"Ese monstruo no debería haber estado en la calle para matarla"

Ésta es la carta que Sandra Cerna ha enviado a este periódico con motivo del quinto aniversario del asesinato de su hija Laura. La madre reclama una reforma del Código Penal que endurezca el castigo para los delitos graves como el asesinato.

"Ese monstruo no debería haber estado en la calle para matarla"
"Ese monstruo no debería haber estado en la calle para matarla"
J.M.

09 de agosto 2015 - 07:03

Este 30 de agosto se cumplen cinco años del trágico asesinato de nuestra Laura. No hay remedio que pueda curar el dolor profundo ni el daño psicológico que envuelve nuestras vidas desde ese fatídico día. Contrario al criterio común, el tiempo no ha podido aliviar mi inmensa tristeza y, día a día, me deprime leer en su prensa noticias de otras familias doloridas por tragedias similares. Madres y padres, familias que, como nosotros, sienten la necesidad de levantar sus voces, de demandar Justicia en un sistema que aparentemente nos ha defraudado.

He oído muchas de sus voces. Sus sentimientos reflejan los míos. Como ciudadanos de una democracia no podemos sentirnos ni seguros ni libres si no estamos amparados por un régimen de leyes justas.

Naturalmente, nunca se quisiera volver a los tiempos de antes, pero al pasar a la democracia, hay que reconocer que con los privilegios existen también las obligaciones. Por ejemplo, el pago de impuestos, mantener el orden y, más que nada, cumplir con las leyes. Si las obligaciones no son cumplidas, hay que pagar las consecuencias con penas que reflejen el nivel del comportamiento.

Desgraciadamente, las leyes personificadas en el Código Penal de España no reflejan en sus condenas la gravedad de hechos cometidos contra la ciudadanía. Existe ahora el clamor de que las víctimas (y sus familias) no tienen los privilegios que han sido otorgados a los delincuentes bajo el vigente Código.

Como ejemplo, el malvado asesino de Laura, Antonio Gordillo Salas, que violentamente golpeó, repetidamente apuñaló y finalmente descuartizó su cuerpo para deshacerse de la evidencia de su horrendo acto, fue condenado a una mera pena de 19 años de prisión. Además, bajo el sistema Penitenciario de España, ese hombre (que ya tenía antecedentes penales por violencia) podría estar en la calle muchos años antes de cumplir su leve sentencia. Sin embargo, su víctima, Laura Cerna, recibió, a sus manos, la pena de muerte.

Siento la necesidad, en nombre de mi hija, y de todas las otras víctimas, de seguir luchando, como siempre, para conseguir una reforma del Código Penal de España. Se necesitan, hoy más que nunca, condenas fuertes y firmes.

Se necesita el cumplimiento íntegro de aquellas penas impuestas en los casos más graves para que malvados como el asesino de Laura no sean candidatos a beneficios penitenciarios si se comportan bien en la cárcel; como si lo que hicieron en la calle no cuenta.

Se necesita la ampliación del ámbito de aplicación de la libertad vigilada y la implantación de la figura de la custodia de seguridad.

En el caso de nuestra hija, si se hubiese aplicado adecuadamente el concepto de libertad vigilada o libertad provisional ese monstruo habría estado en la cárcel y no en la calle para matarla. Para la desgracia de Laura, por falta de vigilancia, y por el funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, han apagado la luz de mi vida.

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