Calle Rioja

El mejor síndrome de Estocolmo

  • Miradas. Dos sevillanos que se conocieron en Suecia colaboran en un libro en el que Pablo Sánchez pone los poemas y Fernando Camacho fotografías hechas en cuatro continentes

De izquierda a derecha, José Hidalgo, Araceli López Serena, Pablo Sánchez Abascal y Fernando Camacho.

De izquierda a derecha, José Hidalgo, Araceli López Serena, Pablo Sánchez Abascal y Fernando Camacho. / José Ángel García

NACIERON en Sevilla y se conocieron en Suecia. Si en su caso hubiera un síndrome de Estocolmo, sería el de haber quedado atrapados en una doble fascinación: la fotografía y la poesía. En términos electorales, por la semana en la que nos encontramos, Fernando Camacho (Sevilla, 20 de abril de 1979) y Pablo Sánchez Abascal (Sevilla, 15 de agosto de 1979) nacieron el año que la UCD de Adolfo Suárez ganó las elecciones generales. Lo recordó José Hidalgo, profesor de Psicología, durante la presentación en la librería Verbo de la calle Sierpes del libro Luces y versos. Retratos del mundo (Editorial Universidad de Sevilla).

Ese año, recordó el presentador, la ONU proclamó el Año Internacional del Niño, Margaret Thatcher llegó al poder en Gran Bretaña, Irán se proclamó República Islámica, cayó la primera nevada en el desierto del Sáhara, Salvador Dalí ingresó en la Academia de Bellas Artes de París y Oviedo se hermanó con la ciudad chilena de Valparaíso. Por serle muy querido ese escenario y ese episodio, Fernando Camacho recordó que en 1979, el año que vienen al mundo los dos autores, se produjo también la revolución sandinista en Nicaragua.

La portada del libro es la Mezquita Azul de Estanbul, que simboliza el cruce de culturas de un trabajo donde hay imágenes de cuatro de los cinco continentes. Oceanía es la asignatura pendiente de estos dos cómplices. 25 fotografías y 25 poemas. El proyecto nace en Estocolmo, donde Fernando llegó en 2005 y vivió durante nueve años, y donde sigue residiendo Pablo, que es profesor de español como lengua extranjera, con un método que recibió un premio de la Universidad Antonio de Nebrija.

Nace el proyecto y se separan los autores. Pablo sigue en Suecia y Fernando se traslada a Chile, aunque en la actualidad es profesor de Historia Contemporánea en la Autónoma de Madrid. Historiador de profesión y fotógrafo de vocación, la unión de ambas disciplinas le ayudó a su socio, el profesor, para contextualizar las fotos antes de escribir los poemas. Primero fue la foto y después el poema en todos los casos, salvo en el último, un artesano de Omán que Fernando retrató inspirado en un poema que Pablo había compuesto a partir de una foto que él mismo hizo de un mendigo en Buenos Aires.

1979. Sevilla. Estocolmo. La Universidad Hispalense donde ambos estudiaron y que decidió editar su trabajo. Muchos nexos entre los autores. En la presentación estuvo Araceli López Serena, subdirectora de la editorial universitaria. Cada foto lleva siempre el título del poema, solución salomónica al discutible aserto de que una imagen vale más que mil palabras. Se comunicaban por carta, correo electrónico o encuentros en Sevilla, Caños de Meca, Costa Rica o Nicaragua. Sus destinos se han cruzado varias veces. La madre de Fernando, María Luisa, fue profesora de Pablo, cuya actual compañera fue alumna del historiador y fotógrafo.

En la librería Verbo se dio cita un nutrido grupo de fotógrafos: Manolo Espaliu, Rafael Debén o Carlos Camacho, padre del fotógrafo e historiador, profesor de Estadística en la Universidad de Psicología. También estuvo su hermana Alicia, coruñesa adoptiva. Fernando Camacho ha vivido en medio mundo, ha hecho autoestop en países del Oriente Medio y ha comprobado lo difícil que es hacer una foto en Laos, “se creen que les estás robando el alma y se esconden”. Pablo, experto en Lingüística Poética, describe con sus poemas la primavera de Praga o el mercado de Fez. El cóctel es muy sugerente. A José Hidalgo, el presentador, le recuerda algo que siempre le contaba su amigo Salvador Távora: “el arte es difícil e inexplicable”.

El poeta y profesor sigue en Suecia; el historiador y fotógrafo está en Madrid, aunque se mueve mucho por el Oriente Medio. Se vieron en la calle Sierpes de su ciudad natal. Los dos han vuelto a la ciudad en la que nacieron y a la Universidad en la que estudiaron. El libro lo presentaron también en Madrid y Estocolmo.

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