Pedro López, portavoz de Élite Taxi Sevilla, insiste en las comillas para decir que “la batalla ha empezado en Barcelona, pero la guerra es a nivel nacional”. El símbolo de España debería ser un taxímetro, porque los taxistas de Barcelona han resultado ser los más firmes defensores de la unidad de España. La mecha que prendieron se extiende por toda España. “Lo que haga Barcelona se hace aquí”, decía un taxista en la asamblea que ayer, de forma espontánea, como recalcaron, se organizó junto a la estación de Santa Justa antes de que un centenar largo de taxistas salieran con sus vehículos a recorrer la ciudad “en fila de a uno” hasta la Glorieta Olímpica.

La película que se anuncia en Santa Justa sirve para titular el conflicto. Conseguir un taxi ayer en Sevilla era Misión Imposible. Entre la una y cuarto y las tres menos cuarto, en hora y media llegaban a la estación catorce trenes, incluidos uno de Barcelona y un AVE de Madrid. Ni un taxi en la parada. Tampoco en los hoteles Macarena oLos Lebreros. “Yo creo que tienen que comer unos y otros”, dice Rafael Núñez, de La Puebla de Cazalla, encargado de La Taberna La Dehesa, junto al hotel Los Lebreros, donde trabaja desde que abrió en 1978.

Una joven no sabe qué taxi le toca. Son muchos los taxistas que están fuera a la espera de que empiece la asamblea. Le informan a la chica que están en huelga. La salva la campana del autobús del Aeropuerto y respira. Tenía que ir al aeropuerto a coger un avión con destino Bruselas.

En la asamblea se habla de lo que harán los de “arriba”. “Arriba en el argot del taxi es los del aeropuerto”, dice Gregorio López Blanco, taxista, padre de taxista, de Torreblanca, primer servicio el 14 de marzo de 1982 entre Marineros Voluntarios y Reina Mercedes a un estudiante que tenía un examen. Élite Taxi tiene asociaciones en Sevilla y Costa del Sol. Le falta una más para formar una federación andaluza. Son minoritarios respecto a Unión Sevillana del Taxi y Solidaridad del Taxi, que han convocado asamblea hoy a las nueve y media de la mañana en Santa Justa para refrendar la huelga. “Van con dos días de retraso. Nosotros somos cien muñequitos pero hemos parado Sevilla”.

No hay acuerdo definitivo sobre los plazos de la huelga. Hay quien pide esperar a la reunión de hoy con Fomento, “no hemos recibido invitación ni información”; no se llega a votar, pero hay un acuerdo para el menos mantenerla hasta el 1 de agosto “por lealtad”, “entonces la mitad de la flota se va de vacaciones”. Alguien informa de que en Barcelona van a esperar al viernes, que hay Consejo de Ministros.

“Vamos a ser inteligentes”, dice uno de los taxistas. “Visceralmente no hacemos nada”. A su lado, sigue el goteo incesante de pasajeros arrastrando sus maletas. Pocos domingos se habrán visto tantos pasajeros cargados de equipajes en los autobuses de Tussam que tienen parada junto a la estación de Santa Justa. Por Luis de Morales pasaba un taxi cada media hora. Pedro López, de Élite Taxi, dice que al ser una asociación minoritaria “no nos competen los servicios mínimos, pero nos consta que se están cumpliendo”.“¿Estamos en huelga o no?”, preguntaba otro compañero. Se impone la cordura al rifirrafe. “Si no nos aclaramos, somos la cuarta ciudad de España y vamos a ser el hazmerreír de España”. Invitan al Ayuntamiento de Sevilla a que siga los criterios del Área Metropolitana de Barcelona en la proporción de taxis y ofertas alternativas. Penúltimo día de julio. Se acerca la operación retorno y la ciudad se llena de peatones con maletas de ruedas.