La Plataforma en defensa del ficus de San Jacinto de Sevilla reclama que lo que queda del árbol se mantenga con vida
La agrupación ciudadana recalca al Ayuntamiento que el ejemplar verde que sufrió la tala "aún tiene una pequeña parte superviviente no afectada" y que este "leve hilo de vida podría servir para regenerarlo, para lo que necesitaría medios y tiempo"
La agonía del ficus de San Jacinto
El ficus de San Jacinto recibe un nuevo tratamiento para tratar de recuperar su tejido vivo
La Plataforma en defensa del ficus de San Jacinto ha pedido que lo que queda en pie de este árbol se mantenga con vida porque, pese a sufrir necrosis, "aún tiene una pequeña parte superviviente no afectada. Su leve hilo de vida podría servir para regenerarlo, para lo que necesitaría medios y tiempo".
"Por cuanto es y significa actualmente, lo que queda de nuestro Ficus deberá quedarse donde está. Habrá que respetarlo, pues sus raíces también se nutrieron de los restos de cientos de trianeros allí enterrados a cuenta de la Peste Negra en tiempos de Velázquez. Es un pedazo de nuestra historia. Su desgraciado intento de tala lo convirtió en un icono a nivel local, nacional e internacional, en una versión trianera del Árbol de Guernica", asegura la agrupación.
La plataforma se pregunta si el Ayuntamiento de Sevilla tiene voluntad de regenerarlo. "La ciencia podría ayudarle, pero ¿existe voluntad política para ello? Pese al compromiso del Ayuntamiento para cuidarlo, denunciamos que absolutamente ningún vecino ha visto nunca a los empleados municipales regándolo ni una sola vez. La ampliación de su alcorque y los supuestos paliativos que le aplicaron (siempre que convocábamos alguna concentración) no impidieron que esté como está".
La agrupación ciudadana recuerda los hechos que derivaron en la tala parcial de este ejemplar verde y la movilización ciudadana que organizó protestas.
"Hace dos años en Triana la realidad superó la ficción más abyecta: aprovechando las discretas calendas de agosto, un consenso de fuerzas destructivas liderado por un párroco arboricida, con el apoyo del Ayuntamiento sevillano, autoridades, clero, tirios, troyanos y secuaces de toda laya logró que el pleno municipal firmase la orden de ejecución del histórico Ficus de San Jacinto. “Había que acabar con un peligro contra la vida de las personas”, decían. El abandono de quienes tenían la obligación de cuidarlo por poco provoca la muerte de una vendedora de cupones que estaba debajo. Ciertamente, todo árbol de gran porte que esté descuidado lo es".
"Las peores argucias y mentiras arrancaron las motosierras, pero una inesperada facción de la ciudadanía trianera, que andaba alerta, se subió por sus ramas y se encadenó a la reja del atrio. Una orden judicial detuvo el intento de tala y, pese a ella, continuaron llevándose troncos de su entorno precintado en contra de la Ley".
"Los argumentos eran mentira: nuestro Ficus estaba abandonado y sus ramas eran, obviamente, peligrosas. El párroco también justificaba su acción diciendo que amenazaba los cimientos de “su” iglesia: otra falacia, pues el georradar demostró que la superficialidad de sus raíces no afectaban al edificio".
"Pero, en contra de las intenciones de los autores de la tropelía, nos hemos seguido reuniendo a sus pies una y otra vez. Hace un año celebramos su aparente recuperación, y nació “El Espíritu del Ficus”, es decir, una inesperada sinergia entre más de cincuenta entidades ecologistas y vecinales de Sevilla y su área metropolitana que antes jamás existió. Una mala noticia para un alcalde que, a más de un año de tomar posesión de su cargo, y contradiciendo su propio discurso, aún no ha convocado a título consultivo a ninguna representación vecinal, tal y como contemplan nuestras Normativas".
La plataforma agrega que todas las entidades que componen la Mesa Ciudadana del Árbol, "además de la cuestión del Ficus de San Jacinto, sentimos por igual la misma necesidad de vegetalizar Sevilla. A todas nos preocupa por igual conservar Tablada, los Humedales de Sevilla Este, queremos salvar los seiscientos árboles que quieren talar a cuenta de la nueva línea del Metro, que se reabran y se planten árboles en los treinta mil alcorques tapados de la ciudad, que no se practiquen en verano podas salvajes que matan nuestra avifauna. Todas necesitamos por igual que pasemos de trescientos mil a quinientos mil árboles urbanos, debidamente seleccionados para que sean beneficiosos para la ciudadanía; queremos que el árbol deje de ser un elemento urbano accesorio como lo es un banco o una farola y reconocerlo como un factor fundamental del bienestar colectivo. Nuestros científicos lo han dejado muy claro: una arboleda urbana puede reducir hasta diez grados la temperatura de esa “isla de calor” en que nuestra Sevilla se convierte durante la canícula. Nuestra “Fuenteovejuna Verde” ha hecho causa común".
La agrupación ciudadana concluye con el deseo de que el Ayuntamiento no tale más árboles. "Estamos muy necesitados de ver convertido el pensamiento poético en vegetación urbana favorable para las personas. A propósito de lo anterior, señores munícipes, antes de liarse a hachazos contra nuestros árboles, les invitamos a disfrutar de lo que dice nuestro Premio Nobel Juan Ramón Jiménez en “El jardinero de Sevilla”, que vivía en la calle Ruiseñor, justo detrás de la iglesia de San Jacinto; y ya puestos, como refuerzo educativo, echen un repasito a la encíclica “Laudato si” del Papa Francisco, que alerta sobre el peligro de convertir nuestro planeta en un estercolero".
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