Un pañuelo para Lady Di
José Enrique Ayarra emocionó a Diana de Gales con la música que había sonado en su boda.
La princesa británica acudió al día de Reino Unido en la Expo el 21 de mayo de 1992.
José Enrique Ayarra (Jaca, 1937) tenía muy buena amistad con Christopher Dearly, organista titular de la catedral de San Pablo de Londres. Dearly había invitado a Ayarra a tocar en la catedral londinense y el organista aragonés le devolvió la invitación para que hiciera lo propio en la iglesia metropolitana de Sevilla. Esta amistad entre los organistas de las dos catedrales más grandes del mundo produjo un momento mágico cuando Diana Spencer vino con su esposo, Carlos de Inglaterra, para celebrar en la Expo el día de Reino Unido el 21 de mayo de 1992. Un día antes, el Barcelona había ganado en Wembley la Copa de Europa.
Ayarra todavía se emociona al recordar aquel momento en el vigésimo aniversario de la muerte de lady Di. "Los Príncipes de Gales entraron en la Catedral para asistir a un concierto que iba a dar la Royal Liverpool Philarmonic Orchestra. Para ir al trascoro, tuvieron que pasar por el coro donde yo estaba al órgano". El servicio de Protocolo le pidió que se abstuviera de tocar Dios salve a la Reina "porque todos se tendrían que quedar parados y los Príncipes iban buscando su sitio". Al término del concierto, al dejar el trascoro, pasaron junto al órgano. Ayarra se puso a tocar la Tocata en Fa Menor del francés Charles-Marie Widor. Era la misma pieza que Dearly había interpretado en la catedral londinense al final de la boda de Diana y Carlos el 29 de julio de 1981. La novia tenía veinte años.
Diana de Gales conoció la conexión entre Ayarra y Dearly y no disimuló su emoción. "La comitiva siguió, ella se detuvo para hablar conmigo junto a un guardespaldas. Los acompañé a los dos hasta la puerta de la tumba de Colón. Se metió en el coche, bajó el cristal de la ventana y me despidió con un saludo". El organista, que hoy viaja a su Jaca natal, conoce bien a la familia real británica. Admirador de los Beatles, en la catedral de San Pablo tocó el órgano en una misa que presidió Isabel II y en Sevilla volvió a tocar para Carlos de Inglaterra cuando visitó la Catedral el 1 de abril de 2011, acompañado de su esposa Camilia Parker-Bowles, que se sentó entre Cristina Hoyos y Cayetana de Alba.
El de Inglaterra fue uno de los 158 días nacionales y de honor que se celebraron en la Expo 92. Era el cometido de María Teresa Otero (Sevilla, 1953), como responsable de la División de Días Nacionales. Tiene en la retina su presencia junto a Diana de Gales en el Pabellón Real y con Carlos de Inglaterra en el de la Navegación. Sus vivencias y su trabajo de alta diplomacia -hubo dos ministros de Asuntos Exteriores: a la muerte de Francisco Fernández Ordóñez en agosto del 92 lo sustituyó Javier Solana- lo trasladó a una tesis doctoral que obtuvo el sobresaliente cum laude.
La emoción de Diana de Gales ante la música de Ayarra la vivió a su modo María Teresa Otero, que tuvo que prestarle su pañuelo. "No estaba en su mejor día. Su padre había muerto poco antes, estaba candente el conflicto con Carlos, se puso a llorar. Abrió su bolso y no llevaba pañuelo. Le rogué que se quedara con él. Esa misma noche me lo devolvió limpio, planchado y reluciente".
Una experiencia tan inolvidable como el cura que bendijo el pabellón de Rusia o los jeques que se presentaban en el comedor con sus halcones en el día de los Emiratos Árabes Unidos. 25 años de la Expo, 20 sin lady Di.
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