El grito de auxilio de la discapacidad: "Hay centros abocados al cierre"

Familiares y entidades del sector denuncian la situación "límite" en la que se encuentra la supervivencia de los servicios que prestan por la infrafinanciación por parte de las administraciones

Miles de personas con discapacidad se manifiestan en Sevilla por una financiación justa

Entrevista a David Valenzuela, gerente de Aspace Sevilla / José Luis Montero

"Las personas con discapacidad necesitan unas atenciones muy especializadas que ahora están en riesgo por unos miles de euros. Cada vez nos resulta más complicado atender sus necesidades".

Esta es la llamada de auxilio del equipo humano que da soporte a la atención de las personas con discapacidad y que dan forma a entornos y servicios necesarios para un colectivo que, por un problema de infrafinanciación, está en peligro. La gota que ha colmado el vaso es la actualización del convenio colectivo general de centros y servicios de atención a personas con discapacidad que implica una subida salarial de sus trabajadores y que va a poner la puntilla a un sector al límite.

Las reivindicaciones de la discapacidad, bajo el paraguas de CERMI Andalucía, la plataforma de representación, defensa y acción social en beneficio de las personas con discapacidad y sus familias, van dirigidas tanto a la Junta de Andalucía como al Gobierno central. Al Ejecutivo de Pedro Sánchez le exigen, según el manifiesto leído al final de una multitudinaria manifestación ante el Palacio de San Telmo el pasado mes de diciembre que elabore y apruebe un Pacto de Estado para la viabilidad del sistema y asegurar que todas las personas tengan los mismos derechos en los distintos territorios.

Desde CERMI Andalucía, cuyas entidades atienden a más de medio millón de personas con discapacidad en la comunidad, manifiestan la "situación de asfixia que atraviesan las entidades" con el actual modelo y advierten de que actualmente los servicios que prestan están en riesgo. Solicitan al Gobierno andaluz un nuevo modelo de financiación que financie los servicios públicos que se nos encomienda por falta de medios propios para prestarlos, un modelo que permita cubrir no solo los costes de funcionamiento, sino también los necesarios para ofrecer una atención de calidad, innovadora y ajustada a las necesidades de cada persona. Pero hasta ahora no hay respuestas y hay centros abocados a echar el cierre.

David, Carmen, María José o Fernando son sólo los eslabones que dan voz en este reportaje a la cadena que conforma la atención a la discapacidad en España y que, desde el centro que dirigen, presiden, en el que trabajan y en el que reciben atención de la mano de Aspace Sevilla -la asociación sin ánimo de lucro de ayuda a las personas con parálisis cerebral, con más de 40 años en el sector y conformada por padres y familiares, dirigida tanto a niños como adultos- representan a cada uno de los sectores y colectivos que ven cómo los servicios que brindan o reciben están en riesgo por la imposibilidad de asumir los gastos que acarrean, ya que las tarifas actuales están desfasadas y no cubren el gasto real de todo lo que implica una atención de calidad en estos centros.

En su conjunto, el sector exige a las administraciones la importancia de realizar un estudio del coste de sostenimiento de los centros y servicios para asegurar su sostenimiento a largo plazo y no depender, como hasta ahora, de mejoras puntuales basadas únicamente en disponibilidad y criterios presupuestarios, sino en un análisis previo y riguroso del coste real de los servicios para poder garantizar su supervivencia.

Una mañana en Aspace Sevilla / José Luis Montero

Basta con pasar un rato con ellos. A las 11:00 horas de un día cualquiera en la sede de Aspace Sevilla, la mayor parte de las 300 personas que asisten a diario al centro de atención integral de la asociación están en terapia y otras actividades. Piscina, fisioterapia, estimulación, rehabilitación, clases de logopedia... Todos ocupados y perfectamente acompañados. Entre ellos hay 70 personas usuarias del centro de día y 24 que viven en la residencia, además de los menores que reciben la atención temprana. Nadie para a esta hora en el centro. Personas usuarias y parte de los 90 miembros que conforman su plantilla profesional. Mientras, su gerente, David Valenzuela, explica al detalle el día a día en las instalaciones, pero algo hace atisbar en sus palabras cierta incertidumbre. Y es que, muchos de estos servicios corren peligro de desaparecer en caso de que la Administración no actualice el precio de las plazas, una situación que se va a ver agravada por la subida del 10% de los salarios de sus trabajadores este 2025.

"Desde hace años hay un déficit acumulado en el precio de las plazas. En los centros prestamos servicios superespecializados y unos programas individualizados adaptados a las necesidades de cada persona que atendemos lo que requieren de un abanico de profesionales bastante amplio y también con una amplia formación y recursos técnicos muy especializados, pero, actualmente, nos encontramos en una situación en la que cada vez nos cuesta mucho más trabajo realizar esa atención y prestar estos servicios y todo por una cuestión de dinero porque el coste que para una entidad tiene prestar esa atención no está asimilado con lo que recibimos por parte de la Administración para ello", indica. "Le pedimos a la sociedad que reflexionemos sobre el modelo de atención que queremos, sobre cómo tenemos que trabajar con las personas con discapacidad porque hoy por hoy no se está cubriendo la atención que requieren", reivindica el gerente de Aspace Sevilla.

La plaza en esta, como en la mayoría de las entidades de atención a la discapacidad, se financian con una parte que paga la familia y la mayor parte que financia la Junta de Andalucía a través del sistema de Depedencia "Pero es lo mínimo. Tan mínimo que hace que no lleguemos", lamentan familiares de usuarios.

La situación ha llegado al límite, pero Valenzuela lamenta que, luchar por la supervivencia de los servicios de atención a la discapacidad viene de largo. "Nosotros siempre hemos tenido que soportar las tensiones que afectan, de manera general, a la sociedad como es el alto precio de los suministros, la subida del IPC u otro tipo de reformas. Las administraciones han ido compensando con pequeñas subidas, pero nunca se ha llegado al coste real y siempre hemos ido sobreviviendo con actividades externas, pero hemos llegado a un punto en el que los gastos no se corresponden con los ingresos que tenemos y hay entidades que van a tener que cerrar servicios, lo que supone tener que dejar de atender a personas con discapacidad", denuncia.

La tesitura a la que están abocados la mayor parte de los centros si no solucionan sus problemas de infrafinanciación trae por la calle la amargura a Carmen Cuevas. Es presidenta de Aspace Sevilla pero, ante todo, y cómo ella misma remarca, es madre de un chico con parálisis cerebral. "Elegir entre bajar la calidad de la atención que reciben nuestros hijos en los centros o tenerlos que tener en casa por el cierre de algunos servicios no puede ser una opción. Y a eso es a lo que va a llevar esta situación, a que tengamos en casa a nuestros hijos aburridos", destaca.

Su hijo Fernando tiene 27 años y un 86% de discapacidad intelectual reconocido, por lo que, como la mayoría de usuarios de Aspace Sevilla, es gran dependiente en grado 3. Llegó al centro con 21, cuando agotó el tiempo que pueden estar las personas con discapacidad en los centros educativos. Ir cada día a Aspace "es su vida", dice su madre. "Se levanta por la mañana deseando ir al centro. Llega el fin de semana y ya está pensando en volver el lunes. Él sólo quiere estar con sus compañeros, compartir momentos, reírse. Lo normal en los chicos de su edad", recalca.

Que los centros tuvieran que recortar servicios supondría, además, para las familias "verdaderas complicaciones" a la hora de conciliar. "Ahora sabemos que nuestros hijos están allí bien atendidos toda la mañana o el día entero en el caso de la residencia. Aunque es complicado, por todo lo que conlleva tener un hijo con discapacidad, hay familias que pueden tener un trabajo, pero si esto se acaba, todo eso se derrumbaría", afirma. "Nuestros hijos no pueden estar en la calle porque allí tiene ya una rutina y una dinámica que no les pueden quitar", añade.

También desde el sector profesional sufren ese desasosiego. María José Cuevas es cuidadora en la residencia de Aspace Sevilla desde hace tres años. Se deshace en elogios hacia su trabajo. "Tengo la suerte de trabajar en un sitio que me gusta", afirma. Reconoce que en este centro se trabaja "por y para los chicos", por lo que asegura, no se cambiaría por aquellos que se tengan que ver en la tesitura de tener que "recortar calidad en los servicios que reciben sus hijos".

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