Una nueva fuente de conocimiento
El nuevo proyecto lleva a la práctica la ansiada cooperación entre universidad y empresa
Occidente genera la idea, Oriente la fabrica. Sobre esta premisa comenzó la presentación del nuevo centro de investigación de Abengoa y la Fundación Loyola. La generación de conocimiento es el principal mercado que le queda a Europa y América para hacer frente a la competencia de los países orientales. Éste es el nuevo modelo de economía que empieza a vislumbrarse como final de la crisis y a él quiere responder el espacio científico que ayer se creó.
"China y la India son las fábricas del mundo, nadie puede competir en producción con ellos, nuestro futuro está en la creación de ideas, convertirnos en fuente de investigación para generar nuevas tecnologías". Así definía el nuevo contexto socioeconómico el director de ETEA y vicepresidente de la Fundación ULA, Gabriel Pérez Alcalá, durante la presentación, en la que insistió en la necesidad de que Sevilla cuente con centros como los que ayer se pusieron en marcha. En él se unen la larga trayectoria y el reconocimiento mundial de Abengoa en nuevas tecnologías y la dedicación de los jesuitas a la docencia y la investigación, con lo que se pone en práctica la ansiada cooperación -muy demandada desde diversas instancias- entre el ámbito universitario y el empresarial.
Dicho proyecto viene gestándose desde hace varios meses. De hecho, según señala el secretario general técnico de Abengoa, José Domínguez Abascal, la empresa sevillana llevaba años intentando poner en marcha un centro de investigación propio, pero la propuesta de la Fundación Loyola le pareció más "productiva" al incorporar una cooperación académica muy importante en el ámbito científico. Esta colaboración será más estrecha cuando abra sus puertas la Universidad Loyola Andalucía, para la que se baraja como fecha el curso 2013/14. Los representantes de la Compañía de Jesús aseguran que la Junta se ha mostrado "muy receptiva e ilusionada" con este proyecto y que los trámites, aunque lentos, siguen su desarrollo normal.
La relación entre Abengoa y los jesuitas se remonta casi a los orígenes de la empresa, ya que su fundador, Javier Benjumea, estudió en la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid, gracias a una beca de la compañía.
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