Sevilla

Ocho en un coche, un largo paseo al perro y otras multas curiosas del coronavirus en Sevilla

Dos policías nacionales, durante un servicio en Sevilla.

Dos policías nacionales, durante un servicio en Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Domingo 22 de marzo. Se cumple la primera semana de cuarentena. Sevilla parece una ciudad fantasma. Por la mañana ha llovido y ha dejado un bonito día, con uno de esos cielos emborregados que dejarían unas estampas preciosas si no fuera porque son fotos muertas, sin vida. Apenas un grupo de repartidores de Glovo cruzan las calles del centro en busca de alimentos que recoger en un restaurante y llevar a una casa. Alguien aprovecha el sol que va cayendo para leer en un balcón. 

Por las avenidas de la ciudad sólo pasan autobuses y coches de Policía. Uno de esos patrulleros de la Policía Local circula por la avenida de la Cruz del Campo y se ha percatado de la presencia de un viejo y desvencijado Citroën Xsara que va lleno de gente. El coche lleva una rueda pinchada, no tiene faros y la carrocería presenta varios golpes, algunos ya antiguos y con manchas de óxido.

Los agentes dan el alto al coche y apenas se lo pueden creer cuando empiezan a contar a sus ocupantes. Ocho personas viajan en él. Son tres adultos y cinco menores. Conduce una mujer de 25 años y hay otras dos de 28 y 30. El resto son niños de entre 2 y 9 años y un bebé de 15 días. Además, llevan varios bultos y bolsas de gran tamaño que ocupan el poco espacio que queda libre.

El coche en el que viajaban ocho personas. El coche en el que viajaban ocho personas.

El coche en el que viajaban ocho personas. / emergencias sevilla

Los policías recuerdan a las tres mujeres adultas que está en vigor el decreto del estado de alarma, que prohíbe la circulación de más de una persona por vehículo salvo que una de ellas sea discapacitado, anciano dependiente o menor. Y, aunque no hubiera cuarentena alguna, en un coche caben como máximo cinco personas. Quedaba una sorpresa más al comprobar la documentación del vehículo: tenía la ITV caducada.

Ha sido sin duda una de las multas más curiosas que han puesto las Fuerzas de Seguridad en la primera semana de la cuarentena impuesta por el Gobierno central para frenar la expansión del coronavirus. Pero ha habido otras, algunas incluso han derivado en detenciones, como ocurrió en Los Pajaritos, donde se generó un altercado porque dos menores se negaron a marcharse a sus casas. La reyerta acabó con cinco detenidos y siete heridos.

Entre los denunciados de la última semana hay dos jóvenes que vinieron de Brenes en tren a ver a sus novias. La Policía los paró en la estación de Santa Justa y les preguntó a dónde se dirigían, teniendo en cuenta que no podían ir los dos juntos por la calle. Ambos respondieron con sinceridad: "venimos a ver a nuestras novias, que viven en Sevilla". El policía no tuvo más remedio que denunciarles, aunque no fuera esa su intención primera. 

Policías locales de Sevilla trabajan durante la cuarentena. Policías locales de Sevilla trabajan durante la cuarentena.

Policías locales de Sevilla trabajan durante la cuarentena. / Juan Carlos Vázquez

"Caballero, al menos miéntame, cuénteme que viene a ver a su abuelo que vive solo en el centro de Sevilla, pero no me diga que viene a ver a su novia como si tal cosa", vino a decirle el agente a uno de ellos. La visita a la pareja les resultó algo caras a los chicos: una propuesta de sanción de 600 euros para cada uno.

La excusa de pasear al perro también ha deparado algunas situaciones peculiares. Hace unos días, la Policía paró en la avenida de Eduardo Dato a un hombre que iba paseando su mascota. Los agentes vieron que el paseo era algo más largo de lo habitual para que el animal hiciera sus necesidades, y decidieron identificar al hombre e indicarle que se dirigiera a su casa lo más pronto posible. La sorpresa fue que el señor vivía en San Jerónimo, a más de siete kilómetros de distancia del lugar en el que se encontraba. 

La Policía Nacional también multó a varios jóvenes que estaban haciendo una botellona en la calle La Algaba, en Su Eminencia. Lo curioso del caso es que los chicos iban protegidos con mascarillas y guantes, pero no renunciaban a beber en la calle y pasar un rato entre amigos. Algo parecido ocurrió en la barriada de Begoña, en el distrito Macarena, donde varias personas habían salido a fumar y charlar a la calle. Otros tres menores fueron multados por ir a comprar bebidas alcohólicas a un bazar chino de la calle Aceituno, que también fue denunciado.

Dispositivos conjuntos de Policía Nacional y Local. Dispositivos conjuntos de Policía Nacional y Local.

Dispositivos conjuntos de Policía Nacional y Local. / Emergencias Sevilla

Todavía quedan algunos, aunque ya son muy pocos, que salen a correr y desafían la cuarentena. El primer domingo, el 15 de marzo, la Policía envió a sus domicilios a numerosos deportistas que corrían por el paseo Juan Carlos I, junto al río Guadalquivir. En los primeros días no se denunció a ninguno, pero ya a mediados de semana sí que empezaron las sanciones. 

Uno de los colectivos que peor lo están pasando con la crisis del coronavirus es el de los vendedores ambulantes. La actividad sigue prohibida, aunque lo que se venda sean alimentos. Así, durante el fin de semana fue denunciado un hombre por vender naranjas en la calle. Este lunes, la Policía ha pedido a los dueños de las fruterías que introduzcan sus productos dentro de la tienda y que el género no esté en la calle.

La Policía Local también ha comenzado a hacer inspecciones en el transporte público. En las últimas horas ha sido denunciado un hombre que iba en un autobús de Tussam pero no lo hacía en algunas de las excepciones contempladas en el decreto de estado de alarma, como es la de ir a asistir a alguna persona dependiente, a hacer la compra, a la farmacia o al trabajo.

El número de denuncias va subiendo día tras día y este domingo se alcanzó el récord, con 149 multas sólo por parte de la Policía Local de Sevilla. Algunos agentes de las Fuerzas de Seguridad han explicado a este periódico que el coronavirus ha vuelto a poner de manifiesto la existencia de dos Sevillas, una formada por el centro y las zonas más próximas, en los que el grado de cumplimiento es muy alto, y otra en los barrios más periféricos, donde todavía sale bastante gente a la calle sin motivo justificado.

Un policía local de Olivares, de servicio durante la cuarentena. Un policía local de Olivares, de servicio durante la cuarentena.

Un policía local de Olivares, de servicio durante la cuarentena. / Nacho Pérez

También en los pueblos se está reforzando la vigilancia y se está denunciando y, en algunos casos, incluso deteniendo a los infractores. Es lo que ocurrió hace unos días en Olivares con un vecino del pueblo que fue a hacer la compra con su mujer. Terminó discutiendo con los policías locales a gritos, hasta que finalmente fue detenido por desobediencia.

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