Atropello mortal Polígono Store

El fiscal mantiene que el atropello del Polígono Store fue "a sangre fría"

  • La defensa plantea al jurado que no hubo intención y que los hechos son constitutivos de un homicidio imprudente.

El fiscal de Seguridad Vial de Sevilla, Luis Carlos Rodríguez León, ha asegurado en el juicio contra Juan Francisco Gámez Durán, el joven que está acusado del atropello mortal de Manuel Alías García durante una reyerta producida tras una comida de Navidad de 2010, que el conductor actuó "a sangre fría", con intención de matar a la víctima, mientras que la defensa ha alegado que se trató de un accidente y ha pedido una condena por homicidio por imprudencia. La diferencia entre la tesis del fiscal y la de la defensa está en la posible condena: de 18 a 25 años de prisión en el caso de que se considere que es un asesinato, y de uno a cuatro años en el supuesto del homicidio imprudente.

En su informe ante el jurado, el fiscal ha elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, en las que ha pedido a los miembros del tribunal ciudadano que tomen como punto de referencia el vídeo de la cámara de seguridad del establecimiento donde se celebraba la cena la noche del 12 de diciembre de 2010 y en el que, según ha puesto de manifiesto el fiscal, se ve que "no hay nadie rodeando" el coche de la víctima –el acusado había alegado que el atropello se produjo mientras huía para evitar una agresión- y se aprecian cómo el conductor realiza hasta tres acometidas previas, tres hacia delante y tres hacia atrás, antes de continuar su marcha. En la cuarta salida, el vehículo se coloca detrás de un camión y, desde esa posición, según el fiscal, el conductor vio por su espejo retrovisor cómo pasaba Manuel Alías García y tan sólo unos segundos después, emprendió la marcha en una trayectoria recta que desvió bruscamente, dando un volantazo, al llegar a la altura del peatón, por lo que considera que fue un asesinato con alevosía, porque esperó "a sangre fría" para arrollarlo.

 

El fiscal también concluyó que, en el momento del atropello, el conductor no se hallaba bajo los efectos del alcohol, y lo justificó diciendo que tres horas después del suceso, sobre las 06:45 horas, arrojó una tasa positiva de alcoholemia de 0,36 y 0,38, en una segunda toma. El hecho de que entre esas dos tomas aumentara la tasa implica, según el fiscal, que el consumo era reciente, dado que el máximo de alcohol se refleja entre media hora o una hora después de la última ingesta, por lo que entiende que ese consumo se realizó para alegar que estaba bebido.

 

El abogado Vicente Jiménez Filpo, que ejerce la acusación particular en representación de los padres del fallecido, ha insistido en que Juan Francisco Gámez Durán, tenía una "clara voluntad de causar un daño, posiblemente no quería matar a nadie, pero la intención que tenía era la de causar daño a alguien después de que le robaran la carcarsa del espejo retrovisor" de su vehículo. El letrado ha asegurado que el acusado "sabía perfectamente lo que hacía" y ni siquiera frenó, porque "fue a por él" y ese atropello no pudo realizarlo estando borracho.

 

Vicente Jiménez ha añadido que este caso no es como el atropello que se imputó al bailaor Farruquito, que sí era un homicidio imprudente, y ha señalado que "todos los accidentes no son iguales".

 

El abogado Mariano de Alba Rufián, que ejerce la acusación en representación de la compañera sentimental de Manuel Alías, ha modificado sus conclusiones provisionales para solicitar una condena de 21 años por delitos de asesinato y conducción temeraria, al retirar la agravante de ensañamiento, por la que había pedido inicialmente 22 años de condena.

 

La abogada Esperanza Lozano, que defiende al acusado, reiteró que la muerte de Manuel Alías se debió a un accidente y el atropello se produjo accidentalmente cuando el acusado trataba de huir de una agresión por parte de otras personas.

 

La Fiscalía de Sevilla señala en su escrito de acusación que los hechos se remontan a la madrugada del 12 de diciembre de 2010, cuando se produjo un incidente entre dos grupos de jóvenes que participaban en sendas comidas de Navidad en un restaurante del Polígono Store. 

 

Juan Francisco Gamez Durán, pertenecía a uno de estos grupos y, según la Fiscalía, la reyerta se produjo porque habían intentado quitarle el espejo retrovisor de su coche. El representante del Ministerio Público sostiene que el procesado comenzó a vociferar, enfurecido, diciendo "me cago en los muertos, como coja a alguien lo mato", y antes del atropello llegó a partir una botella con intención de bajar a la calle para agredir a alguien, pero se lo impidió un compañero. Aun así, el acusado bajó a la calle y comenzó a patear varios vehículos. 

 

Después se subió a su coche, acompañado de J. M. C., al que muy excitado gritó "los voy a atropellar" o "me los voy a llevar por delante", para acto seguido hacer varios "amagos de atropellar" al grupo contrario hasta en tres ocasiones, "dando acelerones marcha a delante y atrás, echando el vehículo encima de los presentes con peligro cierto de atropello". 

 

En la última acometida, el acusado aparcó tras un camión y esperó "con sangre fría" a que Manuel Alías rebasara su posición para acelerar bruscamente y atropellarle, dándose a continuación a la fuga a 140 kilómetros por hora. Según el fiscal, el acusado contó posteriormente lo ocurrido a su novia, a la que llegó a decir: "Que se joda, que yo no le robo a nadie", según recoge la Fiscalía en su escrito de conclusiones.

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