacía era morderlo todo, a la gente y a mí misma, las botellas de agua las retorcía, me metía las manos en la boca y tiraba de la mandíbula hacia abajo. Estaba completamente ida allí en el hospital. Al día siguiente estaba muy floja por todo ese esfuerzo".

Psicológicamente está "fatal". "Nunca había experimentado la sensación de dolor en el pecho. Yo no sabía ni lo que era y me han dicho que es ansiedad. No duermo por las noches, me levanto siempre con pesadillas. He intentado dormir sola y no he podido aún".

Da el paso de contarlo, aunque pide que le respete su imagen y su identidad, para pedir más control sobre este tipo de situaciones. "Y, por favor, si una chica dice que está drogada, hay que echarle cuenta, no tratarla como una borrachera más". María hizo un relato de los hechos que colgó en las redes sociales. A raíz de ello, contactaron con ella varias personas que les había ocurrido lo mismo.

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