Sevilla

El alcalde recupera la presidencia del Pleno 16 años después

  • La Ley de Grandes Ciudades permitió delegar en otros ediles, opción elegida en los últimos cuatro mandatos 

  • Espadas pretende controlar en primera persona el trabajo de la junta de portavoces

Espadas posa con Lucrecio Fernández, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, María Jesús Montero, Alfredo Sánchez Monteseirín, Manuel del Valle y Alfonso Guerra.

Espadas posa con Lucrecio Fernández, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, María Jesús Montero, Alfredo Sánchez Monteseirín, Manuel del Valle y Alfonso Guerra. / Juan Carlos Vázquez

La presidencia del Pleno era una de las piezas que faltaban por encajar en el puzle del organigrama del segundo gobierno de Juan Espadas. El alcalde le habría dado vueltas al asunto y finalmente ha sorprendido en su discurso de investidura con el anuncio de que será él quien lo presida.

El puesto tiene su importancia, pues su función es garantizar la buena marcha de los trabajos del pleno, que es donde se aprueban en última instancia todas las políticas del Ayuntamiento, así como dirigir los debates y mantener el orden.

Pero la Ley de Grandes Ciudades abrió la puerta en 2003 a que el alcalde delegase la presidencia del Pleno en otro edil. Esta opción permite separar el pleno, presuntamente legislativo, de las funciones ejecutivas del gobierno municipal. Y a ella se ha recurrido en los últimos mandatos en Sevilla, en el segundo y tercero de Alfredo Sánchez Monteseirín, en el de Juan Ignacio Zoido y en el primero de Espadas.

No obstante, esta presidencia corresponde al alcalde que, según recordaba tras el pleno de investidura el ex alcalde Manuel del Valle, es el presidente de la corporación, no del gobierno local. En Madrid, por ejemplo, Manuela Carmena recuperó la presidencia del Pleno el mandato pasado, ocho años después de que Alberto Ruiz Gallardón delegase en otro edil. Y también fue así en Barcelona.

Espadas explicó en su discurso de investidura que, asumiendo en primera persona la presidencia del Pleno, pretende asegurar su buen funcionamiento a través de su trabajo directo en la junta de portavoces. Esto imprimirá al mandato un carácter muy personalista, según han apuntado algunos partidos de la oposición, aunque el alcalde insiste en que la intención es buscar espacios comunes y alcanzar acuerdos por el bien de la ciudad. Esto se traduce en que, en la práctica, el primer edil estará presente en todas las decisiones que se adopten entre los grupos ejerciendo su autoridad que algunos consideran que es también psicológica. La portavoz del grupo será Adela Castaño, con un perfil muy orgánico pero, según coinciden muchos, menos preparado para un mandato en el que ya se vislumbra una dialéctica tensa.

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