"No podíamos seguir cuatro años más con la política económica de Obama"

los invisibles

Emilio Mantero Atienza. En 1985 llegó a Miami y se especializó en neuropsiquiatría. Fue costalero de Estudiantes y Pasión, y uno de los primeros médicos en atender el sida.

Emilio Mantero
Emilio Mantero / Juan Carlos Vázquez
Francisco Correal

07 de enero 2017 - 07:57

Su casa en Miami Beach se llama Villa Giralda. Emilio Mantero (Sevilla, 1958) es jefe de la Unidad de Psiquiatría en tres hospitales de esa ciudad. Ha venido a su tierra en Navidad

-¿Por qué se va a Miami?

-Hice la carrera en Madrid. En 1985, con los socialistas, la política económica era complicada. En mi casa, gracias a mi padre, siempre hablábamos inglés.

-¿Cómo llega a la neuropsiquiatría?

-A través de un bioquímico, Berton Pressman, inventor entre otras cosas de los ionóforos. En 1985, el año de mi llegada, aparece el sida. Nadie sabía qué era, qué no era, cómo se contagiaba. Me acuerdo de ver a los primeros cincuenta pacientes y parecía un astronauta con máscara y casco.

-¿Desarrolló esa materia?

-Vuelvo a Sevilla, a la Facultad de Medicina, y hago mi tesis doctoral sobre factores nutricionales que ayudan a la inmunidad para luchar contra el sida.

-¿Los errores se repiten?

-En los años sesenta empezó en Estados Unidos la política de sacar a los pacientes psiquiátricos de los manicomios. A largo plazo, no ha sido muy positivo. Ni en Sevilla ni en toda Andalucía hay una unidad psiquiátrica específica. La Medicina y la Psiquiatría van íntimamente unidas. Un gran porcentaje de pacientes que sufren cáncer tienen ansiedad y depresión. Lo mismo ocurre con los que tienen un infarto.

-¿Su modelo de medicina?

-La biopsicosocial, desde el convencimiento de que el hombre es más que un montón de células.

-¿El inquilino de Villa Giralda mantiene contactos?

-Mis tres hijas nacieron en Miami Beach, pero si les preguntas te dicen que son españolas. Yo me considero bien sevillano, un sevillanito cofrade. Formé parte de la primera cuadrilla de costaleros de los Estudiantes y de Pasión, nos decían los niños. Soy rociero y feriero, aunque desde que me casé no he vuelto a la Feria ni al Rocío. Sólo en Semana Santa por las vacaciones de las niñas.

-¿Algún refugio secreto?

-En Miami tuve una galería de arte. No fue un buen negocio, pero me dio mucho placer. La psiquiatría es de todas las especialidades médicas la más relacionada con la literatura y el arte. Me puse a estudiar santería; no puedes decir que un paciente que te dice que se le subió el santo es un loco o un psicótico. Tienes que estudiar los componentes culturales. La Virgen María ascendió en cuerpo y alma, pero si no conoces la cultura católica te llaman loco.

-Arte, cultura. Un puente entre su Mantero y el apellido del poeta catedrático en Georgia.

-No soy familia de Manuel Mantero. En Miami se habla español. Hay tiendas que ponen se habla inglés. Se ha convertido en la capital cultural y económica de Latinoamérica. Antes iban a Nueva York, ahora vienen a Miami. Nos ha beneficiado el populismo de Chávez en Venezuela, de Kirchner en Argentina, la inseguridad de Colombia. Hubo una fuerte emigración de gentes con gran nivel académico.

-¿Cómo se vivió la muerte de Fidel Castro?

-Muy trágicamente, con gozo y dolor al mismo tiempo. Fidel ha condicionado la vida de tres o cuatro millones de cubanos y en la isla sigue mandando una oligarquía comunista.

-¿Se ve con otros españoles?

-Casi todos viven en Cayo Vizcaíno. Soy un chef frustrado y una vez al mes nos reunimos con una chef española, catalana.

-¿Cómo son los españoles que van tres décadas después?

-Vienen a buscarse la vida, a hacer las Américas. No vienen becados ni con grandes contratos.

-¿Qué pasará el 20 de enero?

-No podíamos seguir cuatro u ocho años más con la política económica de Obama. Obama solito ha puesto más deuda que todos los presidentes anteriores.

-¿No hay que ser catastrofista con la llegada de Trump?

-Es un gran empresario, pero no es un gran político. Tampoco lo era Reagan y fue el mejor presidente de los Estados Unidos. Fue un poco grosero en lo de la frontera, pero va a traer frescura.

-¿Cómo ve la política andaluza?

-Demasiado politizada, demasiado partidista, demasiado local. Ésa ha sido siempre mi gran duda a la hora de volver, la existencia de una política sanitaria muy rígida y hermética. En Estados Unidos no te preguntan, aquí tienen en cuenta hasta el colegio por el que has pasado. Y echo de menos mi cultura, admiro su estilo de vida, su concepto de la familia y de la amistad.

-¿Ve verosímil que después de no llegar a la presidencia Hillary Clinton lo haga Susana Díaz?

-No sé si Susana Díaz es la respuesta. Llega a la gente, tiene una gran masa detrás de ella, independientemente del partido, pero treinta años los mismos son muchos años.

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