De servilletas maneras, el arte sencillo y viral de Manuel Barragán

Arte

Un joven sevillano que ha hecho conocido en las redes sociales por sus dibujos en servilletas

Seis cuadros famosos del Museo de Bellas Artes de Sevilla

Manuel Barragán termina la Virgen de la Servilleta, de Murillo
Manuel Barragán termina la Virgen de la Servilleta, de Murillo / Juan Carlos Vázquez
Ignacio Muruve

18 de agosto 2025 - 06:50

Sólo le hace falta un bolígrafo y un servilletero para desatar la creatividad que lleva dentro. Manuel Barragán tiene 23 años, es vecino del barrio de Triana -concretamente de la calle Alfarería- y se ha viralizado su arte por la cotidianeidad del mismo, por la forma tan espontánea de la que nace y por el sentimiento tan sencillo y bello que expresa. Desde Silvio Sacramento hasta El Pali y su mítica pose con la copa en la silla. Sus dibujos sobre servilletas se difunden como la pólvora por unas redes sociales entregadas al joven. A pie de calle, idéntico resultado: los sevillanos le reconocen lo especial de su arte. Lo último que ha visto la luz es un dibujo del Papa, León XIV, en ese Jubileo con los jóvenes al que ha asistido el propio Manuel en Roma. "Ha sido una experiencia dura por las horas de viaje pero muy reconfortante", dice, apuntando que el traslado se hizo en autobús.

En Casa Diego, bar de la ya citada calle Alfarería, el artista cuenta que todo empezó volviendo de la procesión del Corpus Christi en Sevilla. Hizo una parada en el patio de los Naranjos del Salvador y quedó con unos amigos para ir a las jornadas sacramentales de Pasión, cita ineludible del los días del Santísimo. El titular de la hermandad del Jueves Santo fue lo primero que dibujó. "Estando allí eché la tómbola, me tocó un bolígrafo y como estaba allí uno de mis mejores amigos, pues le dije, mira, en una servilleta te voy a pintar aquí al Señor de Pasión", comenta. Reconoce que no fotografió este dibujo, pero que realizó otro de la custodia que sí subió a sus redes. El impacto fue enorme, pero no le dio importancia y lo dejó como algo momentáneo y anecdótico. "Para mí era como algo puntual, algo espontáneo. No le di relevancia". A los pocos días, su amigo publicó el Señor de Pasión y volvió a sacudir las redes teniendo un segundo gran impacto.

Fue a la semana siguente, de nuevo en reunión informal con una cerveza de por medio, cuando otro amigo suyo insistió. "Me dijo que pintara una servilleta, que la subiera y veríamos qué pasara". Pintó la Giralda y tuvo cuatro mil quinientos me gustas. La gente comenzó a pedirle más dibujos y ahí caló la idea de seguir haciéndolo.

Manuel Barragán, ante la mirada de personas que pasan por la calle Alfarería, termina un dibujo
Manuel Barragán, ante la mirada de personas que pasan por la calle Alfarería, termina un dibujo / Juan Carlos Vázquez

Algo que parece un hobby para muchos, para él es su trabajo. También considera que no es algo nuevo, ya que lo hacía antes aunque sin darlo a conocer a todo el mundo. "Yo estaba en un vagón y cogía un bolígrafo y pintaba en una servilleta o en un mantel", dice. La espontaneidad cobra especial importancia, pues cree que todo el mundo ha dibujado de esta forma alguna vez en su vida. "Yo no conozco a nadie que le guste dibujar que no haya hecho un dibujo rápido en cualquier sitio. En los cuadernos de clase, en las esquinas...”.

Mientras explica el proceso termina de rematar un dibujo de la Virgen de la Servilleta, pintura de Bartolomé Esteban Murillo que se puede disfrutar en el Museo de Bellas Artes. No concibe esta forma de dibujar sin el sitio que le vio crecer, sin Sevilla y las formas que se tienen de disfrutar de la ciudad. "Forma parte de la idiosincrasia. ¿Ahora en verano dónde vamos? Pues quedamos con un amigo a partir de las 9 de la noche, nos tomamos una cerveza y echamos un ratillo. Y cada uno para su casa", declara Manuel. Ahí reside la sencillez de estas pequeñas obras, pues "eso lo que se queda del momento. Es como inmortalizar ese rato de convivencia con tu gente". En cuanto a lo que le lleva a hacer cada dibujo, "cinco o diez minutos, no tardo más. El tiempo que dura que no se me caliente la cerveza", comenta riendo.

Reconoce que es algo que, primordialmente, crea una difusión de su trabajo de un gran calado. Tanto en Twitter como en Instagram ya goza de un tremendo respaldo. "Esto me ha cogido de sorpresa y para mí está siendo un momento muy bonito en mi carrera porque estoy haciendo cosas que nunca esperaba hacer y que forman parte de mi personalidad". Su gente es otro de los argumentos a la hora de soltar la mano y pintar, ya que "cada servilleta tiene la persona con la que estuve, el sitio donde estuve, lo que hice ese día y muchas veces casi la gran mayoría de servilletas las tiene la persona con la que estuve porque se las doy de regalo. Guarda ese rato conmigo".

Su gremio, el de los artistas, ha destacado también esta novedosa irrupción artística. "Tengo muchos amigos del gremio que me han apoyado muchísimo. Están todos asombrados con la repercusión". Habla de las felicitaciones de su maestro, Javier Jiménez Sánchez Dalp, y del aliento que le da para siga por este camino.

Ha abierto una cuenta en Instagram con un nombre ciertamente ingenioso: @de_servilletas_maneras. Ahí ya ha publicado todos los dibujos sobre servilletas que ha realizado. El Arco de la Macarena y la Capilla del Carmen y una vista de Triana desde los bajos del Guadalquivir, Matilde Coral o la cucaña por los días de la Velá son algunos de los divulgados. Ahora está a la espera poder exponer sus servilletas en un bar, con tal de "no perder el entorno donde se han trabajado".

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