La glorieta de Bécquer se reabre en el aniversario de su muerte
Antonio Muñoz recitó una rima y el alcalde Espadas dijo que el dinero "no es gasto, es inversión".
Mañana es Nochebuena y hay misa del Gallo en Santa Inés. Ya la había en una de las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), que en un nuevo aniversario de su muerte revive con los arreglos de su glorieta. La mayor certidumbre del vivir becqueriano lo da el árbol que le da sombra: un taxodio, ciprés de los pantanos en román paladino, que precisamente porque es un ser vivo se comía la escultura de Lorenzo Coullaut-Valera. "Más que un monumento, empezaba a parecer una ruina", dice Adolfo Fernández Palomares.
La mañana estuvo llena de anécdotas. El delegado de Cultura, Antonio Muñoz, leyó la rima quince. El alcalde, Juan Espadas, dijo que "todo lo que aquí se gaste -6.556,30 euros- no es gasto, es inversión". Hubo un premio Adonais, José Antonio Moreno Jurado, porque la violinista, Beatriz Luis Moreno, es su sobrina. Llegó hasta un cascarrabias. "En Málaga inauguran cuatro museos y aquí un arbolito".
El conjunto se inauguró el 9 de diciembre de 1911 y, para sufragarlo, los hermanos Álvarez Quintero llevaron al teatro una de las rimas de Bécquer en una comedia que estrenaron en el teatro Lara de Madrid y el Cervantes de Sevilla. Pilar Alcalá, presidenta de la Asociación Con Bécquer, destacó los desvelos, treinta años de gestiones, de José Gestoso para que los restos de Bécquer regresaran a Sevilla desde Madrid, donde se fue con 18 años dejando ciudad y novia.
Tres mujeres poetas, como las musas, recitaron versos del sevillano que iba para marino y quedó varado en la madrileña calle Claudio Coello. El jardinero Luis Manuel Guerra, capataz de Parques y Jardines, apareció con un ave del paraíso, una flor exótica. Pidieron voluntarios para recitar. El primero fue Eugenio Fernández, que prepara un espectáculo teatral sobre Bécquer.
A la tercera fue la vencida. Antonio Susillo, lo cuenta su biógrafo Jesús Méndez Lastrucci, puso la primera piedra de un monumento a Bécquer en la Barqueta. Después lo intentó Viriato Rull. Tiene dos nidos de golondrinas.
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